Bitácora íntima de un viaje (dia 4)

Desde siempre me ha gustado estar ceca del agua, y esto que vi hoy fue una maravilla, siempre me he imaginado fundida entre el mar y el cielo, la brisa, el sol, es algo que al experimentarlo hace que mi cuerpo este en completa relajación.

Lo único que me inquieta son los recuerdos de la noche anterior cuerpos, lenguas, sexos, caricias eso aun retumba en mi mente y hace excitarme de solo pensarlo.

Esa tarde un chico bien parecido me saludos invitándome una piña colada, y la acepte, muy guapo pero también creo que bastante joven pero conversamos largo rato, el al igual que yo estaba pasando unos días en la isla.

Acordamos cenar juntos en el hotel, pero me dijo que me llevaría esa noche a un sitio especial que nunca había visitado.

Cenamos y salimos a la playa, caminamos alrededor de 45 min pero entre conversar y reírnos el tiempo paso largo.

Nos metimos como ladrones entre los arbustos y llegamos a la orilla de una playa y escondidos, vimos una fiesta privada nudista, jajajaja era verdad nunca había presenciado y mucho menos participado en una fiesta nudista, pero ese no era lo asombroso, Julio había llevado un bolso y en el tenía una botella de vino con dos vasitos pequeños y pedacitos de quesos muy armoniosamente cortados y un envase con uvas, aquello me impacto y me dijo, ven, sígueme..

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Subimos a una especie de colina y ahí nos sentamos, teníamos la mejor vista de la fiesta, empezamos a ver la fiesta y a ser parte de ella desde lo lejos. Con un guiño me dijo… ya va a empezar lo mejor .
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De repente comenzó una orgia descomunal, nunca había visto eso, pero al verlo mi cuerpo empezó con esa sensación de querer más y más, Julio me describía lo que otras veces había visto, yo me aguantaba las ganas de masturbarme o de correr hasta la fiesta.

Julio sin decir nada, puso su mano en mi pierna y sin pedir permiso subió rápidamente y me toco.- Estas muy mojada, ¿te gusta lo que ves? Cuando quise mirarlo y responderle ya estaba dentro de mis piernas abriéndolas y con besos suaves besaba mis pantis mi cuerpo se retorcía cuando empezó a pasar su lengua en mi vulva en mi clítoris y lentamente me hacía estremecer con la destreza de su lengua.

No tenía que hacer más nada para hacerme sentir cada parte de mi cuerpo, su lengua dentro de mi vagina me hacía gritar y gemir de placer, le pedía más y más. Empezó a meter sus dedos dentro de mí, y sabía lo que estaba haciendo no se ni cuantos de ellos metió, pero de repente experimente no sé si el más alto, pero definitivamente uno de los orgasmos más placenteros de mi vida hasta ese momento.

Luego que acabe, beso todo mi sexo, mis piernas hasta llegar a los pies, me incorpore, y tome su correa para empezar, cuando me detuvo y me dijo.- >Te traje aquí para que experimentaras, mi misión está cumplida, vamos te dejare en tu habitación, aún quedan muchos días.