Las pasiones ocultas de Pilar – Capítulo Final

Se abre la puerta y es la mamá de Pilar. Pilar, aunque tenía los ojos cerrados en ese momento, estaba cubriéndose con una manta, de modo que no se podía ver que no usaba calzones y se estaba masturbando. Sin embargo, no tenía camisón y sus senos estaban al aire, lo que hizo que de entrada, y con algo del miedo propio de quien es cachado en esas lides onanistas, gritara un sonoro «¡mamá!», que hizo que su progenitora se alarmase, pidiera disculpas y saliera pronto de la recámara. Tomó el móvil y le escribió a su primo, contándole un poco el asunto y le dijo que luego hablarían. En realidad, Pilar estaba apenada y nerviosa. Nunca había «jugado» con alguien así y el saber que podían cacharla la puso peor.

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Al día siguiente, estaba en la biblioteca del cole cuando el móvil sonó. Era su primo. Era un texto que decía «Te visitaré en una semana». Una semana. ¡Una semana! Ella de inmediato se puso muy nerviosa y alarmada y le preguntó el motivo: él le recordó que su mamá —es decir, la tía de Pilar— cumpliría años en esos días, y la mamá de Pilar le ofreció organizarle una pequeña fiesta.

Pilar anduvo toda la semana pensando qué ponerse, cómo lucir, cómo hablar y reaccionar frente a él. Ante tanto nerviosismo, acudió a sus amigas del cole, quienes de inmediato la asesoraron en todo cuanto se debía.
Un par de días antes, ella recibe otro texto «ansío verte. Cuento los días para abrazarte». Los nervios ya no tenían frenos.

Llegó el día, y eran las 7:30 am cuando su primo y su tía llegaron del viaje. Pilar y su familia los recibió con cariño y con mucha amabilidad. Pero los ojos de ellos dos no dejaban de verse y de tocarse.

— ¿Cómo estás, Pilar?
— Bien, bien, ¿tú cómo te encuentras?
— Estás hermosa.
— Deja…

Pilar llevaba un vestido azul celeste, mientras que su primo usaba jean y sweater blanco. Todos desayunaron un sabroso bocata y mucho café mientras los dos primos no dejaban de verse el uno al otro.

A las 3:00 pm, la mamá de Pilar los invitó a todos a salir a por la ciudad. Pilar dijo que quería quedarse, pues se sentía algo mal y quería reposar para estar lista y fresca para la fiesta de su tía. Su primo se ofreció a «cuidarla», así que dijo que se quedaría con ella y que los demás fueran al centro de la ciudad a disfrutar la tarde. A los dos les salió perfecto el plan, y ambos se quedaron solos…

En la recámara, su primo le sube la franela a Pilar y observa cómo sus pezones se ven erectos a través de su teenager sostén. Pilar gime cuando su primo recorre con su lengua desde su ombligo hasta su cuello y le agarra fuertemente de los cabellos, halándola con pasión. Su primo se desnuda y Pilar se queda mirándolo con deseo, mientras él, apresurado, le saca el sostén y admira sus hermosos senos, esperando ser amados…

Cada parte de sus cuerpos son recorridos con pasión y lujuria; el cosquilleo aumenta, y ambos empiezan a sudar mientras su primo le baja las pantaletas y mira su clítoris totalmente húmedo.

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Luego de que ambos se hacen sexo oral, su primo se coloca el condón, y al acercarse a ella, le susurra al oído «no olvides que te quiero». Acto seguido, la penetra con algo de fuerza, y ella grita con un poco de dolor, mientras él le da tiernos besos en las mejillas. El dolor pasa poco a poco, aunque no deja de ser incómodo para Pilar, pero el momento, la desnudez, el sudor, el olor, los besos, las caricias, todo es absolutamente nuevo y maravilloso para ella. Y disfruta cada instante como si fuera el último.

Su primo la penetra con suavidad aunque de tanto en tanto lo hace con fuerza; ella le pide que por favor lo haga despacio, y él responde bajando la velocidad y dándole besos en la frente. Él se lo hace de misionero, y luego otro tanto en perrito, mientras le hala el cabello y le dice que la quiere. Luego, se coloca nuevamente encima de ella y poco a poco aumenta la presión de la penetración y el roce de los cuerpos sudorosos, el cosquilleo en su clítoris y la penetración; todo eso hace que Pilar, con algo de dolor, acabe. Unos minutos después, su primo eyacula, y aunque tenía protección ella pudo sentirlo dentro de sí. Luego se quedan juntos, besándose, acariciándose, amándose. Amor juvenil. Amor adolescente.

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Una semana después, Pilar comienza a escribir en un diario. Lo hace a la orilla del Rio Miño. Comienza escribiendo de sus experiencias en el cole, de sus amigas, de sus deseos de estudios universitarios… Hasta que llega a «él».
Nunca coloca su nombre, sólo pone «él» refiriéndose a su primo. Su primer amor. Y en cada página escribe, en tono de prosa, sobre amores idílicos, como el suyo, donde «él» la hizo suya, la hizo mujer, la hizo amar. Ella encontraría en esa historia vivida un motivo para suspirar a diario y una excusa para escribir un diario que se parecía a un cuento de amor-

— Así deben sentirse las princesas en los cuentos, cuando el príncipe de verdad las amas. O de verdad las enseña a amar.

Escribe en la página número 24.

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