EL HAMMAM, EL BAÑO TURCO
Hábitos saludables para cuerpo, mente, vida y salud de hoy día.
El antepasado del baño de vapor es el baño turco. el Hammam, que en los países orientales se `practica a todas horas y como si fuera una especie de ritual. Nacido como ¨baño público¨, para la cultura oriental el ¨Hammam¨es el lugar que permite olvidarse durante un rato de las obligaciones y preocupaciones de la vida cotidiana para dedicar u poco de tiempo al cuidado del cuerpo y, a través de la relajación y el silencio, también de la mente.
La idea del baño turco se debe al sultán de Constantinopla que, en el siglo XVIII, inspirándose en las antiguas termas romanas, hizo construir un edificio similar para sus súbditos, uno para los hombres y otro para las mujeres. Rápidamente nacieron baños turcos por todos los rincones de la ciudad, convirtiéndose en lugares para el deleite, y en puntos de encuentro entre hombres de negocios y entre amigos.
Está concebido como una especie de viaje de purificación: tras haberse desnudado, con un pañuelo o tela alrededor de la cintura, se pasa a una habitación en la que la temperatura es templada. Se permanece allí durante unos 5 minutos para que el organismo se habitúe al calor; después, se pasa a otro ambiente (el vapor sale de caños situados en el suelo), donde se espera otros 5 minutos, antes de dirigirse al Hammar propiamente dicho.
En él, la temperatura es de unos 50º C y la iluminación muy escasa. La persona se tumba, permanece un cuarto de hora entre los vapores; después se da una ducha en la segunda estancia y descansa. Regresa al primer ambiente, donde es enjabonada, frotada con una piedra pómez por todo el cuerpo y masajeada con energía. Finalmente, en la estancia de relax, se acomoda sobre cojines, en ocasiones es ¨bañado¨en perfumes y bebe el clásico té a la menta.