Mis maravillosos venezolanos "limpia-pocetas"
Conozco muchísimas familias, cuyo bienestar y felicidad hogareña, han dependido del modesto y noble trabajo de limpiar pocetas. Miles y millones de mujeres y hombres han levantado a sus hijos con el dinero que han ganado honestamente en los servicios de mantenimientos en casas particulares, en oficinas, en empresas, en centros comerciales, en hoteles, en salas de espectáculos… en la vía y en la vida. Conozco muchísimas personas, que con sus guantes de goma y una escoba te brindan los buenos días con una sonrisa y quizás hasta con un chiste para que las mañanas tengan un sabor más bonito.
El mundo está hecho de desplazados, mi país, Venezuela es uno de ellos. Un territorio caribe conquistado por los españoles del siglo 15 y fue moldeándose étnicamente por oleajes de inmigraciones a lo largo de su historia. Las guerras europeas modificaron el rostro de los venezolanos con sangre española, italiana, portuguesa y alemana principalmente. El auge del petróleo trajo muchos inmigrantes de todas partes del mundo y las dictaduras latinoamericanas lleno al país de colombianos, argentinos, chilenos, uruguayos, peruanos, ecuatorianos y todo encontraron en la Tierra de Gracia (así la llamó Cristóbal Colon) un lugar y un espacio donde vivir y crecer con sus familias.
Soy de un país de inmigrantes con los brazos abiertos, yo soy una mezcla de sangre catalana, canaria y sangre criolla del alto Apure, mi orgulloso componente Caribe que nos distingue del resto de Latinoamérica.
Ahora mis coterráneos, mis hermanos moldeados de arepas y café con espuma matutina, están siendo discriminados con esa basura territorial y nacionalista llamada xenofobia, que es odio a los extranjeros y aún más, aporofobia, que es odio y miedo a los pobres.
Todos los inmigrantes llegan a esos “países extraños” de lenguas raras y costumbres peculiares, con una mano por delante y mano por detrás, con sus maletas llenas de sueños. El desarraigo, el comenzar desde cero, el estar en entornos muchas veces adversos y discriminadores pueden crear “outsider desadaptados que opten por vivir en ghettos, o crean emprendedores, que no les queda más remedio que redescubrir el mundo e interpretar el destino de los hombres. De los 350 premios nobeles que se han ganado los estadounidenses, 100 han sido de inmigrantes o hijos de inmigrantes. Los inmigrantes o los hijos de inmigrantes han fundado o cofundado casi todas las empresas tecnológicas legendarias de Estados Unidos, incluidas Google, Intel, Facebook y, desde luego, Apple (sabías que el padre de Steve Jobs se llamaba Abdulfattah Jandali (sirio), ¿verdad?)”.
En Venezuela, es evidente que el mundo de las artes, la ciencia, el comercio y la industria fue fortalecido por personas venidas de todo el mundo. El “musiú” es parte de nuestra idiosincrasia y jamás fuimos un país xenófobo o discriminador.
Los grupos sociales que le temen a la “mezclas étnicas” porque de alguna manera se sienten superiores, son herencias tenebrosos del eurocentrismo, del racismo, la pureza de la “raza blanca” y del miedo al desplazamiento laboral cuando llega “mano de obra barata e ilegal” porque así funciona la esclavitud moderna practicada en todos los lugares.
Ya conozco historias de venezolanos que trabajan horas extras en otros países con sueldos miserables, de jefes que le quitan los pasaportes, de mujeres que son engañadas y obligadas a la prostitución… y eso sucede en naciones que solíamos llamar “hermanas” como en Colombia, Ecuador o Perú que nos unía ese mito del bolivarianismo.
Reconozco, yo que he sido inmigrante en México y en los Estados Unidos, que los venezolanos no somos fáciles, una vez escuché que nos llamaban “los argentinos del caribe” por nuestra arrogancia, nuestra forma “sobrada” de comportarnos, nuestra forma caribe de enfrentar los problemas casi como “camorreros de oficio” siempre frontales, gritones y prepotentes. No somos un pueblo humilde pero somos alegres, emprendedores, afectivos y nuestras ventajas son mucho más grandes y fuertes que nuestros errores como comunidad.
Los 20 años de revolución socialista-militarista-populista chavista han destruido los cimientos de una nación sumamente próspera. La izquierda volvió a funcionar desde la venganza y no desde el progreso. Prefirió apoderarse de todas las estructuras de desarrollo creadas por masas prosperas de inmigrantes, creando xenofobia y envidia social hacia las personas con prosperidad económica y cultural, por aquello de estar en contra de la burguesía aliada natural de enemigo gringo.
