La luna  se  vierte en  un  vaso vacío.

Que su camino es sin duda grandioso.
El bosque profundo se dormirá de nuevo.
Censores no subordinados, palabras en tus libros.
Solo el dulce sabor de tus labios.
¿Cuántos de los que despotrican bajo el techo?
Y en la tarde a casa.

En la niebla helada resplandeciente,
Si no dejas que los trapos entren en el cerebro.
Que se inventó en el verso mismo.
Te lo ruego
Que la lealtad mantenía encadenados.
Solo quedarán un poco esos.

Bien en el vacío.
Princesa de la oscuridad
Y se irá olvidando de Dios.
No me importa, quiero caminar
Solo confiar en los demás.
Una ventisca en ríos sombríos.

Él encerrará los cadáveres por los cadáveres.
Nacemos de las cenizas
Para que entiendas la razón principal en la vida.
No pronuncié ningún sonido.
Me duele, entiendes?
Blanca helada cayó en la noche.

Y que la luz se apague mañana,
Lágrimas, anhelo y viento helado.
Te lo prometo en el verano
Y por la tarde me convierto en la caprichosa mademoiselle.
¿Qué le vas a pedir que se vaya de nuevo?
Y perderse en algún lugar antes del amanecer.

Sirviendo como un santuario para las almas cubiertas de nieve.
Y el abismo apasionado nos alcanzará.
Ya he venido, no te quedes en la puerta.
Buscando una sombra humana en el pasado.
Y ahora no tengo oportunidad de ahogarme,
Con la cabeza de un águila, el cuerpo de un tigre.