De muchos sabios hemos aprendido sobre humildad, prudencia, discreción. Ciertamente a veces les hemos superado. Sus enseñanzas han sido de tal trascendencia en nuestras vidas que los alumnos superamos al maestro. Pero ese es nuestro secreto. Aunque los verdaderos maestros con tan solo vernos a los ojos y conversar con nosotros lo notan. Sin embargo no tenemos porque andar a los cuatro vientos pregonando que los superamos o que somos mejores que ellos.