Hoy tenemos una sociedad embrutecida, dependiente del Estado, mendiga de su suerte y con un futuro incierto. El venezolano alegre, soñador, emprendedor, hermoso y único desapareció de sus calles y ahora se encuentra en calles ajenas, en ciudades lejos de sus fronteras, en mundos inciertos. Aquí lo que va quedando es el “raspado de olla” el “vencido” el que creyó que la crisis le iba a dar ventajas económicas y solo pensó en su bolsillo y no en el país. Esos miserables que se pegaron al Estado corrupto para sus propios beneficios.
Yo sigo en Venezuela porque soy una planta cimarrona en este desierto, soy como la yerba mala que se crecen en las paredes de las casas muertas, soy como esas alimañas que invaden los lugares abandonados… soy ese mamífero insignificante que se salvó del meteorito que extinguió a los grandes dinosaurios y luego evolucionó hasta el hombre moderno. Soy la resistencia.
Irse es un opción válida y la comprendo, gran parte de mi familia hoy amaneció en otros pueblos. Yo me he quedado como una muestra de RESISTENCIA, no me pliego al Estado, no tengo “Carnet de la Patria” no le trabajo a esos vagabundos, floto en el espacio mío con la incomodidad de lo ajeno, molesto con mi discurso rebelde, hiero con mi poesía. Soy esa florecita amarilla solitaria que surge en los jardines áridos después del invierno y sé, que hay muchos más que como yo, esperamos el re-verdor de Venezuela.
Suerte a mis venezolanos en otros países, tratando de inventarse una vida, tratando de ver el dinero del día a día con trabajo sencillos y honestos, llevando el conocimiento adquirido en Venezuela y mejorando las condiciones de esos escenarios ajenos, llevando belleza y la nobleza de nuestro pueblo.
Limpiar poceta no es indigno… indigno es robar y destruir a todo un país. La historia está viva y el destino, que todo lo cobra, pasará sus facturas y serán muy caras.
RUBÉN DARÍO GIL
@rubendariogil
Jajaja primero que todo. Me dio mucha risa tu foto de resistencia. Me recordaste un poco a mi papa con sus ocurrencias.
Te diré que el trabajo dignifica, no importa la naturaleza de este. No estas pidiendo regalado nada, estas dando todo tu esfuerzo para poder subsistir. Estas aportando, no te hace menos que una persona con diploma, e inclusive personas con títulos bajo el brazo están haciendo labores de limpieza en el exterior, pero dignamente!
Mis papás y mis hermanos están en Ecuador, cada uno por su lado. Mi papa vende cigarros en la calle, eso le da para darle de comer a sus 3 hijos y esposa. Además que le alcanza para enviarme su ayuda de vez en cuando. Mi mamá trabaja en las labores de limpieza y mantenimiento de una casa junto a su esposo, son felices ya que no están viviendo en la precaria situación que aquí estaban, donde los dos trabajaban todo el día y los veías todos flaquitos por la necesidad. Mi hermano trabaja como maestro de yoga, el lleva mas tiempo alla, ha perdido su trabajo anterior al que le dedico tanto amor y esfuerzo a causa de la xenofobia, fue amenazado hasta de ser llevado a migración. Es justo? solo quería trabajar, ese ha sido su delito. Pero ahí va, echando para adelante de nuevo. Todos inmigrantes, pero todos trabajadores. Yo sigo acá porque el gobierno crea trabas a los pocos que quedamos para eso, para seguir exprimiendo esta sociedad. Tengo un año esperando mi pasaporte, pero al tenerlo me iré, porque acá mi hijo no tiene futuro. Me tocara pasar por momentos malos llenos de xenofobia, pero por lo menos podemos aspirar a vivir dignamente, a no pensar tanto como rendir todo para el otro día, a comenzar a vivir. Me encanto tu post. Saludos!
Estas palabras que nos compartes, están salidas del corazón producto de un sentimiento no individual por tu parte, sino un sentimiento nacional de muchos de los que realmente amamos a nuestro país.
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Hasta pronto, y continúa con el buen trabajo.
Termine de leerte con una lagrimita Rubén, las familias separadas es, sin duda, un logro de la revolución. Y la única que ha perdido en esta diáspora es Venezuela, con todo su contingente humano.
Pues el venezolano del mundo (exceptuando las pequeñas muestras de escoria), se abre camino, crea senderos, deja sus huellas positivas de fuerza, talento, fraternidad, amor, alegría a pesar de todo, a todos los lugares donde llega.
Un gran abrazo
Una realidad dolorosa la que estamos viviendo :( y que además, se vuelve más grave cada día. Saludos amigo @rubendariogil! Y animo!
