Cómo ser madre y no morir en el intento I : El deseo imperioso de ser madre
Corría el año 1976, era universitaria y me creía estudiosa y muy adulta. Tenía mis ideas, creía yo que era progresista –ahora también lo soy-. En aquel entonces, no sabía lo que significa esa palabra. Sabía lo que era el comunismo, el anarquismo, la monarquía y las principales corrientes políticas, pero el conocimiento me venía de las lecturas académicas. Nunca había reflexionado sobre la puesta en práctica de las ideas en el mundo que me rodeaba. Sólo sé que siempre he luchado para defender mis derechos.
Mi pequeño mundo lo formaban mis padres, mis antiguos amigos –los del cole-, mis nuevos amigos –los de la facultad- y mi novio, al que conocí a los 17 años, siendo todavía niña y él un adulto de 23 años.
Esencialmente estaba contra Franco, sin saber por qué; contra lo antiguo porque me llamaba la atención todo lo que fuera innovación –en aquella época se decía lo nuevo-; también contra el patriarcado, por lo que suponía de imposición de autoridad de modo irreflexivo y aplicando la máxima del… “porque sí, porque te lo digo yo”.
En una ocasión en la que había huelga, estuve tirando panfletos “a ciclostil” -que es como una fotocopiadora, pero no automática, compuesta por un rodillo del tamaño de un folio al que se le adhería el folio original y un papel de calco relleno de tinta-. El rodillo, mediante una manivela, giraba sobre una zona horizontal en la que se había colocado un folio extraído del montón. Una y otra vez, al compás del ruido de la manivela, iban pasando las hojas hasta que no quedaba ni una.
Después de varios años, siendo ya profesora, me enteré de que quién había organizado todo el asunto habían sido los líderes escolares que pertenecían a uno de los partidos políticos enfrentados al régimen político de aquél entonces. Cuando me di cuenta del riesgo que había corrido, respiré hondo y pensé: ¡menos mal que no me pillaron!. Seguro que no me creen, pues es imposible pensar que una chica de esa edad sea ¡tan inocente!¡tan pardilla!¡tan inconsciente! Y ¡tan ingenua!. Pues sí, era yo, la misma que les va a contar ahora la historia de cómo ser madre y no morir en el intento.
Ansiaba “libertad” y esa fue la palabra que guió mis pasos cuando decidí casarme, sin tener en cuenta los consejos de mis padres, que me decían que esperase un tiempo, a que terminase mi carrera y tuviese trabajo.
No les hice caso, y ahí comienza la historia de mi vida “en libertad” –eso lo creía entonces-, ahora ya no.
Me acabo de casar, tengo 22 años y todavía tengo que pasar los exámenes de Junio, de mi último curso de Facultad, para obtener el título de Licenciada y buscar mi primer trabajo.
Encuentro trabajo en Octubre: ¡mi primer trabajo! . Era en un centro de Educación Especial. Estuve trabajando como maestra, durante nueve meses y, voluntariamente, abandoné el puesto de trabajo. En algún momento les contaré por qué. Pero deben saber que además de las circunstancias laborales en las me encontraba, me había entrado una”necesidad imperiosa de tener un hijo” y, como era muy responsable y el trabajo estaba a dos horas de mi ciudad me resultaría imposible compaginarlo, pues no tenía coche ni dinero.
Así que pensé que lo más fácil sería volver a mi tierra de origen. ¡Que trabaje mi marido mientras hacemos el nido!. Era una decisión razonable y cumpliría con mi /nuestro deseo de ser madre.
No reflexioné sobre lo que eso significaba, no fui consciente de lo que se me venía encima, sólo sabía –necesitaba- que debía tener un hijo. Pero…
**¿ se han dado cuenta lo ingenua e inexperta que era? pues...
¡Así fue como me preparé para ser madre!
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Hola @orgaescola!!
Yo creo que hay ciertas cosas en la vida de las que nunca se podrá estar completamente preparado, y para saber hacerlas debemos pasar por lo mismo cuando aprendemos a nadar, lo cual se hace nadando. Entre estas cosas se encuentra la de ser padre o madre, y es que después que pasan unos años tenemos el privilegio de mirar atrás y poder decir que no habíamos estados listo todavía, pero hay que recordar que eso lo decimos con base a la experiencia que nos genero el atrevernos a intentarlo en su momento.
Saludos!!
Tienes razón, gracias por tu comentario
me encanta mi compi y aun más...descubrirte de a poco, a través de lo que me permites leer en tus post. Un abrazo..de libertad.
Saludos, me ha dado mucho interés tu escrito, y es que yo también sentí ese deseo imperioso de ser madre, tenía 23 años en aquel entonces y fue algo que simplemente sentí, una sensación realmente desesperante porque tenía la necesidad de que se cumpliera. Sin embargo pasaron 11 largos años para ver cumplido mi sueño. Empecé a buscar bebé a los 23 y mi primera hija nació a mis 32.
Voy corriendo a las siguientes publicaciones , que de seguro están igual de interesantes que esta.