Dos pendientes sobre Franz Kafka
Escribí mucho sobre La Metamorfosis de Kafka en mi escuela secundaria y en el bachillerato, pero dejar unos años de leer y pensar sobre el auto me dio un poco de perspectiva. Este relato lo leí como el primero en mi clase de literatura y de inmediato se convirtió en uno de los favoritos, a los que regresé constantemente para recorrer detalles que pasaron por alto la primera lectura o revisar la maestría en el uso de los símbolos y la generación de tensión. La obra sin duda sigue siendo una obsesión que me persigue esporádicamente como una marca indeleble en mi gusto literario.
Contra lo que me hubiera gustado hacer el resto de la obra del escritor Bohemio llegó tarde en mi vida. Fue hasta la mitad de la carrera cuando tuve tiempo de leer el Proceso, una obra deslumbrante y divertida donde realmente puede entenderse el humor que intentaba proyectar Kafka en sus obras, que poco a poco se ha convertido en depresión conforme nuestras sociedades han tendido al completo absurdo. En la Colonia Penitenciaria marcó especialmente mi idea de justicia y es muy recomendable para los escépticos del sistema. América es una obra detestable, llegué a la página veinte y jamás volveré a tocarla.
Recordaba esto porque revisaba la abultada obra de Philip Glass después de leer su biografía. Aunque es un ejercicio muy notable, solamente habla de sus años de formación y sus primeras obras, dejando a un lado una producción de más de cuarenta años donde ha sorprendido con obra sinfónica, bandas sonoras de películas y varias de las mejores y más atrevidas óperas de la segunda mitad del siglo veinte. Es extraño que no mencionara a Kafka, puesto que llevó a la ópera el Proceso y En la Colonia Penitenciaria y su pieza de piano más famosa es en homenaje a Metamorfosis. Es sin duda extraño que no mencionara su gusto por este escritor, pero la música puede hablar por sí misma sobre su obsesión por los ambientes depresivos y absurdos que acuñaron el adjetivo "kafkiano". Pueden encontrar en la Colonia Penitenciaria y Metamorfosis en Spotify, y aún estamos a la espera de una grabación de El Proceso.
Por último, recordaba hace poco el valor de metamorfosis. ¿Es una fábula fantástica sobre la pérdida de la capacidad de asombro en nuestras sociedades industriales? ¿Es un homenaje a los enfermos mentales que ya no pueden enfrentar el mundo? ¿Es una alegoría en clave del poco valor que tiene el ser humano ante un mundo cruel e indiferente? Quizás es todas esas cosas y más, o tal vez no es ninguna. Parte del encanto de La Metamorfosis por encima de las otras obras de Kafka es que es sutil y laberíntica, donde es prácticamente imposible decantarse por una única interpretación. Lo único que es claro es la amargura de la obra, donde nuestro protagonista al final es olvidado y abandonado por aquellos que supuestamente eran su familia. Es claro que la crueldad siempre es implícita en la obra, pero el autor siempre se salva de ser culpado de sádico. Parte de la magia de Kafka.
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