¡Me quería para su mejor amigo y encontró al amor de su vida!

Poco tiempo después de iniciar mis estudios universitarios, buscaba invertir mi tiempo libre; pude trabajar, pude aprender francés, o entrar a clases de canto, pero fue gracias a la insistencia de @andresrivas95 que acepté entrar a un Movimiento Estudiantil. A mi me encanta hablar con las personas, y Andrés no fue la excepción, todos los días hablaba con él en persona o por chat; cuando uno de sus mejores amigos, @miguelfortoul, se percató de eso, creyó que estábamos atraídos el uno por el otro y comenzó a armar toda una estrategia para que yo terminara siendo novia de Andrés.

De derecha a Izquierda; Andrés, Miguel y yo. Foto propia

Estrategia fallida

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A la semana de hablar con Andrés, recibí un mensaje de Miguel por instagram, quien solo quería romper el hielo para entrar en confianza y próximamente ejecutar la segunda fase de su plan: escribirme al whatsapp maravillas de Andrés hasta que me enamorara perdidamente de su amigo. Cosa que, por cierto, nunca pasó jaja. Fue así como consiguió mi número, se disfrazó de cupido y le dio play a su estrategia fallida. Con Miguel hablaba por whatsapp aún más que con Andrés, al menos el doble o el triple.

Un día, mientras caminaba por la universidad me llega un mensaje:

Extracto de una conversación en nuestro chat de WhatsApp. Octubre de 2016 Foto propia

Leí el mensaje y le pregunté en dónde estaba, y me armé de valor para conocer con quién había estado hablando tanto tiempo. Lo vi esperando autobús, dije "no soy un robot, soy de carne y hueso" y le pregunté si quería quedarse un rato hablando y que yo lo llevaba a su casa, y con gusto accedió; hablamos durante bastante tiempo, tal y cómo lo hacíamos por whatsapp.

Algo estaba pasando y nadie se atrevía a admitirlo

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Ese día algo pasó. Después de eso, no volvió a mencionar a Andrés en nuestras conversaciones y la razón era bastante obvia. Pero, un detalle que había olvidado mencionar es que ambos teníamos parejas y nada de lo que estaba pasando era factible; por lo que, a pesar de saber que había una atracción innegable, la pasabamos por alto y manteníamos nuestra amistad hasta donde se podía. Pasaron noviembre y diciembre, y tuvimos encuentros casuales en algunas actividades del Movimiento al cual los dos perteneciamos.

Ambos en una protesta por la situación política de Venezuela. Abril 2016. Foto propia

En enero, eso que tanto negábamos se apoderaba de nosotros por lo que decidimos ser lo suficiente maduros para aceptar lo que sentíamos y alejarnos hasta que cesara ese sentimiento; y así fue, cortamos la comunicación y retomamos el habla en abril. Sin embargo, nada funcionaba, podían pasar cuatro meses más y al volver a hablar seguiríamos sintiendo lo mismo; pero en ese momento no éramos conscientes de eso, así que en mayo decidimos aplicar la misma estrategia que no nos había funcionado con la esperanza de que esta vez si lo hiciera. Nos bloqueamos en todas las redes sociales y dejamos de asistir a lugares que el otro solía frecuentar; para ver si así, lográbamos olvidar ese "no se qué" que aún seguía existiendo.

Cuatro meses sin comunicación

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Un día de septiembre, me llega un mensaje al teléfono de mi mamá:

Extracto de otra conversación por WhatsApp. Septiembre de 2017 Foto propia

No entendía lo que estaba pasando, y por más vueltas que le daba, no entendía porqué había tomado esa decisión. Ese día lloré y estuve toda la semana decaída, no quería comer y me costaba conciliar el sueño analizando todo el panorama. Traté de convencerlo en varias oportunidades de que no se fuera pero, él siempre tan terco, no hizo caso a nada de lo que le dije. El 14 de septiembre, un día antes de irse, tuve la suerte de toparme con él mientras caminaba en un centro comercial con mi familia, nos saludamos rápidamente y en seguida nos despedimos, ahí mi corazón se rompió en mil pedazos pues, era la despedida oficial, no sabría más de él y mucho menos lo volvería a ver.

