Las horas del reloj
aguardo por una hora en sus manos
amenazan las ganas sin arribo
anhelo una felicidad que ya es
Oigo una quimera despabilarse
ruge sobre la arena que precipita
con brutalidad, se apresura movediza
presa de una barbaridad sintética
El astro se desvanece entre las nubes
me lavan con su lluvia, apenas suspiro
edificios hechos laberinto, concreto
veo a una señora, baila sobre ruinas
Vestida de blanco invita
mi cuerpo flota hacia el centro
sonríe, se divierte o se burla
me resisto al compás de sus pasos
Son horas de melodías alargadas
danza que hace ceniza las ropas
es una ilusión que se hiere de muerte
derribada por sus propias agujas.