El Ateniense Elíseo
Me dijo - ¡Hola soy nuevo aquí! con una sonrisa pícara, lo miré de arriba abajo y me sonrió. En ese momento jamás imaginé lo que pasaría después.
Recuerdo que quería safar y quitármelo de encima. Se me ocurrió inventarme un personaje, el cual no suelo ser y le hablé de cosas que no me enorgullecen en absoluto, como actividades sui géneris y con poco glamour a las que me dedicaba en ese entonces.
Pero el efecto fue contrario a mis fines, él se interesaba más y màs y me preguntaba con asombro.
Cómo me encantaba contar historias, seguía dándole cuerda a la charla, que se fue tornando amena y hasta entretenida, yo hablaba y el escuchaba. Habíamos compartido tantas ocurrencias divertidas, su carácter alegre y receptivo no pudo encajar mejor con el momento, eso hizo que pasará el tiempo muy rápido.
El ateniense gozaba con mi postura de la vida pobre y ridícula, hicimos una buena amistad.
Físicamente era de carita redonda graciosita, tenía los ojos pequeños, los labios finos, llevaba el cabello bien recortado color negro en punta. Alto y de gruesas carnes. Pude percibir que su grado de testosterona era altísimo porque tenía muchos bellos, estaba afeitado pese a ello se asomaba su abundante bello facial.
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Un día me enfermé me recomendó quedarme en casa tomar una bebida caliente, hablar con mi supervisor y reportarme enferma "La salud es un regalo, un privilegio, es todo lo que tenemos". Se tomaba muy en serio su consejo protector y a la vez iba ganando mi confianza.
Entre esas dos, tres, cuatro o cinco conversaciones profundas y filosóficas más, me contó sobre su cambio de residencia ;
su declinación al trabajo de años; sus nuevos planes ; su amor por volar; ese pasatiempo que una vez dejó, ahora vuelve a formar parte del cambio en su vida. Es un hombre competitivo, es una máquina nada lo detiene ¡Nada! Va con todo y contra todos asumiendo riesgos
La admiración es excitante, me seduce es una persona educada fina de buenos modales, instruído, escribe sin faltas ortográficas, conoce cualquier tema de conversación, leído y exitoso. Es un torbellino con lo cual el tiempo se detiene al hablar y quieres seguir escuchando.
El ateniense llevaba una marca en el dedo anular de su mano izquierda. Su prestada soledad lo empuja al vicio. Él es fuego persistente, decide tomar una aventura. Sus viejos hábitos lo encadenan, esta vez no ha ido contra el tiempo. _Soy débil, no me puedo resistir, me falta valor para decir ¡No!. A él le deslumbra todo el conjunto y no se atreve a excusar de una invitación. -Atravieza por las colinas, camina en su fragilidad necesita alimento quiere beber de esa copa hasta saciarse. -Sus vecinos hacían mucho ruido en la noche no lo dejan dormir, imagina tantas cosas, envidia el momento. -Pero tiene una amiga a la que conoció hace poco y le pregunta -¿Qué harías con estos vecinos?
Dos tres o cuatro veces ya ha dejado claro su postura arrolladora y hasta había sido rechazado.
Pero que creen esta vez, los consejos han cambiado el sentido ella va a su ritmo el sofoca su soledad el tiempo vibra pensamientos y emociones el momento cumbre y el descenso.
No hubo un final ...ni un nos vemos pronto.