Todo comienza un 31 de diciembre de 1996, cuando los dolores notifican la llegada de una vida, a punto de ir al hospital central de Barquisimeto Antonio María Pineda, los fuegos artificiales, la gente alborotada y la llegada de un nuevo año, fueron el motivos suficientes de que los futuros padres esperaran al día siguiente y así poder ir al Hospital. Esperando a que el sol saliera e iluminara todo a su paso, en una camioneta Chevrolet apache del 62, salieron rumbo al centro hospitalario. El número tres tuvo protagonismo, siendo el número del piso de la sala de parto además, de una revisión del doctor que anunciaría tres centímetros de dilatación. Luego de estar medio día en el hospital, justamente a las tres de la tarde, el doctor le dice a la chica que regrese a casa y camine para aumentar el número de dilataciones.

El sol ya se había ocultado, pasando parte de la noche caminando de aquí para allá, con la esperanza de que las dilataciones aumentaras, los padres habían planificado ir al día siguiente nuevamente al hospital. Había llegado el segundo día del año, donde dejaron internada a la futura madre, para que llegara a los 10 centímetros de dilatación correspondientes y así abrir el canal del parto y permitir la salida del bebe.

Tres días estuvieron los padres en el hospital, la madre a la espera de los 10 centímetros de dilatación para parir a su bebe y en las afuera del hospital, un padre preocupado y nervioso a la espera de su pequeño hijo. El día había llegado "un tres de enero de 1997", los doctores preocupados de que el niño durara más tiempo dentro del vientre de su madre, le informa a esta que tendrían que provocar el parto inyectando una dosis de Pitocin.

La espera había tardado 42 semanas, el tiempo dentro del vientre era demasiado, cuando lo normal son de 39 a 40 semanas. Un doloroso parto donde los doctores y enfermeras hicieron lo posible para que todo saliera de la mejor manera. En un momento crítico donde la madre no respondía a sus dolores de parto, llego al punto donde fue tanto la presión que la mujer perdió la conciencia de lo que estaba pasado. Viendo que esta había perdido la conciencia, el doctor acudió a un parto asistido donde utilizaron la herramienta forceps para extraer al bebe.

De esta forma llego al mundo el pequeño Ricardo Yosuet Freitez Hernandez, llenando de alegría la vida de esta familia que ha luchado cada día para hacerme la persona que ahora soy. Hoy en mi cumpleaños quiero agradecerles a mis padres, al universo y a Dios por darme un año más de vida, por darme estos maravillosos 21 años.