REFLEXIONES SOBRE MI PAÍS
Saludos estimados esteemianos. No sé si este post será positivo o negativo para la comunidad. Pero al menos, voy a poder desahogarme.
El trabajo honesto dignifica al hombre. Una persona debe ganar para el sustento de su familia, es decir, ganar un salario digno. Así era antes, creo que en algunas épocas del siglo pasado.
Sin embargo, para el momento de escribir esto, informo lo siguiente: La canasta básica familiar (promedio de 4 personas) para enero 2018 era de Bs. 35.392.706,24. El salario mínimo mensual, luego del último aumento presidencial hecho el jueves primero de marzo quedó fijado en Bs. 392.646 y el bono de alimentación en Bs. 915.000 para un sueldo mínimo integral de Bs. 1.307.646. En otras palabras, el salario integral cubre un día de la canasta básica familiar.
Hoy en día, a manera de ejemplo, según la categoría y dedicación, se supone que tengo el segundo mejor salario de un docente en Venezuela. Gano quincenalmente un poco menos que ese salario integral. Una mañana de finales de semana santa (y finales de marzo), fui a hacer una diligencia. Dejé la casa apurado y no tuve tiempo de desayunar. Durante las diligencias, me acerqué a una panadería para ver que podía comprar para desayunar. Luego de consultar precios solicité un café pequeño. De acuerdo a mi presupuesto no podía darme el lujo de comprarlo, pero tuve que resolver para tener energías y seguir en diligencias en la mañana.
Mi quincena luego de sumar las asignaciones y hacer las deducciones de ley, junto con el último aumento, me alcanza para comprar según verifique en la panadería para tres desayunos (dos pasteles y un café, cada uno). Lo que me queda, a fin de mes, es el bono de alimentación que alcanza para una sola compra de cuatro o cinco productos en una bodega. Pueden ser menos productos dependiendo de lo que compre.
Suponiendo que no meriende entre comidas, que no compre más nada: ¿De dónde saco recursos, aun comiendo en la casa, para las otras 84 comidas de las 90 del mes? ¿y la familia? ¿Cómo la alimento? Se preguntarán ¿cómo he sobrevivido? Pues vendiendo los bienes que tengo o me quedan, endeudándome. No soy el único. Doy un ejemplo personal, pero la historia es igual en muchos venezolanos.
Quienes me leen en Venezuela sabrán que me estoy quedando corto y hasta siendo egoísta por no ampliar más los ejemplos que hay en este tema. Mis disculpas por ello. En los medios hay información que proveen muchos casos al respecto.
He sabido y visto noticias de bebes, niños y jóvenes desnutridos, que se desmayan en las escuelas por falta de alimento. Personas que comen mal, una vez al día o cada dos días, por no dar ejemplos más graves. Quienes más o menos producen en el país y quieren salir adelante, los asaltan, los matraquean, son potenciales victimas de secuestro. Por la casa pasan a diario personas revisando la basura del aseo, pidiendo algo para comer. Veo desespero, hambre y tristeza en los rostros de estas personas.
He sabido de docentes y profesionales de otras áreas que renuncian a su trabajo ya que el sueldo se consume en el pago de pasajes para ir al trabajo. Les sale más económico no ir a trabajar y buscar hacer algo de dinero de otra manera. Bueno, además de buscar trabajo en otros países. Es indignante, pero muy indignante, lo que hacen los representantes del gobierno: insultarlos. Lo más decente que le dicen a quienes se van por desespero es apátridas, traidores.
Los venezolanos o venezolanas se van del país debido a: 1.- La delincuencia, porque nos están matando; 2.- Al hambre, porque no hay que comer, cómo comprar o qué comprar; 3.-A la falta de medicamentos, hay gente que fallece de enfermedades curables, pero no hay como tratarlas. Las personas se van del país, literalmente huyendo, por estas y otras razones y ¿lo que recibe, para rematar, son insultos del gobierno? NO ES JUSTO.
Según varias fuentes de noticias en la web. Las cifras de personas que han dejado el país en los últimos años varia de 1.5 a 4 millones. Un 30% de los que todavía viven en Venezuela está arreglando papeles, documentos para irse del país.
Dadas las circunstancias en las que estamos: ¿Cómo hago para que no me afecte mucho?, Paso el “suiche” cambio la perspectiva, me concentro en un asunto a la vez cuando llego a la oficina para mantenerme productivo. Administro las noticias que leo o veo en los medios. No puedo aislarme del mundo, pero tampoco debo dejar que me arrope la situación. No permito que me afecte, no conviene para nada enfermarse. Hay que mantenerse productivo, proactivo, ocupado. No tengo las respuestas a preguntas que requieren ser resueltas, pero trato de que no me perjudiquen. Hay que ser creativos para seguir sobreviviendo.
Un alivio: todavía quedan personas con esperanzas. Mi esposa y yo como familia, le pedimos a Dios para que nos sostenga en estas circunstancias que vivimos. Oremos por Venezuela.
Dios les bendiga estimados lectores esteemianos.