Aventones | Relato Corto.

Es una noche lluviosa, oscura, como el intro de una película de Hitchcock, las gotas caen sobre las ventanas del carro siendo el unico sonido que se percibe, un sonido casi hipnotico, era como manejar a través de una delgada cortina de lluvia. En noches como estas se maneja lento y con mucho cuidado, lo ultimo que quieres es tener un accidente, solo quieres llegar a casa y relajarte luego de un largo día.

El conductor, manejando a 30km/h con solo una mano en el volante distingue a lo lejos la silueta de un hombre parado a un lado de la calle con un con poncho azul oscuro y su dedo pulgar hacia arriba.

— ¿A quien se le puede ocurrir pedir un aventon en una noche como esta? Debe estar apurado por llegar a algún sitio y la lluvia solo le ha retrasado, puede ser incluso una emergencia o algo de vida o muerte.— Piensa el conductor.

Se detiene a un lado del hombre, el cual se monta en el carro agradecido de ya no estar bajo la lluvia, se quita impermeable y suspira. Luce como un hombre en sus mediados 20 con una poblada barba y ondulado cabello rojo.

— Una noche terrible, ¿no? — Dice el conductor
El hombre sostiene su mirada un momento, se quita las gotas de la lluvia de su rostro y con una voz sin ánimos dice:
— Si, lo es.
— ¿Estas bien? —Pregunta el conductor mientras acelera para retomar su camino.
— Si.
— ¿A dónde te diriges?
— Al norte. —Dijo el hombre, señalando la dirección.
— ¿Visitarás a tus amigos?
— Ujum

El conductor no entendió si eso fue un si o un no, así que se ajustó la corbata nerviosamente y encendió la radio. Por un momento solo escuchan la radio y sus propios pensamientos. Luego el hombre, con una voz un tanto nerviosa dice:

— ¿Trabajas por esta zona?
— Si, me tocó salir tarde de la oficina, tu sabes como es. —Dice el conductor
— No, la verdad no.
Y vuelve un silencio incomodo que solo era interrumpido por el sonido de la lluvia y el locutor del talk show de la radio. Un par de kilómetros luego hay una noticia en la radio, una mujer intenta sonar profesi ional mientras lee el anuncio.
— Tenemos reportes de que un paciente ha escapado de una institución psiquiátrica. Su informe psiquiátrico revela que es un psicópata con historial de asesinato.
El hombre presiona la radio cambiando la estación. Una canción indie pop suena. El conductor mira de reojo al hombre, y este le dice:
— Odio las noticias, son muy deprimentes. ¿Acaso nunca hay buenas noticias?
El conductor no dice nada y mantiene fija su mirada en el camino.
— No te preocupes -Dice el hombre-. No soy el asesino.
— ¿No? —Dice el conductor—. Digo, no, claro que no lo eres.
Escuchan la canción por un momento mientras el hombre la tararea y mueve su cabeza lentamente.
— ¿A qué te dedicas? —Pregunta el conductor.
— Soy escritor.
— ¿En serio? Interesante ¿Has publicado algo?
— Aun no, por ahora solo me he dedicado a escribir.
— ¿Y sobre qué escribes?
— Estoy escribiendo una novela... es sobre un asesino en serie.
El conductor no dijo nada, lo miró de reojo y cambio la estación de radio al talk show de nuevo. Un hombre hablaba sobre las diferencias en su vida cuando era joven y ahora.
— ¿Dónde te dejo? —Menciona el conductor.
El hombre no dice nada. Tenía los ojos cerrados. No se distingue si está dormido o solo esta pensando con los ojos cerrados. Luego de unos minutos suena una canción en la radio, de esas canciones que anuncian el comienzo del noticiario. El hombre despierta asustado mirando por la ventana. Otro reportaje en la radio sobre el paciente escapado.
— Tenemos más información sobre el paciente que escapó del psiquiátrico. El hombre responde al nombre de Adrian Hopkins. Escapó del lugar en horas de la tarde, cambiando su uniforme de paciente por un traje y pretendiendo pertenecer al grupo de doctores. Al salir robó un carro.
El hombre voltea a mirar al conductor y le pregunta:
— ¿Como me dijiste que era tu nombre?
A lo que el conductor le responde:
— Mi nombre es Adrian.

Esta historia la pensé mientras iba en el carro con mis padres en una tarde lluviosa, había comenzado a llover y no parecía que escamparía en un buen rato, mientras íbamos en vía pasamos por un par de personas en las aceras pidiendo aventones, vivo en Venezuela, en este país la inseguridad es muy grande por lo que no cualquier persona daría un aventon de este modo, por lo que me puse a pensar en que podría ser peligroso tener la buena intención y que luego seas victima de un crimen.