Blogtober: Nublado y en las rocas, gracias. XIII

in #spanish6 years ago (edited)

Salvajita no lo cree necesario y sigue con sus escapadas. Entonces una mañana, mamá entra al cuarto y abre las cortinas de par en par, porque “ya estuvo bueno”. Papá también pone de su parte cambiando las chapas de la puerta porque “alguien la intentó forzar en la noche”, cosa que es mentira. 

Estoy atrincherada en el baño, mientras mamá expone los motivos por los cuales la luz solar mejora el ánimo. Golpea el baño, exigiendo que más me vale aparecer a la hora de la comida si no quiero tener problemas. Papá le dice que ya es hora de irse a misa, también me anuncia que el próximo domingo no hay pretextos. 

Me tengo que matar o me van a matar estos. Que empiece la cuenta regresiva. Tengo una hora para salir de ahí. Después de pensarlo por un rato, le llamo a Joaquín, el ex paramédico de mi hermana. 

¿Tienes la ambulancia? Si, guapa, qué se te ofrece. Hazme un paro, ven por mi ¿Urge?. Muchísimo, pero no prendas las torretas. ¿Qué pasó? Me quemé. 

Tomo valor en la puerta del cuarto. Me embadurno de bloqueador todo menos una pierna, me enfundo la chamarra y los lentes oscuros. Ruego por que funcione mi estupidísima idea. El trayecto al portón es largo y sin mucha sombra.  Escucho la ambulancia y me echo a correr. Al primer contacto con la estancia iluminada por el rayo del sol difuminado por el tragaluz, escucho un “fffzzzzzzz” y un ardor horrible. Ni modo. 

En el portón pegada a la escasa sombra, no puedo abrir la puerta. Casi desfalleciendo se me ocurre que si pusieron llave, ahí me iba a quedar, crujiente y de gusto a carbón como habitante de Pompeya. Pero no. En el día no hay monstruos que quieran entrar en casa. Solo de noche. Además, la puerta se abre hacia adentro, no hacia afuera, como me hace notar  Joaquín. 

En su cara vi el susto y de prisa me ayudó a subir a la ambulancia. Me puso paños refrescantes en todos lasos. Se ve grave, me anuncia, muy grave, sobretodo la pierna ¿Qué te pasó? ¿Por qué no llamaste a los bomberos? En la cocina, me brincó el aceite. Pero ¡si parece que estuviste en un incendio!  Ahí estaba mi oportunidad (¿cómo no se me ocurrió?) y la acabo de echar a perder bien gacho. 

Voy a necesitar sangre. Joaquín ríe poquito. No, tranquila, todo va a estar bien, seguro se siente feo, pero no necesitas. ¿Y si la necesitara? Aquí no traemos, solo soluciones salinas para en lo que llegamos al hospital.  

Puta madre. También arruiné esa ¡Me voy a morir de verdad! Vamos camino al hospital y no creo que sea buena idea que yo llegue a urgencias a que me atiendan. No sé cuales sean los cambios biológicos, pero me imagino que en una revisión exhaustiva pueda engañar a un médico. Trato de disuadirlo. Se niega. Tiene mucho sentido del deber y a mi me brotan tics nerviosos por todos lados. 

Por fortuna me atiende un interno cuyo interés en la vida es nulo. No pues sí se ve feo. Limpia, unta pomadas y no sé qué tanto más. Y me deja ahí, entre tanto urgente y yo con necesidad. 


Creación original de Moka Misschievous 

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