RIESGOS DE LA INFIDELIDAD
Confesar una aventura, incluso después de que ha concluido, es reconocer que se ha traicionado la confianza, la cual una vez destruida, no se reconstruye jamás.
Cuando los miembros de una pareja ponen como requisito la exclusividad sexual, puede decirse que es infiel aquella persona que se involucra afectiva o eróticamente con otro miembro ajeno a su unión.
Una no es ninguna, dos es media, tres es una
La infidelidad puede ser un acto único o puede ser repetitivo a veces durante años; efectuarse con la misma persona o con diferentes. Puede ser por una cuestión sentimental o puede ser algo donde únicamente exista el aspecto sexual. Pero a medida que la gente se involucra más en la relación satélite, mayor se hace la brecha con la unión original.
¿La infidelidad es característica de todos los hombres?
Quienes opinan que esta conducta es algo natural entre los varones, señalan que esto es así porque “igual ocurre entre los animales irracionales”. Este argumento revela ignorancia pues en muchas especies la infidelidad es desconocida, tanto para los machos como para las hembras.
Un ejemplo son las águilas, ya que estos animales tienen una sola pareja en toda su vida y en el caso de que uno muera primero, el otro no volverá a juntarse jamás.
La variabilidad es una de las principales características de la vida animal, por lo tanto, los hay monógamos y polígamos, como el gallo.
“Un cartuchito a nadie se le niega”
Este dicho se convierte para muchos varones en una sentencia casi obligatoria a seguir: una gran cantidad de hombres afirma que no pueden contenerse cuando ven a una mujer que les gusta, se olvidan de su estado civil y dirigen todas sus energía a la conquista.
Algunos son de amplio espectro, puesto que actúan como si les gustasen toda; pero ¿qué tan auténtico es ese comportamiento?. Generalmente es para deslumbrar a los demás, cumpliendo con un estereotipo.
“El dulce sabor de lo prohibido”
Para un sorprendente número de personas, el ser capaz de despertar deseo, el sentir que puede provocar pasiones, aunado al poder derivado de tener más de una pareja sexual, hacen que la aventura extramarital se vislumbre hasta cierto punto como ... irresistible.
Durante el cortejo, la gente tiende a fantasear y sólo piensa en lo maravilloso que será ese encuentro tan pronto se realice. Es algo parecido a estar narcotizado, con la diferencia de que pocas veces se reflexiona en la consecuencias negativas que tal evento pudiera acarrear.
Ellas casi nunca lo cuentan
Si la mujer ha sido infiel, usualmente no se lo cuenta ni a su mejor amiga, sabe que su conducta será desaprobada la mayoría de las veces. Querámoslo o no, resulta más fácil justificar a un carón que a una mujer la relación extrapareja.
La gente puede aceptar con indignación y enojo que su padre tuvo una amante, pero su pena será mayor su la infiel fue su madre.
Hasta que la muerte nos separe
No a todos les funciona seguir este mandato y en ocasiones su cumplimiento causa múltiples desgracias para sus parejas e hijos. Las personas evitan la separación bajo el argumento de “no queremos dañar a los niños” y por ello, viven como perros y gatos. Hablan para reñir y jamás se tocan de forma amable. En tales situaciones es fácil entender la infidelidad.
Conducta egoísta
Quien comete la infidelidad independientemente del motivo que esgrima, busca satisfacer algo para si mismo: placer, deseo de aventura, comprobar que funciona bien, saberse deseado o ceder ante la preión del grupo. Quizás uno de los argumentos más usados por las mujeres es que fueron infieles para vengarse de todos los engaños que sus parejas les infringieron.
La culpa
Este sentimiento es uno de los más constante en el infiel y su intensidad llega a ser tan alta que la gente disfruta poco el evento. Dicho de otra manera, los momentos placenteros son menos que las molestias ocasionadas por el remordimiento.
Posiblemente el ambiente de la casa sea tan desastroso que la gente se arriesga tanto para olvidarlo, aunque valdría la pena reflexionar si ese paliativo es lo mejor. Hablar de frente con la pareja sobre las molestias y sinsabores no garantiza que las cosas cambien, pero tal vez acuerden romper y entonces, aunque separados, sean felices.
Cuando la costumbre es el único cemente que une a la pareja, significa que ha fenecido el calor que hubo al principio. Ya no más momento de transmitirse mensajes con la sola mirada o por medio del lenguaje manual; ya no se escucha que se agradan y los pequeños detalles sólo existen cubiertos de polvo en la memoria.
