Cuento corto: Luna
Luna
Hace mucho tiempo existió un bosque que poseía una característica especial. Allí pasaban cosas muy extrañas, cada persona que ingresaba al paso de una hora demostraba cambio en su personalidad, ese bosque fue llamado “Luna” debido a que este fenómeno ocurrido en los individuos era como el día y la noche, totalmente diferentes. Un día, 6 chicos se acercaron para investigar, sus nombres son secretos, pero cada uno tenía un apodo particular; Marte, el líder del grupo, junto a Urano tomaban las decisiones; Neptuno era un chico que no sabía porqué estaba allí; Venus es una chica que tenía mucho valor, incluso le sobraba amor; Tierra de carácter fuerte, y Saturno una chica que sabe todo y al mismo tiempo no sabe nada. Estos chicos tienen una característica en común: el miedo ¿acaso hay algo que no le temamos? Cuando se adentraron a Luna, estuvieron vagando sin que sucediera nada durante 5 minutos, de pronto una figura vestida de negro y con una máscara, se le aparece a Saturno, luego desaparece, los integrantes notaron su ausencia, se dividieron en su búsqueda, pronto comenzaron a desaparecer: Neptuno, Marte, Urano, Tierra y Venus respectivamente, fueron llevados a una cueva con luces intermitentes, una voz lúgubre pregunto ¿cambiarías tu miedo por la felicidad? Los miedos de cada integrante aparecieron frente a ellos y sus ojos quedaron en blanco, excepto Saturno, la figura desconocida se le acerca analizandola lentamente y pregunta -¿Por qué tú eres diferente?- Saturno camina hacia él, lo enfrenta y le retira la máscara, revelando a un niño -Tengo miedo todo el tiempo, pero no dejo que eso me destruya, temer no te hace débil, al contrario el miedo te fortalece -las palabras de Saturno conmovieron aquella figura, quien vacila antes de decir -Yo soy el miedo – Un niño es la representación del miedo -pensó Saturno, eso no tenía sentido, quizás le estaban jugando una broma, el niño se alimentaba de los miedos de sus amigos pero se debilitaba ante la fortaleza de Saturno, el pequeño la abrazó antes de desaparecer, justo en ese momento Saturno entendió que el mismo miedo es inocente y quizás nosotros también.