Por un lado
descubres tu pechos
con una mala intención,
engaño intencionado y consciente
esperando que te crea,
ocultando la realidad en forma parcial.
Como distractor
está allí tu cuerpo,
ese que sabes
como me enloquece,
sedoso y pronunciado frente.

Por el otro lado
tu falsedad genuina
con una verdad selectiva,
la exageras
-y como siempre-
caigo rendido,
lucho con mantenerme consciente,
ya no se si es un acto
de simulación
o que realmente las disfruto tanto.

Totalmente desenfrenado
ya que las toqué,
las acaricié
y obviamente
las exprimí,
vuelve en tu contra
mis cánones morales,
ya se que para mentir
no se necesita decir palabra alguna...
eso me lo enseñaste muy bien.

Me di cuenta que solo soy
un simple humano,
y tu una simple mujer
que obtiene por algún "favor"
un provecho propio.

Aunque mentir
para proteger a personas
de un opresor inmoral
suele ser permisible,
mis conexiones mentales
no me permiten pensar así.
Mentir de una forma
en que intensifíques
mi conflicto autodestructor;
no creo que sea
a nuestro beneficio,
sino al tuyo propio.

Mi tolerancia
es muy pequeña,
hasta que destapas
mi debilidad,
esa que se encuentran
como montañas en
un hermoso paisaje.
Ni el polígrafo
ni el tiopentato de sodio
me han dado un buen
y convincente resultado,
tu poder es más hipnótico.

Tu cuerpo es un total
embuste
bola
calumnia
coba
falacia.

Las ficciones, aunque falsas, no se consideran mentiras...
lástima que esto no es una de ellas.