Cronicas de un secuestro | Parte 4

Volvimos al comando, el cual destinaron como centro de reclusión. Eran poco más de la media noche, dicho comando no cuenta con la infraestructura para mantener personas detenidas. Destinaron una oficina de 60 m2 para albergar a 42 personas, entre ellas 7 mujeres, 3 menores de edad y 32 hombres, un hacinamiento total. Durante el traslado de regreso, nos informan que nuestros familiares fueron informados que una vez ahí, podríamos recibir alimentación e hidratación si ellos lo llevaban. Todo fue mentira, la comida y el agua nunca llego, hasta el día siguiente a las 10.00 am.

Pues ahí pasamos la noche, completamente hacinados, sin podernos bañar, sin poder comer, a oscuras, sin poder hablar y acostados en el piso, en un espacio aproximado de 1.4 M2 para cada uno.

La noche había transcurrido sin poder cerrar un ojo, la impotencia y la rabia nos consumía, rodeado por 41 desconocidos y de malos olores. No nos habíamos podido bañar, sudados del día anterior. Habíamos estado el día anterior marchando bajo un sol radiante y a una temperatura promedio de 35ºC el único pensamiento que venía a mi mente era el hacinamiento general que existe en las cárceles.

Muy temprano los pocos que habían podido dormir, fueron levantados por la diana militar seguida de la formación de los funcionarios de seguridad, los cuales cantando consignas comunistas alusivas al gobierno, se arrodillaban ante las intenciones destructivas de Generales narcotraficantes.

Poco a poco comenzábamos a conocernos, muchos hablábamos con cautela siempre con la desconfianza de no saber quiénes eran las personas que estaban a nuestro lado, ya que el gobierno suele infiltrar personas para conocer las intenciones de cada venezolano.

Cada quien contaba el momento en que fueron detenidos y en su mayoría todos habíamos sido robados por los funcionarios al momento de la detención. Una señora de más de 50 años con síndrome de asperger, fue brutalmente golpeada, ella tenía una cicatriz en su cuerpo producto de una operación previa por razones de salud, la cicatriz fue reabierta de tantos golpes recibidos. Esa misma señora tenía una de sus piernas completamente morada y sus labios eran completamente negros de tantos golpes recibidos.

Una joven fue arrastrada y su rodilla lesionada, en el momento que la funcionaria que la detiene vio su herida, roció gas pimienta en su rodilla y su cara. Un par de hermanos fueron salvajemente golpeados, ellos tenían una moto que fue totalmente destruida por los efectivos policiales.

Un señor, mayor de 60 años en el momento en que todo sucedía se encontraba en una farmacia comprando su tratamiento médico y justo en lo que salió, fue salvajemente golpeado y detenido injustamente, por estar en el sitio equivocado en el momento equivocado.

Un señor de nacionalidad estadounidense se encontraba sentado en una mesa de un local cercano a los acontecimientos, tomando un café y fue revolcado a golpes y detenido, sin previamente ser robado por los delincuentes encargados de la seguridad del país.

Un deportista de alto rendimiento fue golpeado y detenido y su padre por no dejarlo solo, golpeo a un funcionario para que también lo detuvieran. Una madre al ver como golpeaban a un muchacho y ante la impotencia que sintió, se metió a defenderlo y fue salvajemente golpeada y detenida como cualquier criminal.

Así transcurría el día, como pudimos nos organizamos para utilizar un baño dispuesto para 42 personas, logramos improvisar con unos materiales que ahí estaban, un deposito donde guardábamos agua para el uso del baño, hacíamos colas para utilizarlos, mientras uno lo utilizaba, otro estaba pendiente de que nadie entrara, otro ya adentro limpiaba y cada quien cumplía su función. Estábamos completamente hacinados y tratábamos de lograr el mejor comportamiento posible en un espacio muy reducido para alojar tantas personas.