Los 4 Acuerdos de Miguel Ruiz aplicados a la realidad venezolana.
Quienes vivimos en este hermoso país, Venezuela, hemos estado sometidos desde hace mucho tiempo a situaciones adversas que incluso pueden catalogarse como tragi-cómicas, debido en mucho por la gran capacidad que tenemos los venezolanos de encontrar lo jocoso en cualquier situación por muy adversa, e incluso trágica, en la que podamos encontrarnos.
He sido reacio a escribir acerca de este tema que ha puesto en desbandada a una enorme cantidad de compatriotas, quienes han emigrado y a otra parte muy considerable a pensar en buscar mejores condiciones fuera de nuestras fronteras. No he querido hacer lugar común con todo lo negativo. Yo mismo he sopesado en múltiples ocasiones cuál sería el mejor destino para tener la vida que quiero para mí y mi familia.
Como todos nosotros, he escuchado que en el pasado, en la cuarta república, las cosas eran mejor, también he escuchado a los defensores a ultranza de que es esta la mejor época republicana que ha vivido Venezuela, éstos, cada vez con menos argumentos ante una realidad avasallante. Apenas ayer presencié una conversación un tanto acalorada acerca del mismo tema en discord, conociendo que es una situación que se replica una y otra vez, como un fractal proyectándose hacia dimensiones que van más allá del razonamiento y entendimiento.
Mientras presenciaba aquella discusión recordaba el tema de los cuatro acuerdos que nos regalara Miguel Ruiz, entonces hice una pequeña intervención en la conversación llamando la atención hacia las cosas que decimos y decidí escribir algo enfocado en estos cuatro acuerdos y cómo pudieran aplicarse a la dolorosa realidad que vivimos.
Los Cuatro Acuerdos:
1. Sé impecable con las palabras.
2. Nada es personal.
3. No hagas suposiciones.
4. Siempre da lo mejor de ti.
El ser humano se diferenció de los otros animales debido, a una razón, sencilla en esencia, pero contundente en resultados: el lenguaje. Esta diferenciación ha permitido que hoy conozcamos y tengamos a nuestra disposición todo lo que tenemos, ello, por el poder creador de la palabra.
Sin querer entrar en análisis profundos acerca de cómo llegamos aquí, pensemos un poco en los discursos que se han repetido hasta la saciedad, haciendo hincapié en lo negativo, este quehacer enfocado hacia las masas ha permeado y se ha convertido en cultura, la cultura del criticar y hablar mal de todo lo que se considera inadmisible, con la falla de no ofrecer alternativas razonables, sino la crítica por la crítica. Lamentablemente se han enaltecido los antivalores y sepultado los valores.
El párrafo anterior es por sí una prueba de la capacidad de creación que tienen las palabras, hemos desarrollado una realidad basada en el hecho de hablar mal de los demás y las consecuencias las vivimos todos.
El primer acuerdo habla de ser impecable con las palabras, esto implica el compromiso de ser un creador consciente de realidades deseadas y provechosas. Implica cuidar las palabras con las que nos comunicamos cotidianamente, las palabras con las que corregimos a nuestros hijos, las palabras con las que hacemos los justos reclamos, las palabras con las exaltamos los logros. Es decir, usar las palabras para crear la realidad que queremos tener. Vigilando lo que decimos, cuándo lo decimos y cómo lo decimos. Cree en lo que dices, esa es tu verdad, aunque no te guste. Si quieres cambiar tu verdad, entonces cambia tu discurso. ¿Estás dispuesto a hacerlo? ¿Estás ganado a crear tu propia realidad a partir de tu discurso?
