Un ave Fénix y un ave Rukh: un amor entre dos mitologías

Todos se preguntarán ¿Quién era Folnix? ¿Qué tipo de ave era? Era un ave muy particular, en su momento, nadie había visto una figura tan majestuosa, tan bella. Era de color rojo, pero no un rojo común, era un color rojo, intenso pero a su vez brillante, de esos colores que con solo verlos te iluminan el alma. De forma simultánea su plumaje tenía destellos dorados. Una combinación sin igual. Cuando los rayos del sol, hacían contacto con Folnix, sin duda, era la criatura más hermosa sobre la faz de la tierra. ¿Quién podría decir lo contrario?

Del otro lado de la cordillera se encontraba Rutkit, el ave rapiña más grande de la zona, encargado de mantener y proteger a todos los integrantes de su bandada. Era el líder, no por ser padre de las más pequeñas generaciones, solo por ser el crío mayor desde que su padre, falleció. Rutkit dirigía a su gran grupo familiar, los cuidaba de todo, incluyendo de las fieras que querían tomarlos como presas. Rutkit, tenía una capacidad de entrega sin igual a su familia.

¿Cómo pueden dos seres tan diferentes encontrarse y unirse en el camino? La vida es asi de incierta, asi de diferente, así de divertida. Nada está escrito. Todo es posible.

Para los que saben de mitología y para aquellos que no, Folnix pertenecía al linaje de las aves Fenix. Rutkit por su parte pertenecía a las aves Rukh, de los persas.

Folnix era una amante de la vida, soñadora, alegre con su canto espléndido, con su belleza sin igual, con la pureza de su alma, siempre con sus ganas de ayudar. Con ese amor infinito, con esa capacidad de dar sin esperar nada a cambio. Folnix era un digno ejemplo de lo que debía ser cada ser vivo, para que el mundo fuese un lugar mejor.

Folnix día a día soñaba con encontrar un amor, el verdadero amor, ese que la hiciera soñar, desde el primer momento en que sus almas se cruzaran. Creía en algo llamado, amor a primera vista.

Sin embargo, ¿De qué va esta historia? Para la bandada de las aves Rukh, las cosas empeoraron cuando Rutkit comenzó a enfermar de forma repentina. Un día sus alas no tenían fuerzas para volar largos trayecto. Pensó que era cansancio, ya que trabajaba sin descanso, pero todo fue de mal en peor al ver que aun descansando, las fuerzas no volvían. Temiendo que eventualmente su corazón dejara de latir, todas las aves Rukh comenzaron a realizar el canto del lamento, para invocar desde lo más alto del cielo, una respuesta del creador de la naturaleza. Este a su vez decidió enviar a su mejor obra, Folnix para solucionar la situación.

Folnix al escuchar el llamado de su todopoderoso, decidió acudir al sitio del origen de ese canto doloroso. Al llegar al lugar del hecho, la madre de Rutkit le dijo a Folnix: Ave Fenix, enviado del Señor, ¿Conoce ud lo que es el amor? El amor tiene muchas formas de expresión, el amor lo veo a diario al observar a cada uno de mis hijos, el amor lo sentí hacia mi pareja por acompañarme a formar toda mi gran familia; el dolor de verlo partir tuve que transformarlo en más amor para seguir con los que conmigo quedaban. El amor lo veo en Rutkit, quien entrega todo a diario por sacar a nuestra familia adelante. El amor es intangible, pero a su vez, el amor todo lo puede, todo lo sana, todo lo logra. Por todo lo que quiera, salve a Rutkit, el producto de mi gran amor a su padre, mi gran amor como madre.

Folnix, quien era un ave muy muy sensible, se acercó a Rutkit sintiendo, al rozarlo, conocerlo de toda la vida. ¿Pueden dos almas que no se conocen experimentar tal conexión? Sin duda si se puede, Folnix lo estaba sintiendo. Al tocar sus alas, sintió un dolor inmenso. Al ver su cuerpo desvalido, sintió una angustia por devolverle el vuelo. Sin darse cuenta Folnix, derramó una lágrima, una lágrima bendita que cayó sobre las alas de Rutkit. El canto de las aves Rukh siguió durante un tiempo lo cual sensibilizó más el llanto del ave fénix. Para la sorpresa de todos, Rutkit, abrió los ojos, en un mundo sin dolor, sin enfermedad, sin nada malo que lamentar. Y es que ante las lágrimas de un ave fénix, no hay enfermedad que valga. El poder curativo de sus lágrimas, es algo que en vida, nada se podía igualar. Rutkit, miró a Folnix, pensaríamos todos que en señal de agradecimiento, sin embargo, experimentó aquello que nuestra ave fénix estaba experimentando desde hacía rato ya, esa conexión extraña de conocerse aun cuando era la primera vez que se veían. Eso que llaman amor a primera vista.