Un día, un hombre muy religioso está rezando en su casa cuando, de repente, se produce un tsunami.
Se sube al tejado de su casa para evitar la inundación y empieza a rezar a Dios para que le salve.
"Oh Dios, te he adorado toda mi vida, no estoy preparado para morir. Por favor, sálvame de esta inundación".
Después de unos minutos de esto, un tipo en un bote de remos ve al hombre en apuros y llama
"¡Oye! Estoy buscando supervivientes, sube, salgamos de aquí"
"No, gracias", responde el hombre religioso, "tengo fe en que Dios y la oración me salvarán". El hombre de la barca le deja con sus oraciones y se aleja.
El religioso sigue rezando para que Dios le salve, mientras las aguas suben. Al cabo de unos minutos, la lancha de los guardacostas aparece y se detiene junto al hombre en el tejado.
"Vamos" gritan los guardacostas. "La inundación está empeorando, tenemos que irnos ya".
"No, gracias", responde el hombre, "tengo fe en que Dios me rescatará", así que los guardacostas también se marchan.
El agua ha llegado a los pies del hombre y sus oraciones son cada vez más frenéticas. De repente oye un helicóptero del ejército que se cierne sobre él, envía una cuerda y le grita que suba.
"No, gracias", responde el hombre, "lo único que necesito es mi fe en Dios. Él me rescatará". El helicóptero se marcha.
Unos minutos después, el agua ha subido y el hombre se ahoga. Al aparecer en las puertas del cielo ve a Dios y le pregunta "Dios, ¿no te he sido fiel toda mi vida? ¿Por qué dejaste que me ahogara en mi momento de necesidad?".
Dios le responde "Te envié 2 botes y un maldito helicóptero, ¿qué más querías?".
Sarah Gibson