EL MISTERIO DEL COLLAR DE DIAMANTES (Capítulo 2 de 3)
FUENTE
Brooks le preguntó:
-¿De qué se trata exactamente?
-Te lo diré sin muchos detalles: encriptadas en estas piedras están las claves de acceso a los sistemas que controlan las principales plantas nucleares del mundo. Basta ingresar, cambiar las claves y..."la mano que mueve el mouse o ratón mueve el mundo" ¿Las opciones? Custodiar este collar para que "no caiga en manos equivocadas", venderlo a un gobierno "de los buenos" o venderlo a un gobierno "de los malos" que son los que pagan más. Te diré, Brooks, que se lo que es tener belleza, fortuna, y hasta fama en este medio "clandestino" del que te retiraste y en el que yo aun trabajo, pero...nada embriaga tanto como el poder. Dejé este "bebé" bajo tu custodia porque venían por mí y eres la única persona que conozco tan honesta como para devolver un collar de diamantes. Bueno, pasó el peligro y dejando caer una palabra acá y otra allá, una pista falsa por acá y otra por allá. les "redirigí" hacia Svetlana. Es quien está en la mira ahora porque...
Guardo silencio de pronto mirando a un punto a espaldas de Brooks. El espejo decorativo ubicado allí le había permitido visualizar la puerta de entrada a la que daba la espalda. Ingresaban en ese momento al restaurant tres hombres trajeados con ropa casual, uno joven y dos de mediana edad.
Valeria murmuró:
- *Vaya, ya volvieron, qué eficiencia. La CIA, Scotland Yard y... ¿Emiratos Árabes Unidos? Habrá movimiento...Ten, Brooks, voy a empolvarme la nariz.
Alargó nuevamente el estuche a Brooks quien lo guardó con disimulo en su bolsillo. Mientras los tres sujetos llegaban a la mesa donde estaba Brooks, Valeria entró al baño del cual casi de inmediato salió una anciana apoyándose en un bastón y caminando con algo de dificultad se dirigió a la salida del restaurant.
Un intercambio de palabras en la mesa concluyó con Brooks reducido tras un forcejeo por los dos hombres maduros mientras el joven revisaba sus bolsillos. Sacó el estuche y lo abrió para encontrarse con que estaba vacío. Con rapidez el joven se dirigió al baño de damas, ingresó en él con precaución y salió enseguida haciendo una seña a sus compañeros.
Los tres corrieron hacia la puerta mientras Brooks se pasaba la mano por el cabello y se arreglaba el nudo dela corbata guardando nuevamente el vacío estuche en su bolsillo.
La Av. Lisandro Hernandez de Villa de Cura estaba despejada, fue muy facil visualizar la vieja Toyota Corola pasando como una exhalación. Los tres sujetos volaron a su también viejo Dodge y comenzó la persecución.
Valeria tenía en su haber el estudio que llevaba haciendo hacía ya varios días de las vías de comunicación alternativas en los sectores populares de La Villa, así que del semáforo junto a la escuela Teresa Carreño voló hacia Brisas de Las Mercedes (el popular "Afghanistán"), bajó hasta la manga de coleo y a toda velocidad, dando un gran viraje se internó por las parcelas y pequeñas fincas de La Vaquera.
A toda velocidad la seguía el Dodge sorprendiendo a los habitantes de la zona y espantando gallinas, gatos, perros, caballos que se apartaban al paso de los dos bólidos.
Recorrieron Villa de Cura de punta a punta pero en la via del Toquito, cerca del 13 de Septiembre, en la zona controlada por la banda de Ditiramo la Toyota Corola desapareció, se esfumó ¡Ni trazos de ella! Preguntar...era perder el tiempo. Los habitantes del sector estaban acostumbrados a no saber, no hablar y menos aún haber visto.
Dos horas después Brooks y Valeria compartían una deliciosa pizza en El Tinguaro acompañada, por supuesto, por su infaltable birra.