Mi alma gemela

Hoy disfrutando de la tarde en los alrededores de mi comunidad, observe a un par de gemelas caminando y conversando muy parecidas, iban muy alegres y sonrientes. No pude contenerme al instante en pensar en Okarelys (Mi Hermana). Nosotras hemos podido discutir, renegar una de la otra, ignóranos, molestarnos y un sinfín de cosas inimaginables. Sin embargo, un hermano es uno de los mayores tesoros que podemos tener en esta vida. Los hermanos son esos “enemigos” con los que más pelearemos y a los que, sin ninguna duda, más amaremos.
Excepcionalmente, una relación entre hermanos puede torcerse, pero lo cierto es que lo normal y lo natural es que permanezca un sentimiento de amor incondicional forjado en la lucha de unos niños que siempre quisieron hacer prevalecer sus juegos, sus opiniones o su presencia.
No hay mejor regalo de unos padres a sus hijos que la posibilidad de criarse junto a un hermano, de compartir amor, juguetes, alegrías, enfados y tristezas. Por eso hoy les quiero compartir unas lecciones maravillosas que he vivido con mi hermana
Sonrío porque eres mi hermana
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Aprendes a no preocuparte solo por ti, a cuidar y a velar por el bienestar del otro. Con los hermanos acabas desarrollando un instinto de protección especial, no comparable a nada de lo que sentirás en ningún otro momento de tu vida. Puede que para el mundo exterior crezcamos y cambiemos con el paso de los años. Sin embargo entre hermanos, sabemos que nuestro interior y nuestro corazón permanecen invariables a pesar del tiempo

Aprendes a ser paciente
A pesar y con todo ¿Qué no puedes hacer y esperar por un hermano? El hecho de que no todo es como uno quiere es una realidad que se aprende a golpe de calcetín.
Podemos tomarnos todo a la ligera, podemos dramatizar, podemos generar el mayor caos, y siempre podrás recurrir a tu hermano o hermana.
Los hermanos no necesitan decirse nada, puede estar sentado el uno al otro sin sentirse incomodos y pueden calmarse sin mediar palabras, pues la simple presencia de tu hermano te enseña que pase lo que pase todo se puede arreglar. Lo Puedo decir con experiencia propia, mi hermana cuando no está conmigo me siento mal, me siento sola, pero al llegar ella a casa me ligera el pensamiento y me alegra el día.
He aprendido con mi hermana a superarme a mí misma, pues quien tiene hermanos sabe mejor que nadie que las cosas hay que ganárselas y que para uno mayor hay otro superior. De alguna manera seguro que competiste por algo con tus hermanos. Seguramente, esto fue una fuente de frustración continua, pero te ayudo a sacar lo mejor de ti.

Además, el hecho de compartir tu vida con un hermano te ayuda a aprender de los errores propios y de los ajenos. Sus meteduras de pata son, de alguna forma, también tuya. Al igual que sus éxitos, los cuales recordaras con el tiempo como uno de los mejores sabores de los que has disfrutados y disfrutaras en la vida.
Aprendí a compartir lo material e inmaterial: tú espacio, tus juguetes, tu ropa, tus padres, tu destino y así con lo largo etcétera de cosas, de alguna forma, cuando tienes hermanos sabes que no hay nada que sea tuyo al 100%, aunque reclames que lo sea con tosas tus fuerzas. Esto será objeto de disputas interminables, pero en el fondo da lo mismo, porque tener alguien con quien compartir alegrías y desdichas no tiene precio.
También, los hermanos viven fuera del efecto tiempo, pues a pesar de que los años pasan para todos, seguiremos compartiendo bromas familiares, risas, penas, llantos y alegrías de maneras invariables, pues la unión fraterna permanece inmutable por siempre.
Que no somos el ombligo del mundo es algo que cuesta aprender, pero algo si tengo seguro, en la unión esta la fuerza. Mientras sepas que cooperando y aprendiendo que no hay fuerza más poderosa que el entendimiento y la unión por un objeto en común, merece dejar todo al margen, pues la relación con un hermano te enseña que las diferencias son siempre salvables, si uno pone su empeño en ello y está dispuesto a cooperar todo será posible.

Además aprende a amar de manera incondicional
“No hay otro amor como el amor a un hermano”
La relación entre hermanos te enseña a amar sobre todas las cosas, te enseña a adorar a alguien que no te dice lo que quieres oír, que te incordia, que te hace enfadar, que te quita tus cosas, que quiere lo que tú quieres, etc. Puede que dos hermanos se distancian en algún momento de sus vidas, pero siempre serán esos amigos incondicionales que no ha sido necesario escoger.
Yo daría la vida por mi hermana y mi hermana daría la vida por mí. Da igual lo que ocurra, la complicidad permanece ante las dificultades. De hecho en los momentos difíciles, un hermano o una hermana puede llegar a convertirse en lo más parecido a un superhéroe o superheroina.
En definitiva un hermano te hace sentir único y especial. Para ellos siempre serás irremplazable al igual que ellos lo serán para ti. Y a eso nadie es capaz de ponerle un precio porque su valor es incalculable.

Hermanos, son esos mejores amigos que no tuvimos que escoger.
Para mí, mi hermana es mi alma gemela, mi talón de Aquiles, mi pulga, mi compañera, mi cómplice. Amo infinitamente a mi hermana.