Una Historia Hindú (Primera Parte).
(Imagen tomada de la web).
Nuestra historia comienza en la casa de Ranjit Darzi, en las afueras de Jaipur en Mansarovar. Al asomarse los primeros rayos del sol estaba Ranjit dispuesto a realizar su oraciones a Surya (Suryadeva), de quien era muy devoto, desde niño que recordara todos sus días comenzaban a partir de ese momento tan importante, donde se conectaba al ser supremo y recibía toda la energía y bendiciones para comenzar el día.
Ranjit era un comerciante muy próspero y estimado en la ciudad, muchos dicen que su prosperidad se debía a que era un hombre muy bondadoso porque le daba trabajo a todo al que el podía, pero en realidad era una mezcla de increíble bondad y mucha inteligencia, era un comerciante nato, su actividad comercial era muy extensa comenzó con venta de telas y en la actualidad tenía desde telares, sastrerías, tiendas de bordados, y la importación de todos sus productos a niveles internacionales, actividades que desarrollaba de forma familiar con tres de sus cinco hijos que ya estaban licenciados de la universidad.
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La casa de los Darzi era muy pintoresca y muy alegre a pesar de la tragedia que a diario vivían, con la pequeña Meena.
Ranjit junto con su esposa Sarayu habían adoptado desde muy pequeña a Meena desde que sus padres habían muerto en un terrible accidente ferroviario, Meena era sobrina de Ranjit hija de su muy amado hermano Kiran.
La pequeña Meena como por cariño le decían en su casa, era la niña de los ojos de Ranjit, ya contaba con 21 años y era una chica hermosa alta delgada con una tes morena de rasgos muy finos, su cabellera negra brillante muy larga y unos ojos verdes grandes y muy profundos, era hermosísima y todo en torno a ella parecería perfecto salvo por una terrible e indescriptible conducta que poseía, Meena era una chica extremadamente triste y depresiva, nunca había sonreído todo le molestaba, odiaba profundamente las tradiciones y estaba siempre encerrada en sus habitaciones, lloraba con mucha frecuencia y muy poco sociabilisaba, Ranjit junto con Sarayu y los cinco chicos la amaban con locura y hacían todo lo que estaba a su disposición para ayudarla y especialmente Ranjit no había escatimado esfuerzos y dinero en sacar a Meena de ese terrible estado, consultaron con los mas destacados Bráhmanas, trajeron a profesores de danza para así ofrendar a Ghanesha y eliminar los obstáculos en el camino de la niña, profesores de música para intentar elevarle el espíritu a Brahma, la llevaron a los mejores templos, peregrinaciones y cada día se ofrecían las primeras oraciones a Surya por la curación de Meena, pero nada resultaba. Con el paso del tiempo la situación se iba agravando hasta llegar al extremo que cada mañana al despertar Meena profería un estridente y espantoso grito al descubrir que seguía viva. La pobre chica vivía cada día queriendo morir.
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No muy lejos de allí en los suburbios de la ciudad al despuntar los primeros rayos del sol Sunita, corría a la azotea del burdel donde habitaba, extenuada del cansancio y con el cuerpo adolorido por el trabajo y los golpes que usualmente recibía de su horrendo trabajo, ofrecía sus oraciones a Surya, como le había enseñado su abuelita. Ese día en particular daba gracias por poder orar y hacer sus ofrendas puesto que muchas veces era tal la faena de la noche que mucho antes del amanecer le vencían el sueño y el cansancio.
Sunita había llegado allí luego de que su abuelita había muerto victima de la pobreza y la enfermedad, la niña con tan solo trece años la habían llevado al burdel unas vecinas quienes al no querer ayudarla, en su lugar se lucraron vendiéndola por un par de Rupias, no teniendo mas familiares ni pudiendo escapar, solo había conocido la pobreza y el dolor.
Sunita en la actualidad contaba con 21 años, era una joven hermosa alta delgada de tes morena con rasgos muy finos, ojos verdes y cabellera negra y se vería mejor a no ser de lo desgreñada y por las ojeras que siempre tenía o por el moretón en los ojos que a veces lucía, pero a pesar de sus desdichas en su corazón lleno de tristeza como un milagro albergaba una pequeña llamita de esperanza, no sabía que significaba ni que era lo que sentía, pero la pobre chica moría cada día queriendo vivir.
(Imagen tomada de la web).