Volviendo a los discursos que durante años hemos escuchado y que nos han cambiado la realidad, por haberlos comprado como buenos, nunca hemos sometido a evaluación las razones que tuvieron y tienen las personas quienes han promovido aquellos. Sin duda, cualquier acción que provenga de un tercero es una proyección de su propia realidad y no de lo que queremos que sea nuestro pasado y presente, el problema es que al hacer eco en ellos, los convertimos en nuestra realidad y sin darnos cuenta, estamos viviendo algo diferente y probablemente indeseable. ¿Cómo es posible? Esa realidad la hemos creado, por que tomamos como nuestros los pensamientos de otros.
Al hablar del segundo acuerdo que reza nada es personal, hay una referencia directa a las realidades de otros que permitimos que nos afecten de modo determinante. Quiere decir que cada quien tiene su propia vivencia, su propio problema y de seguro quiere que se lo compres con la misma intensidad que él o ella lo está viviendo.
Cuando alguien reclama algo, pregúntate hasta donde, en verdad, ese algo es importante en el sentido y en las consecuencias que se te están mostrando, no quiero decir con esto, que seamos insensibles ante otras realidades, pero sí que hagamos nuestra propia evaluación de ella. Este pensar antes de aceptar y actuar, permite reconocer para tu vida sólo aquello que ciertamente es importante y que propicie realidades aceptables y provechosas.
El tercer acuerdo menciona que no hagas suposiciones, se refiere a no tener prejuicios, al menos, no permitir que el prejuicio nuble mi capacidad de acercarme y entender la situación que está siendo planteada. Al tener un juicio ya formado acerca de algo o alguien, predispone mi capacidad de ofrecer una respuesta “libre”, porque mi decisión está influida desde antes de ser tomada.
Pensemos en aquellas personas quienes “me caen mal”, mi apreciación hacia casi cualquier cosa que digan o hagan estará afectada por ese pensamiento negativo y provocará que exista una negación hacia algo que pudiera ser muy bueno. ¿Les parece familiar esta situación en la realidad venezolana? Es por ello que resulta muy conveniente preguntar, pregunte antes de hacer un juicio, propóngase a “hablar con” esa persona, antes de “hablar de” esa persona.
A mi ver, el cuarto acuerdo es el más importante de todos, siempre da lo mejor de ti, sin embargo no podemos llegar a él sin haber experimentado los anteriores tres acuerdos. También puede decirse que nunca es suficiente, que debemos dar esa milla extra, que hay que poner un grado más y muchas expresiones que implican dar lo mejor de ti.
También es el acuerdo más difícil de todos, porque implica el compromiso total de ser impecable con las palabras, de entender que nada es personal, de no hacer suposiciones y más importante de todo lo mencionado, implica dar amor, tiene que ver con sentir que haces el trabajo del amor, sentir que haces todo lo que puedes, sentir mi conexión conmigo y con lo que estoy realizando, sentir que la vida me pertenece y hago lo que quiero hacer, siento que la vida me compensa, siento que estoy con la persona que quiero estar. Quiero aclarar que se habla de sentir, no de decir que hago lo que supongo que hago.
Imaginemos un país donde toda su gente se levante cada día a dar lo mejor de cada uno, donde cada individuo tenga en su mente la creación de una mejor realidad, donde ya no se hable de reconcomios y pasados adversos, un país donde, al estar conscientes del poder de la palabra creadora, sólo hablemos de cosas positivas, donde nos reconciliemos, aunque sea muy difícil, donde no haya prejuicios y sobre todo, poner en práctica el ofrecer en cada paso el amor, amor a las personas, amor a la naturaleza, amor a los proyectos de vida, amor a nuestra pareja, amor a nuestros hijos, amor a todas esas personas que influyen nuestra realidad cotidiana.
Pensemos esto como una realidad posible, cumplamos los acuerdos y construyamos la Venezuela donde estemos todos en armonía y con felicidad, hagamos que estas situaciones positivas se repliquen como un fractal de felicidad que nos arrope a todos, hagamos de Venezuela un país como todos nos merecemos.
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Qué genial tu post, mi amigo. Muy certero. Ojalá más personas pensaran como tú.
Gracias por opinar. Saludos.