Pese a lo mencionado, la necesidad de afecto siempre está presente y la pareja puede ser no consciente de lo que ocurre, con lo cual aumentan los distanciamientos. La parte afectada será más susceptible a los mimos y atenciones que pueda brindarle otra persona, y poco a poco se sentirá mejor con quien le escuche, le vea y le haga sentir que es alguien atractivo.
Una telaraña de mentiras
La conseja popular señala que una mentira debe ser apuntalada por cuando menos diez mentiras, de modo que conforme pasa el tiempo aumenta el número de falsedades en forma impresionante. Esta forma de actuar provoca un gran gasto de energía, pues es necesario tener en mente lo que es cierto y lo que no lo es. Esto produce muchos equívocos que a poco a poco ponen de manifiesto que algo raro ocurre.
El infiel a menudo señala que actuó de la forma en que lo hizo porque estaba muy enamorado y no podía negarse lo que era el amor de su vida. Hay quienes también afirman que sólo fue una aventura, ya que no amaban a la persona. Cuando se les reclama el engaño suelen pedir perdón con el argumento de que “es lo único en lo que he fallado”.
La pareja engañada muchas veces prefiere permanecer en la ignorancia. Esto es palpable entre las mujeres y todavía es posible escucharlas decir: “Que haga sus cosas lejos de casa”. Afirman que “ojos que no ven ...”. este tipo de parejas suelen resignarse y aseguran que, tarde o temprano, el arrepentido regresará al hogar.
También existen personas que se describen como incapaces de personar la infidelidad, pero llama la atención que aunque su enojo lo dirigen hacia la pareja, la agresión la encaminan hacia el tercero en discordia, quizá en un intento inconsciente de quitarle culpa.
Para terminar
Desde que se instituyó la exclusividad sexual apareció la infidelidad, pero en la mayoría de las sociedades en las que se sanciona, el castigo ha sido más fuerte para las mujeres. Bajo ninguna circunstancia se puede afirmar que esta conducta esté genéticamente determinada, más bien es algo que ocurre porque el individuo lo decide, es decir, siempre será su responsabilidad.
Pese a que es un acto voluntario, casi nunca el sujeto infiel piensa en las consecuencias que acarreará su comportamiento: el placer inmediato nubla el horizonte de posibles secuelas. Aunque son muchos los que afirman que este tipo de encuentros ayudó a su relación de pareja, lo más probable es que surjan problemas muy serios en cuanto se descubre la infidelidad. Y es que resulta muy difícil aceptar el engaño y menos si se piensa que todos estaban enterados menos uno mismo.
Una aventura para ponerle un poco de pimienta a la vida puede fastidiar de forma seria la existencia. Aprovechemos que somos seres pensantes, reflexivos y libres para elegir de modo responsable lo que más nos conviene.
El cristal con que se mira
Con la vara que midas, no necesariamente serás medido. Los escritos de los antropólogos y de aquellos que observan las costumbres de otras culturas rebozan de relatos que permiten entender que la infidelidad se vive de forma distinta en las diferentes sociedades.
Ford y Beach en su libro “Conducta sexual” revisaron los datos de 185 sociedades y encontraron que en el 39 % se aprobaban las relaciones extraparejas.
De la época prehispánica existen registro y de acuerdo con Enrique Dávalos López, los tarascos “desterraban, esclavizaban o sacrificaban a los parientes de los adúlteros”, en contraste con los mayas entre los cuales el marido ofendido regañaba e “inclusive regalaba a su esposa y al amante un objeto ritual para limpiar la culpa”.
Contaba H. Bernatzik que en las isla Bisagos las mujeres casadas podían tener relaciones con quien querían, pero a los maridos se les exigía fidelidad absoluta; en el caso de que no cumplieran con esta norma, se les corría del hogar y jamás podrían volverse a casar.
Si requieres orientación sobre temas de pareja, lo mejor es el Tarot del Amor que revela la intimidad del corazón.
Su lectura permite conocer los eventos que se presentarán en la relación de pareja, del presente a 6 meses. Responde preguntas como: puntos afines, reales intenciones del otro y hasta sus más profundos pensamientos o verdaderos sentimientos. Permite modificar las situaciones, ya que advierte cómo manejarlas para que el resultado sea positivo para ambos.
También puedes recurrir a la Astrología (Sinastría)
Fotos: mdpr.jp, vh1.com