Como cada mañana al terminar sus oraciones Ranjit se disponía a salir muy de prisa al trabajo con tal de no ser espectador del espelusnante hábito mañanero de Meena, el sentía mucha compasión por Sarayu y por los demás habitantes de la casa quienes debían soportar tan inusual e incomodo habito de la chica, pero esa mañana en especial sus meditaciones lo llevaron detenerse en casa mas tiempo del que normalmente permanecía, estaba por tomar la decisión que el consideraba la mas difícil de su vida y a la ves meditaba lo agradable que se sentía en casa rodeado de su familia ya dos de su hijos mayores estaban casados y pronto estaba por nacer su primer nieto, se quedó dormitado en el sillón mientras tomaba una deliciosa taza de Teé cuando le sorprendió la mañana, era inusual tomar el desayuno en casa pero por la hora ya Sarayu había dispuesto todo en el comedor y comenzaron a desayunar los ricos manjares que les habían dispuesto, cuando de improviso se escucho el aterrador grito de Meena, Ranjit se levantó de la mesa de un salto, estaba totalmente seguro de su decisión.
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Sunita estaba dormida y sintió el llamado de su amiga Trisha quien la desperto.
-Amiga ven a comer son las seis de la tarde has dormido todo el día, estas muy débil.
De un salto Sunita se levantó y corrió a la azotea y con tristeza pudo verificar que se había perdido el día ya solo quedaban hilitos de luz del sol que ya estaba escondido.
-No puede ser, lloró.
-Me perdí del día, no pude elevar mis oraciones a Surya, me perdí de los colores, me perdí de los cantos de los pájaros, me perdí del aroma del día, me perdí de la brisa, me perdí de la vida.
Era el tercer día consecutivo que no veía la luz del sol, solo oscuridad solo trabajo solo dolor!. Se fue a trabajar como siempre recibió insultos, maltratos, gritos y mientras trabajaba sus pensamientos se fueron lejos, soñaba con una familia, soñaba con libertad, soñaba con risas, soñaba con el campo, nunca lo había visto pero en las viejas revistas que estaban en la sala común habían unas lindas fotos de niños corriendo en el pasto verde, y sus pensamientos estaban mas y mas elevados para soportar su ardua labor, se prometió ser fuerte para poder ver la luz del día, el cansancio no la vencería viviría el instante en que salia el sol, cuando un golpe en la cara la sacó de su letargo y la sangre que salía de su nariz le ofreció el escape de la pesadilla, se logró zafar de su agresor y corrió hasta su escondite en la azotea, lloró sin consuelo y mientras lloraba pedía vivir, no sabía que horas eran no tenía noción del tiempo y con los ojos cerrados oraba a Surya ofrecía su dolor por que era lo único que poseía a cambio de vivir, al abrir los ojos estaban saliendo los primeros rayos del sol, contempló los colores que comenzaban a asomarse y se quedó profundamente dormida.
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Meena había pasado la noche entera llorando, era el colmo de la rabia y desdicha que sentía, desde hacía dos mese que estaba comprometida en matrimonio, su tío Ranjit como cabeza de familia le había comprometido con Madhur Kapoor un destacado Ingeniero de sistemas de una empresa muy importante con la que mantenía relaciones comerciales, su padre Anjali Kapoor y Ranjit eran amigos desde la infancia y sabia lo bien criado y de buenos sentimientos que era Madhur puesto que lo conocía desde que había nacido. Madhur siempre estuvo enamorado de Meena aunque sabía de su difícil condición.
Al día siguiente Meena se casaría con Madhur cosa que detestaba de manera sobrenatural ya que no soportaba las tradiciones se oponía a cualquier celebración y una boda era un ritual que llevaba mucho de todo eso, lloró desconsoladamente toda la noche perdió la noción del tiempo y por primera ves oró a Surya ofreciendole su dolor que era lo único que tenía a cambio de dejar de existir , al abrir los ojos estaban saliendo los primeros rayos del sol y contemplo el relucir de la luz y se quedó profundamente dormida.
Y ese día Surya concedió un don especial, dos criaturas al unisono estaban orando y la ofrenda resultó del agrado al Fulgurante Señor , cuando la luz resplandece no hay cabida para sombras, y entonces junto sus manos y obró. (Continua).
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Pollyyyy me atrapó el relato, espero la prox parte.. quedé intrigada jeje
Jeje estas intrigada?
Síii se está poniendo bueno la cosa jaja 😁😘
Polly super bueno el relato, ya quiero saber la continuación, quede intrigada jejeje
jajaja si titi mañana viene la segunda parte
Amiga esperamos la segunda parte, muy bueno Saludos