Bitácora íntima de un viaje (dia 2)

No me puedo quejar de la noche, dormí como piedra me despertó un ruido y abrí los ojos y contemple ese hermoso amanecer que extrañaba, ya que las grandes puertas de la habitación eran de vidrio lo que dejaba ver todo el esplendor de las playa desde mi habitación que hiciera que fantaseara con bañarme y exponerle al sol por horas en lo que había planificado para este día.

Un – Buenos días señorita- me trajo a la realidad, voltee y era la chica que limpiaba la habitación.- Disculpe pero como no vi la etiqueta de no molestar entré, pero puedo volver en otro momento. A lo que respondí no, está bien, haz lo tuyo.-
Note que la chica de unos 23 años no quitaba la mirada de mi, al verme gran parte de mi cuerpo desnudo estaba expuesto, la mire y le dije, ¿te provoca lo que ves? A lo que ella sin titubear dijo.- Claro que si-

Se acerco y empezó a acariciarme la espalda las piernas lentamente sus manos parecían expertas en lo que hacía, por un momento pensé que era un servicio de la habitación, a lo cual quite pensamientos y cerré los ojos dejando que ella tomara lo que le había gustado.

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Mi cuerpo empezó a tener esa sensación de éxtasis al sentir sus dedos en mi vulva y al mismo tiempo lamer mis pezones de manera experta, yo dejaba que ella comiera mi clítoris hasta que ella quisiera, una sensación de querer explotar siguió en mi hasta gritar de manera feroz el orgasmo que había sacado de mi con su lengua.

Luego se sentó en cara y empecé a lamer su clítoris mientras ella gemía de gusto y yo apretaba con mis dedos sus pezones muy duro para que su placer fuese extremo. No sé cuánto tiempo la chupe ni cuanto disfrute ese momento pero al acabar ella, solo me dijo.- Fue un placer servirle señorita, yo misma me encargare de arreglar su habitación todos los días, y traerle el desayuno.