Cápsula Sociológica IV: Problemática del Orden, Parte II (Hobbes)
Saludos. En la cápsula anterior inicié una pequeña serie concerniente a la problemática del orden en Sociología. En su conclusión, se dejó abierta la posibilidad de estudiar cómo esta problemática es abordada por Thomas Hobbes, filósofo político inglés del siglo XVII. Eso es lo que haremos en esta cápsula, estudiar cómo el autor plantea los órdenes normativo y fáctico en su teoría y la interacción entre dichos órdenes.
Thomas Hobbes, autor de El Leviatán.
-El estado de naturaleza
Hobbes parte de un estado de naturaleza (que él mismo afirma que nunca ocurrió) para explicar cómo y por qué los hombres se reúnen en sociedad y forman un Estado. Este estado de naturaleza se encuentra caracterizado por la igualdad entre hombres; puede haber desigualdades en cuanto al físico y la mente, pero estas habilidades pueden ser suplidas mediante maquinaciones o mediante alianzas. Esta igualdad deriva en desconfianza ya que todos los hombres, iguales entre sí, tendrán las mismas posibilidades de conseguir lo que buscan que los otros, y este hecho estará presente. En orden de conseguir lo que se busca, el hombre deberá anticiparse a los otros ya sea por medio de la dominación o por la astucia. Este proceder se vuelve general en el estado de naturaleza.
No hay noción de justo e injusto al no haber un poder superior que determine la justicia y su contraparte; caso similar sucede con lo bueno y lo malo. No hay propiedades comol tal, cada quien toma lo que puede tomar mediante su fuerza. Para Hobbes, la razón del conflicto está en el rol que juega el poder porque, como todos los hombres buscan satisfacer sus deseos, necesitan poseer los medios para su realización. Siendo el poder un medio donde una persona despoja a otra, se convierte en una fuente de división. Para conseguir poder, los hombres practicarían los medios más fáciles y próximos a ellos que, en última instancia, serían demostraciones de fuerza y fraude. Se plantea un escenario donde cada hombre quiere sonsacar al otro ya sea con la violencia o con el engaño; todos se vuelven enemigos del otro, y todo queda en un estado de guerra. Más allá de esto, no se puede ver a este estado caótico de naturaleza como positivo o negativo porque los intereses que le dan origen tampoco lo son en un sentido absoluto. En todo caso, tiene que vérsele como un estado natural.
El estado de naturaleza no es del agrado de quienes lo experimentan; la guerra de todos contra todos evita que los hombres se desarrollen placenteramente para ellos debido a la falta de propiedades y al miedo constante a la muerte, producto del conflicto perpetuo. La libertad de los hombres de hacer todo lo que quieren no resulta provechosa para ninguno.
-Génesis del Estado
¿Cómo solucionar esto? Renunciando a la libertad natural. Todos los hombres deben renunciar a ella transfiriendo su derecho natural en orden de conformar una "persona artificial" que reúna las voluntad y fuerza del común. Esta persona artificial es el Estado, cuyos autores son las personas que han transferido su derecho natural en orden de conformarlo. El titular de esta persona artificial se le conoce como soberano.
El Estado surge para impedir el desenvolvimiento natural del hombre, que inevitablemente le conducirá a reincidir en el estado de naturaleza. El orden social es el fin más importante que debe cumplir el gobierno que plantea Hobbes; el camino que permita el cumplimiento de este fin puede ser represivo o permisivo siempre y cuando el orden sea mantenido.
-La problemática del Orden en Hobbes
El orden normativo es inexistente previo a la constitución de la persona artificial que conocemos como Estado. Previo a ella, el orden fáctico se desarrolla de manera libre y caótica; los hombres no tienen un poder superior que los controle y, valiéndose todos de su derecho y libertad naturales, entran todos en conflicto unos a otros, generando así la guerra de todos contra todos. Esta guerra es el resultado de las pasiones naturales de los seres humanos que no encuentran resistencia ni regulación en el mundo, es decir, es la consecuencia de la acción de los humanos tal cuales ellos son. Entonces, el Estado y el orden normativo que lo acompañan no tendrían un fin distinto a limitar la naturaleza del ser humano para así convertirla en un elemento controlable y dócil tanto para el Estado como para la sociedad que regula.