Lo que buscamos en el horizonte

Quizás, una tarde de Otoño, una persona ciega regresa a su casa guiándose como siempre hizo: olores, sonidos y su memoria -un giro a la derecha, dos cuadras, pasar por el jardín de rosas y diez pasos después es el frente de casa-

Cuando se dispone a sacar la llave de su bolsillo, escucha la voz de un hombre, esta persona se queda sorprendida, ¿Cómo pudo aproximarse sin que ella escuchara sus pasos? ferviente oyente de los noticieros, temió lo peor: un forcejeo, un robo o el peor escenario, que ese hombre quisiera entrar en su casa.

El hombre le susurró al oído "Hoy vas a ver con tus ojos", la persona quizás no prestó atención, sólo quería encerrarse dentro de su casa y dejar atrás esta situación. El hombre alcanzó a decirle "Vas a poder ver todo" mientras la puerta se cerraba.

La persona giró en círculos varias veces estirando sus brazos queriendo comprobar que nadie la acompañaba y pudo respirar con calma luego de un rato, tomó un vaso con agua y sus ojos se cerraron, empezó a tener sensaciones que nunca había experimentado. Sus ojos le mostraban algo, un ruido que suavemente reflejaba una luz. Temerosa, los abrió y quedó impactada cuando comprendió que estaba viendo, por primera vez, su mente no estaba formada solamente por ideas sino también imágenes.

Luego de recorrer la casa, aún temerosa con sus brazos extendidos, tomó una silla y se sentó frente a un ventanal que durante años había estado cerrado. Con mucho esfuerzo levanto la persiana y tuvo que cubrirse el rostro ante los rayos del sol que tomaron por sorpresa sus aún enigmáticos ojos. Estuvo horas frente al ventanal, a veces veía algún pájaro que se posaba en un poste de luz, a veces un perro cruzaba la calle pero sus ojos siempre volvían al horizonte y al sol que lentamente descendía, sentía la vida, la esencia de una manera distinta; un gozo, una dicha.

Caía la noche y todas las lágrimas de alegría que la luz le había dado, ahora la oscuridad las cubría con desesperación y angustia. Quizás esta persona había recorrido un largo camino sin ver y quizás llegó a pensar que lo mejor sería volver a cerrar sus ojos e ignorar la oscuridad, a pesar de perder la luz, el miedo quizás pudo más.

Pero una vez que abrimos los ojos éstos ya no se van a cerrar porque la conciencia es la puerta al amor, y ésta nos lleva a nunca mirar atrás.

Proceso de la ilustración

¡Espero que les haya gustado!