Amor prudente

Después de tan larga espera, por fin llego el día soñado para Roberta, aquel día por el cual planificó más de 9 meses y entregó prácticamente todo para que esto fuese posible. El día en el que uniría su vida para siempre con Luis, el gran amor de su vida.

Fueron llegando los amigos y familiares a la iglesia, luego comenzó la ceremonia nupcial, entró el novio, luego padrinos y cortejo y por último Roberta, con una gran sonrisa de oreja a oreja, al llegar al altar Luis la tomo de la mano, ambos se miraban fijamente muy enamorados, y llegó el mágico momento donde se iban a decir los votos. Pero mientras se decían los votos, ocurrió algo inesperado… Una chica muy hermosa se puso de pie al lado de Luis y tomó su mano, y después se paró otra y luego otra y así sucesivamente. Ya Luis tenía a su lado siete chicas por lo que Roberta se puso muy nerviosa y temblorosa y en voz baja le susurro?

  —¿Esto es un chiste Luis?—
  —Lo siento mucho Roberta— Responde Luis
  —¿Qué significa todo esto? ¿Quiénes son estas chicas? ¿Qué está pasando?— Pregunta Roberta
  —Son chicas de mi pasado, en realidad ellas no significan nada para mí pero a cada una les dejé un pedacito de mi corazón— Responde Luis con un poco de tristeza
  —Pero no se supone que tu corazón me pertenece solo a mí?— dijo ella
  —Así es— responde Luis —Lo que queda te pertenece—

Luego empezaron a rodar lagrimas por las mejillas de Roberta y entonces despertó…

Engaño?
Estoy segura de que Roberta se sintió muy engañada, ahora viene la gran pregunta: ¿Cuantas mujeres o hombres se podrán de pie a tu lado en el altar? ¿a cuantas personas le dejaste un pedazo de tu corazón? Muchas veces entregamos más de lo que debemos a las personas equivocadas, y cuando llega la persona indicada, la persona con la que te vas a casar, es bueno preguntarnos: He dejado algo para ofrecer a mi esposo o esposa?

No hay nada más bonito que entregarle todo nuevo a tu esposo o esposa, algo especial y único, algo que no la hayas dado a alguien más.

Yo sé que como seres humanos cometemos errores quizá porque ignoramos ciertas cosas o porque nos importa poco lo que pueda suceder, pero ojala que podamos darnos cuenta a tiempo y no cuando sea tarde. Pero si crees que ya es tarde para ti, te recuerdo que existe un Dios que está dispuesto a perdonarte y corregir tu camino para que puedas rectificar o para guiarte a algo diferente.