Blogtober: Nublado y en las rocas, gracias. XII

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La salvajita me llamaron, después de un rato de interrogatorios.  No sé cómo es que llegué a ese lugar, pero una vez dentro, intuí a algunos como yo. Me miran inquietos, recelosos, o tal vez con curiosidad.  

Me rodean pidiendo “credenciales”. Contesta, sabremos si mientes. Preguntan y no tengo ni idea de qué es lo que piden. Palabras que en mi vida había oído.   Renata por un lado y Rufino por el otro, se presentan y se sientan junto a mi. Explícanos cómo es que llegaste y estás en esta condición tu sola, ordenan. Les cuento lo del secuestro, el negocio de Edgar y su muerte “accidental por insolación”.  Veo sus gestos desaprobatorios.

Es un asunto grave matar a un colega. Es reprobable matar a tu “padre” o cabeza de clan. Sin embargo, que ese “padre” venda, sin ninguna consideración a sus recién cambiados para el placer sádico de humanos, es impensable, aterrador y por ende no debe ser tolerado. 

Arrinconados los cuatro en una esquina, hacen un breve consenso y me perdonan, por así decirlo. Regresan a sus lugares y me invitan un trago. Tienen curiosidad por saber cómo me he alimentado. Les cuento sobre los tipos de la casa de seguridad todos rotos a mordidas, al que le hacía cpr para cachar el chisguete, y el incidente del nugget. No paran de reír. Me siento bárbaro exponiendo mis gracias e ideas primitivas. Pero, me sentí fuera de peligro.

Me explicaron que pude resistir un poco el sol al principio porque aún estaba en el proceso. Eso es común; una vez que te alimentas hasta saciarte y duermes bien, ya se da por terminada tu relación con el astro sol. Además, subraya Rufino, cómo no dormiste bien la primera vez, entraste en una especie de pausa. También puede ser, que el primer alimento haya sido el necesario pero no el suficiente. Tres copas rebajadas con vino, les informo. ¡Es un insulto! Gritaron los dos perturbados. Te querían aletargada, sentencia Renata. Y si a eso le aunamos un barbitúrico, te querían aletargada e indefensa, revela Rufino. Es espeluznante imaginar la razón por la que quería hacer eso. No entro en detalles y nos quedamos los tres viendo a la nada durante dos largos tragos de vodka. 

Sin embargo a la hora de cazar y tener comida fresca, me reactivé. Pero, ahí viene lo bueno, aun no tengo mis dientes, por eso el regadero. Esos salen después de un rato. Depende de cada quién, pero a lo mucho unas dos semanas (depende de la nutrición), en caso de necesidad, se usa la uña, una especie de puntiaguda y filosa de acero inoxidable que se pone en la primer falange del dedo índice, anular o pulgar, el que te acomode más. Recuerdo el anillo que me embolsé en casa de Edgar y se los muestro. Asienten complacidos. Luego te enseñamos a usarlo, primero queremos tratar otro tema. 

Lo que les preocupa es que aun conviva con mi familia. Este caso es muy poco común que no solo me pone en riesgo a mi, si no a otros tantos por igual. Entonces, hay que pensar en cómo solucionar esa situación cuanto antes.  

Les comento que tenía la idea de mudarnos toda la familia a otra casa con menos iluminación natural, para llevar la fiesta en paz. Y ambos estuvieron de acuerdo que esa es la peor de todas las ideas que he tenido, no solo últimamente, sino seguramente a lo largo de todas las vidas hasta ahora. Enterarlos es también otra idea pésima. 

Me hacen evidente que me he pasado por el Arco de la Revolución todas las buenas maneras y recomendaciones de la sociedad nocturna. Un ejemplo es que no tuve la decencia de tener una despedida fúnebre como tal. 

Me insisten; Salvajita ponte creativa porque hay que ponerle remedio a lo de tu convivencia familiar.

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Creación original de Moka Misschievous.