Los criminales más famosos del mundo: Al Capone, Dos pistolas, Crowley, Dutch. No se culpan por sus crímenes ¿entonces, que diremos de las personas con las que entramos en contacto? Ningún hombre se critica por nada, sin importar cuales fueran sus errores.

La crítica es inútil, porque pone a la otra persona a la defensiva, y por lo común hace que trate de justificarse. La crítica es peligrosa, porque lastima el orgullo, tan precioso de las persona, hiere su sentido de importancia, y despierta su resentimiento.

Estudios demostraron que premiando la buena conducta se aprende más rápido que castigando la mala conducta. Por medio de la crítica nunca provocamos cambios duraderos, y con frecuencia creamos resentimiento. Así que no critiques, las demás personas son como seriamos nosotros en tales circunstancias.

Anhelo de importancia y despertar deseos vehementes en los demás:

Estudios demostraron que la mayor parte de nuestras acciones se ven impulsadas por el deseo sexual y el deseo de ser importante (anhelo de ser grande, anhelo de recibir aprecio y elogios). Las personas tienen una gran sed para saciar el segundo deseo, pero pocas personas logran realmente satisfacer sus ansias de importancia, y algunas personas llegan al punto de convertirse en criminales; crear incapacidades o hasta recurrir a la demencia. Entonces, si logramos satisfacer el segundo deseo, tendremos a la persona en la palma de nuestras manos.

¿Cómo se satisface el deseo de grandeza del prójimo? En cualquier ámbito en el cual nos desenvolvamos, siempre vamos a conseguir mejores resultados dentro de un espíritu de aprecio que dentro de un espíritu de crítica. Las personas anhelan la apreciación, tanto como anhelan el alimento o el sueño. Por un momento, dejemos de pensar en nosotros mismos, en nuestras necesidades y pensemos en las habilidades o capacidades de los demás. Regalemos un elogio sincero a partir de las habilidades de nuestro prójimo. Si, elogiamos a partir de lo que pensamos de nosotros mismos, llegaremos a la adulación. La adulación viene del estómago, es egoísta y produce problemas.

Al terminar su almuerzo; felicite al chef por la comida, felicite a las mecerás por el servicio ofrecido. En la historia podemos encontrar grandes ejemplos de aprecio sincero y honrado.

Rockefeller dijo lo siguiente cuando su socio perdió un millón de dólares en un mal negocio: te felicito porque lograste recuperar el cuarenta por ciento del dinero perdido. Otras personas no habrían logrado alcanzar tan buenos resultados. Rockefeller encontró algo bueno dentro del problema para elogiar.

Una mujer pidió a su marido que le ayudara con una lista de seis cosas que le agradaría cambiar en ella. El respondió: déjame pensarlo y te daré una respuesta mañana. Al siguiente día, el marido, llamo al florista y le encargo un ramo de flores con una nota diciendo: no se me ocurren seis cosas que querría cambiarte. Te amo tal como eres. Adivine, que paso cuando el marido regreso a casa...

La mejor manera para persuadir al prójimo o influirlo para que haga algo es la siguiente: habla acerca de lo que él quiere y demuéstrale como conseguirlo. No pienses en lo que te gusta o en lo que quieres, sino en lo que la otra persona quiere o le gusta. “Aprende a poner en el anzuelo el cebo que atraerá al pez que quieres.

Para despertar anhelo en los demás pregúntate lo siguiente:

• ¿Cómo puedo vincular lo que yo quiero con lo que quiere él?
• ¿Cómo puedo lograr que quiera hacerlo?
• Si yo fuera …..…… que podría gustarme para hacer …………?

Ver desde el punto de vista de la otra persona y despertar en esa persona un deseo franco de algo, no debe confundirse con manipular a esa persona de modo que haga algo en detrimento de sus propios intereses. Ambos lados deben salir ganando en la negociación.

Seis maneras para agradar a los demás:

• Interésese por los demás: podemos ganar más amigos en dos meses interesándose de verdad y sinceramente en los demás, que los que se puede ganar en dos años, cuando se trata de interesar a los demás en uno mismo. Así que, si queremos tener amigos y agradar a los demás, dediquémonos a hacer cosas para los demás, cosas que requieran tiempo, energía y altruismo.

• Sonría: una sincera sonrisa es la mejor manera para causar una buena primera impresión. Cuando sonreímos, estamos expresando: me gusta usted, me causa felicidad, me da gusto verlo.

• Recuerde nombres: uno de los métodos más sencillos, más evidentes e importantes para conquistar buena voluntad es el de recordad nombres y hacer que los demás se sientan importantes. El nombre de una persona es algo propio y exclusivo de la persona. La información que damos o la pregunta que hacemos, toma una importancia especial cuando agregamos el nombre del interlocutor.

• Sea buen oyente: un conversador inteligente, no es la persona que más habla; es la persona que escucha con atención, muestra interés, alienta a la otra persona a hablar sobre sus experiencias, da la razón en cada punto que escucha, hace preguntas que le da gusto responder a su interlocutor, y es generoso en la aprobación y caluroso en los elogios. El protestador crónico, aún el crítico más violento, se suavizara y se apaciguara frecuentemente en presencia de un oyente que demuestre paciencia y simpatía: un oyente que guarde silencio en tanto el iracundo protestador se dilata como una cobra y suelte el veneno de su sistema.

• Siempre hable sobre lo que les interesa a los demás: trate de descubrir que le interesa y que le entusiasma a la persona con quien quieres relacionarte. Hablar en términos de los intereses de la otra persona es beneficiosa para ambos.

• Haga que la otra persona se sienta importante: casi todos los hombres con quien se topa en el día se sienten superiores a usted en algún sentido; y un camino seguro para llegarles al corazón es hacerles comprender, de algún modo muy sutil, que usted reconoce sinceramente su importancia. Hable a las personas de ellas mismas, de lo que necesitan y seguramente le escucharan por horas.

Logre que los demás piensen como usted:

¿Qué debería hacer para influir a una persona? piensa que te gustaría escuchar si estuvieras en la piel del otro y dirige la conversación hacia ese punto; analiza la situación desde el punto de vista de la otra persona; colócate en los zapatos del otro... Siempre hay una razón por la cual la otra persona piensa y procede como lo hace. Descubra la razón oculta y tendrá la llaves de su corazón.

Sea un líder:

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Pido perdón, si en la publicación, existe algún error ortográfico o en la semántica / sintaxis. Si es así, hazme saber, para realizar las respectivas correcciones.
Fuente:
Ideas extraídas del libro: Como ganar amigos e influenciar en las personas de Dale Carnegie.
Las imágenes son de mi propiedad.

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