Cuatro meses que se transformaron en nueve

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Luego de esa despedida, sólo sabía de él por las esporádicas fotos que subía, que por cierto me costaba mucho encontrar debido a que ambos seguiamos bloqueados en todas las redes. En diciembre, me llamó el 24 y el 31, para desearme lo mejor en esas fechas y con mucho cariño le respondí brindándole mis mejores deseos también. Continuamos sin comunicación, hasta que en febrero le llegó el rumor de que yo estaba saliendo con otra persona, lo cual no era cierto pero lo hizo molestar muchísimo. Me escribió nuevamente, pero esta vez no con tanto cariño jaja. Traté de convencerlo de que no era cierto y que sólo querían perjudicarme; no muy convencido, solventamos el problema a medias y volvimos a cortar el habla. Pronto, esos 9 meses sin comunicación se convertirían en 15 meses; un día de agosto me despierto y al revisar el teléfono encuentro una llamada perdida de Miguel a las 3:41 AM, creí que se le había activado, e ignoré completamente el hecho de que podía haberme estado llamado. Para decirme que me quería, que me extrañaba, que me odiaba o que había un nuevo rumor sobre mi.

En octubre descubriría qué quería decirme aquel día a las tres de la madrugada

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Un 26 de octubre, como de costumbre llegué a la universidad y casualmente se celebraba el cumpleaños de un amigo, al cual todos estábamos invitados. Me bajé del carro y caminé a la oficina del movimiento. Arreglaba mi cabello cuando alguien se acercó rápidamente por detrás y un "hola" me dejó sin poder respirar. No me molesté en voltear; era él, era su voz inconfundible y su actitud pícara, me quedé petrificada y él siguió caminando sin notar que me había dejado como una estatua. Entramos a la oficina y durante horas evitábamos vernos la cara, ninguno se atrevía a cruzar miradas y mucho menos palabras. Al rato, volví a armarme de valor y lancé un chiste al aire que sólo él iba a entender, se rió y fue así como rompimos el grueso hielo que nos separaba.

Con todo el grupo en la oficina, el primer día del reencuentro. Foto Propia

Conversamos un largo rato y con el pasar de las horas nos volvimos más amenos y nos percatamos que ésta vez, por primera vez, él estaba soltero, al igual que yo. Intentaba convencerme a mi misma que ya había superado esa etapa y me bloqueaba repitiéndome una y otra vez que lo nuestro no era factible, como en un momento lo fue.

Una nueva etapa había comenzado, y ninguno de los dos la entendía

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Luego del cumpleaños, fuimos a otra fiesta en casa de un amigo, y de ahí a otra; no podíamos dejar de hablar y una vez habíamos retomado nuestra costumbre de agotar las horas hablando de todo un poco, sabía que ya no había vuelta a atrás. A principios de diciembre, estábamos con unos amigos en un centro comercial y cuando nuestros compañeros se fueron me sorprendió proponiéndome ir al cine, con dudas acepté, sin darme cuenta que era nuestra primera cita. Después de ahí todo fue fluyendo, conocí a su familia, fuimos a discotecas y almorzamos juntos en varias oportunidades, el 24 de diciembre me pidió que fuese su novia y me parecía terrible esa fecha jaja por lo que sin dudarlo le rompí el corazón y dije que no. El 29 del mismo mes, en una discoteca, aprovechó que yo estaba molesta con él para reconciliarse con la pregunta que ya me había hecho y yo anteriormente había rechazado; ese día entendí que lo amaba, porque aún estando sumamente molesta con él mi corazón solo quería aceptar la propuesta; y así fue, le dije que sí.

Lo que hacía pocos meses creía imposible se había vuelto realidad

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Desde entonces, nuestra relación es muy estable y somos inmensamente felices. Aquellos niños que un día se vieron en la obligación de bloquearse, eran novios; y ahora, nadie podía interponerse entre nosotros. A pocas semanas de mudarnos juntos sólo puedo decir que, aunque fue un poco complicada nuestra historia, le doy gracias a Dios y a Andrés por convencerme a duras penas de formar parte del mundo de la política. De no ser por ellos, quizás hoy tuviera un excelente trabajo, hablara francés o mi voz al cantar fuese increíble, pero no habría conocido al amor de mi vida.

Hace unos días, mientras caminábamos por la playa. Foto propia