Hola, creo que nunca me presenté. No oficialmente. Me llamo Sairubid. Tengo el apellido de mi madre y el de un hombre que no es mi padre. ¿Cómo me quieren llamar uds.? Me han colocado muchos sobrenombres a lo largo de mi vida. ¿Cómo me quiero llamar yo? Creo que aún no lo descubro. Mi madre me contó que Sairubid es el nombre de una princesa indígena. Creo que son ese tipo de historia que te cuentan para hacerte sentir especial. Porque nunca encontré dicha princesa.

Mi Sra. Madre es la mujer más hermosa que alguna vez haya visto. Y dichosa ella, de los ojos que la miran, se volvió a enamorar de otro hombre que no era "mi padre". Y pasaron los días, las semanas y los años. Llegó a nuestras vidas una pequeña llamada Valentina. Una hermana que podría bien ser dramaturga. Es menor, pero ya casi me pasa los hombros. Vive con la cabeza en las nubes, tiene las locuras más bonitas que yo haya visto jamás.

Nací en el 96. Era un viernes de diciembre y mi pueblito no era tan frío como su nombre. Tuve la dicha de nacer allí; en la humildad de los llanos. La fría, se le llama al pueblito aquel del que me fui ya hace unos años. Pero siempre vuelvo, para ver cómo cambiamos los dos. Ahora tengo 21, dos décadas y con un pie, inestable, en la tercera. Me siento de diez, pisando los dieciocho y ya echando raíces en los cincuenta. Orión no entendería esto por más que quisiera explicárselo. Por cierto, ese es uno de mis apodos. Si pueden, y es de noche, déjenlo todo. Salgan y vean el cielo, esos tres puntos, en el firmamento, representan para mí el pasado, el presente y el futuro. No solo véanlo, sienta la paz que los invade al estar allí, en la serenidad de la noche.

De pequeña quería ser maestra, luego quise ser pintora, chef, psicóloga, abogada. Y tengo el leve presentimiento que terminaré donde inicie. Ya no soy tan pequeña y no poseo los mismos sueños del ayer. ¿Entonces qué pasa? ¿Quién soy? ¿Sairubid? A ella le gusta la poesía en prosa y las historias cortas. El arte surrealista. le gusta escribir cuando la soledad llega y se posa sobre su cama. Soledad está cansada de estar sola, tiene tantas décadas. A Sairubid no le gusta el café, pero sí el chocolate. Le gusta así como yo, amargo. Ella Baila. Canta. Sonríe. Llora. Escribe. Dibuja. Piensa. Ama. Así de versátil es Sairubid. Aunque son solo verbos conjugados, quizá nada de eso es. Lo único que al final le queda es ser ella.

Creo que la razón inicial de no presentarme de buenas a primera fue el temor. El miedo de no ser lo medianamente buena en esta plataforma. Al final nadie me leyó, quizá tampoco nadie lo vuelva a hacer. Pero estoy aquí, siendo yo. Porque al final solo eso me queda. Quizá Luna si lo pueda comprender.