El día que decidí irme de Venezuela
Siempre desde que he tenido uso de razón uno de mis grandes sueños ha sido conocer parte del mundo y vivir fuera de Venezuela. Desde niña amaba viajar, tenía tan sólo 2 meses de nacida, cuando viajé por primera vez de San Cristóbal a Tinaquillo, y desde entonces fue una vida de viajes constante por toda Venezuela. Sin embargo, un día con tan sólo 5 años de edad, viaje con mis padres al extranjero.
Desde entonces la idea de vivir en el extranjero jamás se disipo de mi cabeza. A diferencia de mis amigos, aunque amaba mi país. Nuestra bella gente y nuestras hermosas playas jamás me convencieron para quedarme. Odiaba la vivencia del más vivo de la que se jactaba algunos venezolanos, odiaba la falta de cumplimiento de normas, y que la gente abusará de su poder. Y aunque admito que el venezolano es un ser hermoso con mucho potencial y que no todos son así, hay que ser honestos, el país se había vuelto corrupto, y Maduro sólo fue una consecuencia, no el origen de la destrucción.
Por ende, yo quería vivir afuera y conocer parte del mundo. Me encantaba la idea de conocer otras culturas y formas de pensar. Mientras me maravillaba por lo que encontraba en la televisión; hermosas estructuras arquitectónicas, orden, seguridad y reglas que rodeaban a los países más desarrollados. La gente caminando a cualquier hora fuera de casa, los paisajes que rodeaban cada camino, la parejita tomada de la mano mientras viajaban a un nuevo destino sin tener que ser ricos. Al mismo tiempo que oía las anécdotas de mi padre, de su vida universitaria y su vida laboral en el extranjero y yo sólo pensaba: “Yo quiero eso”.
Desde entonces mi meta estaba clara, Daniela viviría en otro país ¿Volvería a Venezuela? No lo sabía, pero sabía que quería estudiar y trabajar afuera (por supuesto, sin olvidarme de mis raíces). Era difícil tomarse en serio a una nenita de primaria, que no lavaba su ropa interior y que de vaina y sabía dividir, hablándote de una futura emigración. Pero los años pasaron y mi decisión se mantuvo. Pero los países cambiaban.
Al principio fue Estados Unidos y la hermosa ciudad de New York, hasta que entendí que ese sueño americano que te vendían era irreal y todos los conflictos que conllevaba marchar hacia allá. Mi meta se desvió entonces a Canadá, el hermoso país multicultural lleno de emigrantes, hasta que me di cuenta que era algo demasiado caro y que sólo el Universo sabría cuánto tardaría en ahorrar para poder llegar hasta allá.
Así que continúe con mi búsqueda de lugares, así sea un mero país trampolín (esos dónde uno va a trabajar, para luego volver a emigrar). Busco países donde tengo amigos que me reciban, consigo varias opciones. Pero la situación en Venezuela empeoraba y todo el mundo emigraba, y de repente esas personas que antes podían recibirme ya no podían, mientras que la competencia para conseguir trabajo afuera, se vuelve cada vez más intensa.
Mis planes fueron adaptados más de una vez, cambiando varias veces de ciudad y de fecha. Reunir para emigrar estando en Venezuela tampoco es fácil, cuando nuestro sueldo mínimo no vale nada dentro de este país, y todo se va en alimentos. Algunas veces pensé en quedarme más tiempo aquí para irme más preparada tanto en experiencia como en estudios, y en años pasados lo hubiera hecho, pero actualmente la idea resultaba indignante.
¿Cómo pagabas una residencia que costaba un 32% de tu salario al mes cuando apenas tienes para pagar el mercado? Imagínate pagar un curso o un postgrado. Obviamente me mudé a casa de mis padres, y si no les mentiré, yo corrí con la suerte de que he podido pagarme algunos talleres universitarios y salidas con mis amigos gracias a la ayuda económica de mis papás (y que le hice algunos trabajos de asistencia a mi padre). Pero porque mi papá trabaja al cambio del Dólar, porqué con Bolívares es bastante difícil.
Y nunca uso el dinero que yo ganó escribiendo o en consultas online porque ese lo ahorro para mi viaje de emigración. Así que, si eres una chama como yo que quieras empezar a tener tu propio dinero, tu propio lugar donde vivir, y ser finalmente 100% independiente. Te cuento la verdad, en Venezuela es muy muy difícil, hasta cuando eres trabajador freelance.
Así que hoy en la actualidad, admito, que aun no sé dónde voy a vivir (cosa que asusta mucho), sin embargo se hacia donde emigraré pronto (prometo que en cuanto haga el viaje los mantendré al tanto) ¿Será ese el lugar dónde me estableceré? No lo sé, espero que no, voy paso a paso. Primero salgamos de aquí.
Lo que si les digo es que sigo soñando con una gran metrópolis, dónde pueda caminar libremente sin miedo a que me atraquen o me secuestren. Dónde pueda crecer laboral y personalmente, dónde pueda ser independiente, comprar mis propias cosas y que mis padres ya no se sigan matando el lomo para darme una buena vida, sino todo lo contrario. Quiero un sitio donde haya orden y donde se cumpla, dónde se piense en comunidad, dónde haya un buen sistema de salud y educación.
Y no les miento, tengo miedo, me da miedo emigrar ¿Contradictorio no? A pesar de que es mi sueño de toda la vida tengo miedo, porque aquí en Venezuela a pesar de la crisis, tengo muchas cosas que me encantan. Tengo un hogar estable, una familia adorable, amigos maravillosos, un chico que me gusta, un excelente trabajo, un horario flexible (gracias a mi vida freelance). Y cuesta decir adiós, renunciar a todo, para lanzarte a lo desconocido. A una ciudad llena de extraños, sin una nacionalidad extranjera, sin una propuesta estable de empleo y sin la certeza de saber en dónde te quedarás al final.
Pero quedarme en Venezuela no es una opción, si me quedo jamás creceré. Me quedaré encerrada en casa de mis padres, siendo dependiente de ellos (porque lo repito un sueldo mínimo aquí no te da ni para un mercado completo), en un país corrupto, sin oportunidades de empleo, y viviendo constantemente con miedo y estrés a cada paso que doy. Viviendo constantemente la vida que no quería vivir y renunciando a mis sueños de viajar por el mundo, tener una carrera exitosa y tener mi propio hogar en un lugar donde me sienta segura.
Así que sí, con los pros y los contras, sostengo mis deseos de marcharme, y no dejo que mis miedos me frenen, todo lo contrario, los uso como motor para seguir adelante.
¿Y ustedes? ¿Qué piensan sobre emigrar?
Me encantó, compartimos varios pensamientos. Yo desde la pubertad más o menos quería ser ciudadana del mundo, otra cultura, cosas mejores, no sentía ese amor hacia Venezuela ni lo siento. Si, independízarte en este país es la tarea más difícil, uno solo no puede... a menos que tengas ingresos extraordinarios. Y me encanta Gustavo Cerati. Espero puedas encontrar el lugar perfecto para comenzar tu aventura. Saludos. <3
Gracias por tus buenos deseos, me sentí muy identificada con tu comentario. Espero que pronto también tú puedes iniciar tu aventura y convertirte en ciudadana del mundo ¡Saludos! ¡La mejor de las vibras para ti! <3
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