Este ha sido un viaje que no tiene explicación, me es imposible proyectarlo en palabras o en una simple imagen. No me refiero a este maravilloso lugar que me regaló unas vibras increíbles. Sino a mi vida en general, esa búsqueda constante de mi felicidad, en donde la he encontrado en el lugar que menos me he imaginado, justo frente al espejo.

Fotografía por A. Arbelaez, desde su iPhone7.

Debo admitir que no ha sido fácil. He tenido momentos en los que he estado sumergida en el más profundo de los dolores, he sido criticada por muchísimas personas, personas que me importan y que son indispensables en mi vida, he tenido disputas en mi núcleo familiar, guerras con el resto de mi familia que me han puesto cara a cara con el rechazo.

Me han dado la espalda, me han roto el corazón, he caminado de la mano de la soledad, he dormido con la confrontación interna y he abrazado el miedo como si fuese parte de mi. He llorado miles de veces, he discutido conmigo misma preguntándome qué es lo que estoy haciendo con mi vida, que si lo que hago será lo mejor para mi..

He vivido con incertudumbre, he sido juzgada con crueldad y he cuestionado mi fe y mis creencias. Me he sentido perdida y me he encontrado vulnerable. Nada fácil. Pero saben qué? Es un precio que pagaría mil veces con mis ojos cerrados.

Gracias a todo esto soy la persona que quiero ser: yo. Soy transparente como el agua y fuerte como una piedra, soy sensible como la suavidad de un susurro y llena de esperanza como un niño al que se le dice que lo llevarán a su lugar favorito o que le comprarán ese juguete que tanto quiere. Soy yo misma en mi máxima expresión. Y me siento increíblemente afortunada por eso.

Esta es mi alegría, esta paz y tranquilidad que siento no la cambio por nada ni nadie. Le quise comprar la felicidad a la vida y ella se encargó de darmela toda y absolutamente gratis.

Espero que este trocito de mi les llegue al alma y que aporte un granito de arena positivo en sus vidas. Feliz inicio de semana!