Envenenas con tu efímero vuelo
los pocos soplos de aire que dejas fluir,
donde danzaban algunos deseos.
Eso me hizo recordar, a la belleza dañina, capaz de dañar lo que le rodea sin siquiera querer hacerlo; perjudicial como ella sola, pero, cautivadora y atrayente como ninguna. Me gustó tu poema.
Saludos.