Aún recuerdo viejas conversación que tuve en el instituto, bueno, más de un instituto en particular que en otros. Quizás porque jamás pensé que este chico podría tener la razón alguna vez.

No me malentiendan, Nick era seguro de si mismo, perspicaz y sumamente intuitivo, pero solía equivocar las conclusiones. A pesar de eso, me gustaba escucharlo hablar y hablar sobre teorías, rumores e historias. Me hacía sentir una estudiante más; una chica común y ordinaria, y alejaba mi mente de Oliver y sus fantasmas. Aun así, solo se trataba de fugaces momentos de libertad antes de retomar la inexplicable vida que me habían condenado a llevar.

Sin embargo, la razón principal por la cual jamás podré olvidar aquellas viejas conversaciones es porque, después de muchos años, por fin logré entenderlas tal como Nick me quiso explicar. Y ahora no solo las comprendía, sino que yo, Verónica escéptica Bennet, las aplicaba con fe y confianza.

Después de mucho recordar, quiero contarles La Teoría de las Mentiras.

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"— ... Debo de estar espantándote. No todos los chicos de aquí son malos. — Me aseguró, pero algo en sus ojos me decía que no podía confiar en su palabra.— Aunque todos mentirosos, pero no todos son malos.

Me encontraba observando a todos los otros chicos desde mi asiento, Nick no dejaba de hablar sin importarle si estaba prestado verdadera atención o no. A veces, sentía que me usaba para drenarse y yo para distraerme.

Una muy curiosa relación mutualista.

— Si de mentiras hablamos, todos somos mentirosos. Eso está mal. — Respondí con la mirada fija en Ethan, el profesor, cinco segundos de descuido fueron los que se necesitaron para que la clase se descontrolara y él simplemente los dejara hacer lo que quisieran.

— Concuerdo contigo, pero es distinto. — Su tono de voz fue bajando, eso hizo cambiar mi atención y enfocarla en él.— Simplemente, son tipos distintos de mentiras, ya sabes; mentiras malas, mentiras piadosas y mentiras muy muy malas. Debes de hacer identificar a los chicos buenos de los malos según la magnitud de sus mentiras.

— No te sigo.

— Oh por Dios Rojita, no es tan difícil. Es decir, es como cuando un chico, en tu caso, asegura no querer nada serio contigo, ni los buenos días. Pero a la hora de la verdad aparece borracho en la puerta de tu casa, de madrugada, invitándote a subir a su motocicleta negra. Todo lo demás queda como una mentira cuando se contradice con hechos, es ley de vida. Solo es un patético chico bueno tratando de ser malo.

— Primero, deja de leer tantas novelas de quinceañeras antes de que estas dominen tu mente— dije riendo —Segundo, ¿Eso califica en mentiras piadosas?

— Por supuesto que no, califica en mentiras de mierda.— Dijo con burla.

— Esa no estaba en las clasificaciones.

— Olvida las clasificaciones, eso es nada más para no volverte un lío.— Rió.— Lo que quiero que entiendas es que, después de todo, gracias a los tipos de mentiras sabes perfectamente cómo es la persona.

— Volvemos a lo mismo: no te sigo, ¿por qué una buena persona tendría que mentir si la situación no vale la pena? según tu ejemplo, ellos igual terminan juntos. De esa forma, ¿qué caso tiene complicarlo todo por mentiras de mierda? — Dominick me miró en silencio durante unos minutos, parece que lo dejé algo sorprendido con mi respuesta.

— Mentir es como una necesidad, o un mal hábito, en el caso de esos chicos, puede decirse que ambas. Por eso lo hacen.

— ¿Las personas buenas mienten por necesidad? — Pregunté realmente sorprendida.

— O por malos hábitos. — Me recordó.

— Eso no tiene sentido.

— Díselo a Oliver. — Susurró, más para sí mismo que para mí, pero aun así logré escucharlo.

No pudimos seguir debatiendo porque más allá de que la mención de su nombre había cerrado mi garganta, el timbre sonó y la pelea por salir del aula ensordeció hasta mis pensamientos. Nick se levantó abruptamente y me miró, de cierta forma le había hecho bien drenarse conmigo, pero ahora reposaba una nueva incertidumbre en sus ojos; algo oscuro y doloroso que esta vez no estaba dispuesto a compartir conmigo.
Aquella conversación se mantuvo en mi mente por más tiempo del que quiero recordar, él me hizo mirar a mis compañeros de forma distinta cada vez que los escuchaba hablar. Por primera vez en muchos meses de conocerlo, sentía que Nick era más que un chico lindo y chismoso."