Velorio

En esa triste sala donde le daba el ultimo a dios a un amigo, nos reunimos varios de los que en nuestra juventud nos conocimos y llegamos a ser más que familia, un gran cumulo de recuerdos se volvieron a mi mente al pensar en los años que habían pasado y en lo que cada de nosotros había hecho en su vida.

De repente sentí una mirada sobre mi y al voltear vi esos ojos que años atrás me volvían loca en noches de locuras, placer y bañadas de mucho sexo.

En asintió con la cabeza a lo que yo respondí igual, con ese guiño de ojo que nos habíamos acostumbrado al vernos entre los amigos que desconocían lo que pasaba al irse cada quien a su casa, me di cuenta que lo había hecho y casi me muero de la pena.

Inmediatamente mi mente empezó a recordar esos besos, caricias, sexos, orgasmos, lenguas y palabras de amor y deseos que nos decíamos a escondidas.
Sentí que entre mis piernas había empezado una fiesta, sentía como me humedecía al punto de mojar mis pantaletas, un inmenso calor empezó a recorrer mi cuerpo y decidí irme del lugar, me despedí de los que tenía más cerca y salí sin mirar.

Al empezar al abrir mi carro sentí un cuerpo pegado a mi diciendo. ¿Crees que te iras de aquí sin saludarme?, aun hueles a prohibido, voltee lentamente y me encontré con ese rostro que me hacia otra persona sin medir sus actos y me hacían hacer las locuras mas desenfrenadas que una mujer como yo puede hacer.

.- Hola tiempo sin verte.- y le di un beso en la mejilla, a lo que él me respondió, .-ven vamos a tomarnos algo.- inmediatamente dije.. no puedo debo irme a mi casa, mi esposo me espera.

Solo un rato toma en cuenta que son 6 años sin vernos y eso merece un café o algo más fuerte. El sabía como convencerme y acepte.

Vamos en mi camioneta, tome mis llaves, las mire y guarde en la cartera. No podía evitar estar nerviosa y mucho menos creo que podía evitar las ganas de saltarle encima y que me hiciera el amor como solo el sabia hacérmelo.
Llegamos a un sitio elegante a los que él me tenia acostumbrada y al entrar pidió dos whiskys a lo que no me negué, brindamos por vernos y empezamos a hablar de nuestros matrimonios, ninguno había tenido hijos, de lo bien que nos iba, de los enamorados que estábamos pero llegamos a lo que trate de evitar ya después de 3 whiskys, hablar de lo que habíamos tenido.

El paso sus dedos por mis labios y bajando por mi garganta logro tocar muy sutilmente mis senos lo que hizo q me dolieran solo de pararse y erizarse.
Ves? Quieren que los toque, a lo que pudorosamente cerré la blusa y dije, No .- no podemos caer en esto.- Con su pie abrió mis piernas y tomo mi muslo haciendo que todo mi cuerpo se contrajera solo de sentir sus dedos.
Me arrime y pedí por favor que no siguiera. El dijo tienes razón, vayámonos te llevo a tu carro.

El abrió la puerta y yo subí, y mientras el abría su puerta saque mis pataletas y la metí en cartera, cuando entro solo lo tome y empecé a besarlo como había soñado durante tantos años, abrió mi camisa y tomo mis senos y los puso en su boca haciendo que pidiera mas y mas, su mano toco mis piernas y al subir se percato que no había nada que lo detuviese y deslizo sus dedos dentro de mí, haciendo que soltara un gemido de placer en ese momento, me beso mas apasionadamente sin dejarme aliento y saque su pene para ponerlo en mi boca y hacerle sentir lo que sentía en nuestras noches furtivas.

Fuente de la imagen

Me puse sobre él y deje entrarlo lentamente para después poder cabalgarlo como hacía mucho tiempo no lo hacía, éramos dos animales en celo desatando todo lo que había en nosotros, no sé cuantas veces llegue a acabar pero cuando el termino sentí una explosión dentro de mí al llegar juntos al orgasmo que nos hacia se uno de nuevo.
Lo bese, de la manera más suave y sublime que le hacía cada vez que nos acostábamos y le dije, esta será la última vez, a lo que él me susurro al oído “te extraño, te amo, no quiero perderte de nuevo” agregando un “por favor”.
Me arregle la ropa en silencio, solo dije, llévame a mi carro, necesito irme.
Al llegar, me baje sin decir nada, sin despedirme, sin mirar, encendí mi carro y volvía a mi casa.
Me bañe, me acosté y mi esposo me pregunto ¿cómo te fue?, bien, todo bien.
Apague la luz y mis labios susurraron “yo también te extraño, pero es mejor asi” al mismo tiempo que una lagrima salía de mi