Nunca y siempre

Siempre, quería llegar al cielo, quería ver el cosmos, el universo. Explorar mucho más allá de donde su mente llegaba. Quería construir un cohete que lo llevara a recorrer todos esos páramos incomprendidos donde nadie había llegado.

Nunca, le decía que jamás lo conseguiría, que se rindiera, que sus sueños eran muchos más allá de lo que sus manos podrían aguantar.

Siempre, a su vez, no le hacía caso. Él sabía de lo que era capaz, y así comenzó a construir, lo que lo llevaría a la mejor experiencia de su vida, a descubrir los secretos que nadie había contado, en ver la verdadera belleza de los planetas, del espacio exterior. No hay mejor relato que aquel que se vive. Los signos de interrogación, intrigados por lo que hacía siempre, ni siquiera se pararon a preguntar, los puntos finales le decían que parara, que ahí acababa su historia. Él no le hice caso a nada, y sólo siguió adelante con su travesía.

El día del lanzamiento, el cielo estaba estrellado, todo sumamente brillante y hermoso.

El cohete despegó, con siempre dentro de él.

Los signos de exclamación quedaron anonadados, los signos de interrogación, a su vez, no podían creer que pasaba. Nunca sólo se quedó mirando, allí, parado como si nada.

Y allí estaba Siempre, entre las estrellas. Inundado de bellísimas estrellas, los cuales iluminaban los planetas, que tantas preguntas esconden. Pasando a través del anillo de Saturno, del espacio cideral, la Luna, donde los sueños recaian y las vacas saltaban. Todo era bellísimo.

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Al volver, Nunca, le dijo a Siempre.

"Nunca, nunca volverá a dudar de ti, siempre confiara en ti de ahora en adelante."

Nunca dejes que alguien arruine tus sueños. Sólo tú puedes decidir cuál es tu máximo. Piensa en grande y recuerda.

Tú eres la mejor versión de ti mismo y, nunca será siempre. Pero no siempre será nunca.

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