LA VIDA DEL ESTUDIANTE EXTRANJERO (Aprendiendo inglés en Irlanda)

Como seres humanos, tenemos la necesidad de crear metas para alcanzar. Desde muy pequeños comenzamos a soñar con diferentes anhelos y deseos que queremos hacer realidad en algún momento de nuestras vidas.

Fotografía: @miguelarocha (Dublin, Irlanda)
Sony Xperia Z1

En mi caso, me recuerdo a mí mismo de 15 años, sentado en un aula de clases durante la clase de física hace algún tiempo, mientras veía a las montañas frente a la escuela secundaria a la que solía ir. Sin prestar algún tipo de atención a la clase, pensaba en todas esas cosas que quería lograr. La mayor parte del día pensaba en recorrer el mundo y hacer cosas que tuviera sentido alguno, más que solo graduarme, casarme y tener una casa grande. Como persona inquieta, siempre me sentí entre cuatro paredes, las cuales quería escalar hasta ver lo que había del otro lado. Al comenzar la universidad seguía con estos anhelos que me quitaban el sueño. Aunque por supuesto, cursaba las materias de mi carrera con mucha pasión por la escritura, el principal motivo de asistencia a clases.

El ambiente universitario me enseñó a relacionarme, a perder el miedo, a aprender de los errores y a no cometerlos de nuevo. Tiempo maravilloso que me hizo crecer más como persona y durante el cual, tuve la oportunidad de conocer a mucha gente, entre ellos a mi pareja actual. Hace unos cinco años durante una vida universitaria cotidiana y monótona, no imaginaba lo que ahora vivo. Si me hubiesen preguntado hace cinco años donde creía que iba a estar ahorita, seguramente hubiese dicho algo totalmente alejado de la realidad actual. Mi pareja, en ese entonces me brindó la oportunidad de acompañarle en un viaje que en un principio pensé le ayudaría solo a él.
Durante los meses previos al viaje, teniendo como destino la ciudad de Dublín en Irlanda, mis amigos se despedían de manera definitiva porque sentían que sería la última vez que nos veríamos en mucho tiempo, momento en el que estaría dejando al país durante un año para recibir un curso intensivo de inglés. Dejando mis estudios y a mi familia, decidí emprender este viaje con veintiún años, tres maletas llenas de cosas y ganas de salir adelante, pensando en que volvería a mi país el año siguiente. Cuando llegué a mi destino no me sentía sorprendido ni impresionado, solo me sentía tranquilo. Sentí que estaba en un sitio completamente nuevo, pero muy familiar, donde cada persona me recibió como a cualquier nacional, y más en el caso de mi familia de acogida.

Fotografía: @miguelarocha (Dublin, Irlanda)
Sony Xperia J

Llegue a la casa de una familia irlandesa, quienes rentaban sus cuartos a estudiantes por tiempo limitado con desayunos y cenas incluidas. Nosotros decidimos pagar por el primer mes mientras conseguíamos algún sitio más accesible. Como dos muchachos inexpertos decidimos quedarnos, ya que nos sentíamos muy cómodos en ese sitio, cuyos dueños nos permitieron quedarnos durante 6 meses por un costo más bajo.

Debido a la falta de experiencia, después de estos seis meses dependíamos totalmente de nuestro trabajo, teniendo en cuenta que pagábamos 600 € mensual, por habitación durante este tiempo.
Los trabajos en cocinas, carnicerías y empresas de limpieza me ayudaron a continuar con mi propósito de terminar mis estudios para mejorar el idioma que había decidido estudiar. Curso que duró tres años, durante los cuales aprendí a manejar el idioma con bastante fluidez.

Fotografía: @miguealarocha (Dublin, Irlanda)
Sony Xperia J

En este país tuve la oportunidad de crecer como ser humano, aprender un nuevo idioma y crear muchos nuevos hábitos en mi vida. También experimenté trabajar en el peor lugar, donde el jefe principal trataba a la gente como si fuera basura. También me doy cuenta de que muchos estudiantes con buenos trabajos vivían a pequeños departamentos compartiendo habitaciones con tres o cuatro personas a la vez. Mientras esto sucedía y después de compartir una casa con otras nueve personas de todo el mundo durante tres meses, decidí hacer algo y demostrarme que ser egoístas con nosotros mismos es lo peor que podemos hacer como estudiantes en el extranjero. Con mucho esfuerzo, mi pareja y yo alquilamos un apartamento pequeño de 750 € por mes, para que pudiéramos disfrutar ese momento de nuestras vidas de manera adecuada, evitando malentendidos innecesarios con extraños.

Vivir como estudiante fue satisfactorio para mí, obteniendo buenos resultados en cada examen. Momento en el que tuve que hacer cambios. Durante mucho tiempo, cambié el metro por una bicicleta. Aprendí a ser más abierto, aprendiendo a enfrentar el día a día con madurez y con una vida nocturna saludable pero loca. Con muchas amistades que mantendré durante mucho tiempo. Y con un par de viajes fuera de Irlanda que llevaré en mi corazón por el resto de mi vida. Pero, sobre todo, con mucho esfuerzo. Después de terminar mis estudios, decidí embarcarme en mi próximo viaje. Me preparé trabajando durante 8 meses sin parar y ahorrando todo lo que pude.
Un avión al otro lado del mundo fue el protagonista de todos estos recuerdos sobre vivencias y satisfacciones, que ahora cuento después de algunos años y que ahora hacen que me pregunte, ¿dónde estaré en cinco años?

Fotografía: @miguelarocha (Acantilados de Moher, Irlanda)
Sony Xperia Z1