El amor es la cura.
Dicen que el amor no se acaba, no se extingue ni se esfuma, que es solido, permanente y constante. Dicen que el amor sana, reconstruye y renueva. El amor, es más que un sentimiento, es ser incondicional y firme ante la vida, es dar lo mejor de ti sin esperar resultados. Es volar a la infinitud y aferrarse a la satisfacción de la vida, entendiendo lo afortunados que somos. El amor es la pureza y la nobleza de un alma, aquella que no juzga, no teme ni hace daño.
Hay magia en aquella mirada de ojos brillantes que intenta hablar por sí misma. Hay magia en aquella sonrisa imperfecta que denota la humildad de un alma sintiente, hay magia en su presencia y también en su ausencia, porque tiene el poder de permanecer en mi corazón sin importar nada más. Una casualidad que me embargo la vida con amor.
La magia que me inspira y me eleva a estados alterados de consciencia, y en un vaivén me adentro a ese simple instante en el que toco con rapidez y determinación cada pieza de mi teclado, queriendo decirlo todo, apostando a la verdad de un alma que habla sin filtros ni pretensiones. Sintiendo que la noche se hace eterna, y me da la sensación de infinitud, como si este momento me fuese a durar para toda la vida.
La cura para toda enfermedad es conectar con la esencia natural que nos habita y nos pertenece. Sentirnos parte del todo al reconocer las cosas lindas de la vida. Esa magia que el amor irradia.
Cuando el amor está presente en tu vida, el miedo se esfuma, se ausenta, se disuelve y desaparece.
En mi soledad he aprendido a amarme y a amar, con más determinación, con más valentía, con más seguridad, con más inspiración, he aprendido a perdonarme y a perdonar, a liberarme de las dudas y los egos.
Una mirada dulce y sencilla pudo cautivar mi alma, me hizo entregarme a la plenitud de mi ahora, a entenderme en el lugar que me correspondía, ¿Cómo es posible? Que las sonrisas puedan generar tanto encanto, que las miradas luminosas puedan transmitirte tanta paz y asentarte entre la serenidad y el ahora. Me encanta, lo acepto. Amo la sencillez de como se nos refleja la perfección divina, entre una mirada, una caricia, una sorpresa, un buenos días.
Sencillamente me entrego a creer que todo es un plan perfecto del destino, sin esperar nada a cambio, sin hacerme falsas expectativas, solo viviendo cada segundo como si fuese el último. A veces no quiero entender nada más, siento que no lo necesito, solo quiero vivirlo con amor, y aunque en inesperadas ocasiones una presión intercede en mi garganta, haciéndome sentir un poco de nostalgia e incomprensión, solo confió, y me entrego a vivir aquello que me esta enseñando algo. ¿Para qué? Es mi mejor pregunta para combatir la incertidumbre, aunque la incertidumbre es una bendición que nos recuerda que no tenemos el control de todo. La vida siempre estará dispuesta a sorprender.
Sé que te quiero, porque no es el deseo lo que me mueve a tu lado, es el amor quien me conduce a hacerlo todo para hacerte sonreír, porque contigo me siento en familia, porque contigo me siento en hogar, porque tu risa es la melodía más armoniosa que me restaura la imperfección para recordarme que es el amor el pilar de la existencia. Y aunque no todo salga como quiero, solo sé que te quiero a ti. Gracias por existir