Fui al cielo y fui llorando

Resulta que tenía razón, el día menos esperado apareció una luz blanca entre las nubes y el cielo se dividió en dos y del polvo comenzaron a brotar seres humanos, incluso algunos que llevaban años enterrados varios metros bajo tierra y cubiertos con el manto de la memoria de los hombres.

El mundo pasaba por su peor momento, unas horas antes, todos los que aún vivían corrían despavoridos. El hambre, las pestes, los terremotos, meteoritos, todos azotando el planeta al unísono, como si estuviesen siendo guiados bajo la batuta de un macabro director de orquesta.

Aunque me vi asombrado ante el desmembramiento visceral de un planeta entero estos hechos no eran del todo nuevos para mi, ya mucho antes me lo habían advertido.

Por muchos años creyeron que estaba loco, pero hoy, por fin demostré que estaba en lo cierto, lastima que nadie estuvo de ánimos como para sentarse a conversar y escuchar mi insolente te lo dije. Pero vaya que se los dije, se los dije una y otra vez sin que me tomaran enserio.

Hasta que llegó el tan pregonado fin del mundo del que se habló por tantísimos años. Y yo corrí con suerte, supongo.
Justo ahora estoy caminando por una larga escalera que al parecer me llevará a las puertas del cielo, debería estar feliz, Al fin acabé mi estadía en un mundo lleno de pecado y sufrimiento. Salvo que quisiera a ver corrido con la suerte de los que se quedaron abajo.

Sé que suena descabellado, pero allí abajo, se quedaron con toda la diversión. Las bandas de Rock, la literatura erótica, los viajes psicodélicos y eso sin hablar de los cigarrillos, el café, la marihuana, el sexo grupal, la música pop, las fiestas salvajes, la adrenalina de los delitos, la poligamia, el desenfreno, los bailes, los chismes, la soberbia… en fin, todo lo que prohíbe ese libro que me empeñé en seguir al pie de la letra… ahora estoy condenado a repetir esta conducta aciaga por la eternidad, y es primera vez en mi vida que uso esa expresión literalmente, porque literalmente ¡ahora viviré por la eternidad!. Cantaré canciones de iglesia, jamás me embriagaré hasta desmayarme, no consumiré drogas, no engañaré a mi mujer… es mas, ni siquiera tendré mujer. Todo mi tiempo será para un sujeto que ni siquiera he visto, pero que sé que está en contra de que intente ser como Jimi Hendrix.

Ya es demasiado tarde para mi, Aunque si Lüzbel pudo escapar de ese manicomio quizás yo también pueda, es más, ya sé lo que haré… le diré a San Pedro que debe haber algún error, que soy de los de abajo y si no funciona pues algo más me tengo que inventar, por que no puede ser, que esté yendo al cielo y esté llorando.

¿que les ha parecido este cuento? ¿creen que debería subir más?