Un realidad muy dolorosa... hay días que me voy hacia mi y solo deseo salir del país
Mi querido amigo @rubendariogil, comparto cada una de las líneas de esta publicación. Cuánto dolor e impotencia al ver cómo acabaron con un país noble, rico y generoso con todos. Aferrada estoy a la esperanza de ver muy pronto el fin de esta peste. Un apretado abrazo de dolor compartido.
Hay días que me despierto optimista, creyendo que esta pesadilla pasará y hay dias que me despierto con mi hijo, haciendo planes de hacía dónde irnos y olvidar todo este calvario
Hola, Rubén. Con el corazón en la mano me suscribo de todo, absolutamente todo lo que dijiste. Cuánto dolor en tus palabras y cuánta verdad, hermano.
Sí, son momentos muy difíciles para todo nosotros los venezolanos. Pero no perdamos la esperanza...
"No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista". La historia ha registrado que el más fornido régimen se puede desboronar y la paciencia del venezolano se está terminando; de primera mano lo sé porque en las calles se escuchan los improperios contra el régimen. Solo espero que la llama que encienda el fuego esté llena de luz para que se vea una estrella al final del túnel.
Es un tunel muy largo de 20 años de recorrido...
Un post escrito con la contundencia, el coraje y la rebeldía que te caracterizan, apreciado @rubendariogil, y que comparto. Veo dos grandes aspectos.
Uno: el desastre al que ha llevado a la sociedad venezolana este régimen oprobioso, que ha provocado este éxodo casi masivo, y ahora el causante denigra de los que buscan una opción de mejor vida. Es propio de su caradurismo y cinismo, el mismo que ha mantenido a lo largo de estos 20 años de miseria humana.
Dos: la actitud xenófoba que ha (re)surgido en personas de los pueblos vecinos a los que nuestra gente ha emigrado (más allá de los "malaconducta" que seguramente habrá). Creo que quizás podría verse como la otra cara de la misma moneda, es decir, la xenofobia es parte de esa miseria humana que vuelve a las personas denigrantes, discriminadoras, insolidarias, intolerantes...Mal que ha reaparecido en estos últimos años en variados países como un ave fénix del horror.
Me gustó mucho este párrafo: "Yo sigo en Venezuela porque soy una planta cimarrona en este desierto, soy como la yerba mala que se crecen en las paredes de las casas muertas, soy como esas alimañas que invaden los lugares abandonados… soy ese mamífero insignificante que se salvó del meteorito que extinguió a los grandes dinosaurios y luego evolucionó hasta el hombre moderno. Soy la resistencia."
Un abrazo.
Excelente tu presentación. El daño que este sistema ha hecho a esta sociedad es tan rudo que ser gente en este país es considerado por muchos un pecado. Pasa frecuentemente que llegamos a un sitio y somos educados y actuamos con cortesía y mucha gente te persive como sifrino, gay o mujer fácil. Era sociedad del raspado de la olla que tu dices tiene un daño cerebral que no tiene reparación. Lamentablemente .
Yo predico la felicidad interna para llenar los corazones vacíos de la sociedad. En el pasado leyendo este artículo me hubiese llenado de odio e indignación; y aunque en efecto, eso es lo que produce toda la situación, la desgracia de un ser individual para llenar sus bolsillos de muerte (porque eso representa el bolsillo de nuestros mal llamados gobernantes), la clásica "viveza criolla" de muchos seres que no se dan cuenta (y es que enserio algunos no se dan cuenta) de la desgracia que causan sus actitudes de pobreza mental, y la infinidad de factores que desnutren nuestra nación. Sin embargo, el exterior también está lleno de odio, de desconfianza, de rencor, y son estos tiempos consumidos en la vida acelerada que impusieron unos pocos lo que nubló nuestro veredicto y nos llevó a una vida vacía; una vida donde desaparece la poesía, los buenos tratos y las sonrisas (incluso esto último se toma como una muestra de ingenuidad y nos aterra ser presos del veredicto prejuicioso de otras personas). Citaré la cita que una vez me dejaste del buen Bukowski:
"El alma libre es rara, pero las identificas cuando la ves: básicamente porque te sientes a gusto, muy a gusto, cuando estás con ellas o cerca de ellas."
Ese es nuestra solución: Hacer más arte, entendiendo el arte como hasta el más leve suspiro de alegría en los corazones ajenos. Ser seres pensantes, astutos y espontáneos, y contagiar todas esas energías a nuestra decadente sociedad.
Tal vez no tiene mucho o es un comentario a medias con respecto a este post pero... ¡Que el amor sea nuestra rebeldía! xD.
Sin embargo, siempre he dicho también, que el odio mal fundamentado es un odio innecesario. Si el odio va a ser utilizado como algo útil que sea condensado en un sentimiento revolucionario y que las ideas no se queden sólo en palabras sino en acciones.
Muy buen artículo, Rubén; clásico de ti. Te envío un abrazo.