De una derrota, un triunfo
Como pocas veces en la vida, cuando se consuma la separación de la pareja se presenta una de las mejores oportunidades para que una persona inicie su propia realización.
El divorcio es un shock, una pérdida, una crisis, un final, pero implica también la posibilidad de un cambio, un nuevo camino, una nueva oportunidad.
Si piensas que en el pasado has perdido mucho tiempo, desaprovechando valiosas oportunidades y cometido errores garrafales, esta es la oportunidad de corregirlos. No se puede negar que un divorcio causa una pena, por esto no es fácil ver su lado benéfico.
La dinámica de la recuperación depende de nuestra actitud ante la vida, de cuánta disposición tenemos para enfrentar los cambios. Si permitimos un estado de autocompasión y lástima por uno mismo, sólo lograríamos prolongar el dolor.
El pasado es valioso únicamente como fuente de experiencias, pero no debemos permitir que no ate perdiéndonos en lamentaciones, ni escondernos en él para huir del presente. El ayer es historia y nada lo va a modificar, pero el hoy y el futuro nos pertenecen.
El divorcio afecta todas las áreas de la personalidad: lo que hacemos, sentimos y pensamos, inclusive en los aspectos espirituales; por lo tanto, ya no somos la persona que éramos. Durante la transformación del sufrimiento, al que podemos considerar ganancia, atravesamos por varias etapas:
- Dolor por sentirnos víctimas o culpa por sentirse victimario
- Nos aferramos al pasado que nos hace vivir una mezcla de emociones como miedo, enojo, resentimiento, autorreproche, coraje y angustia.
- Después de que pasan estos sentimientos intensos, surge una tristeza profunda aunque tolerable, que permite ir soltándonos gradualmente, revalorizando nuestra identidad y responsabilizándonos para finalmente aceptar una nueva situación.
Cada una de estas etapas ofrece nuevas posibilidades para cambiar, para crecer y para madurar. Por lo tanto, después del dolor viene la ganancia. Sin embargo, seguir pasivamente con nuestra vida no hará que desaparezca el sufrimiento, debemos hacer uso de nuestros recursos internos.
Es verdad que con el tiempo la pena disminuye, pero no significa que no queden secuelas. No obstante, algunas personas permanecen estancadas, mientras que otras se desarrollan y se superan. Esto no sucede por si solo.
Si queremos crecer a través del dolor, tendremos que ayudarle al tiempo. Cada persona se irá recuperando, dependiendo de sus características de personalidad y de sus circunstancias; al ser un proceso individual, podemos decir que la recuperación nos tomará el tiempo que cada quien necesita.
Debemos entender que la tristeza profunda es una reacción adaptativa y lógica que no podemos evitar, que estaremos por debajo de un nivel de bienestar y por consiguiente nos será difícil y a veces imposible disfrutar de la vida, de lo que somos o de lo que hacemos.
La recuperación depende de uno mismo. Se inicia en el momento en que decidimos no detener nuestra vida.
El bienestar es un derecho y un privilegio de cada persona. El único prerrequisito para tenerlo es el libre albedrío, que se traduce como una elección, como la consciencia que vamos desarrollando para darnos cuenta de que no hay un punto final, sino que la salud y la felicidad son posibles en cada momento, aquí y ahora.
Es tomar consciencia de todo lo que hacemos, pensamos y sentimos, asumir la responsabilidad de nuestra propia vida. Es importante darnos cuenta de que el bienestar es un proceso autogenerado en el cual canalizamos nuestra energía para tomar decisiones y fijar nuestras metas.
Recordemos que el bienestar no necesariamente es fortaleza, bravura, éxito, juventud, dinero o estar libre de cualquier enfermedad. Podemos crear un proceso de bienestar a pesar de afrontar cambios y de padecer dolor.
Una ruptura de pareja nos separa de la rutina y, queramos o no, tenemos que olvidar el estilo de vida que llevábamos, con patrones y hábitos que nos definían. Tenemos que aprender a enfrentar problemas y situaciones que nunca antes manejamos y reajustar muchas viejas costumbres.
Por más intenso que sea el dolor nos vamos recuperar de lo pedido.la vida sigue adelante, no debemos engancharnos con el recuerdo. Pongamos atención a nuestros pensamientos, preguntémonos ¿qué tan objetivos son?, ¿a dónde nos conducen?, ¿realmente vivimos de una manera sana o estamos cayendo en a autocompasión y la autodevaluación?, ¿nuestra actitud es activa ante los cambios o sólo permitimos que la exitencia siga su curso sin hacer nada para logra nuestro propósito?, ¿cuánto hacemos para protegernos física y emocionalmente?
Pongámonos en contacto con nuestros sentimientos y comportamientos, y comenzaremos a notar los pequeños progresos que logramos. Procuremos distraernos, evitemos los recuerdos dolorosos, a las personas, lugares u objetos que nos provoquen sentimientos desagradables.
Por el contrario, procuremos relacionarnos con personas que nos ayuden a estar bien, que nos enseñen a mejorar nuestra calidad de vida positivamente. El tipo de inactividad o de soledad no la malgastemos pensando en el pasado, sino en las alternativas y oportunidades que nos brinda el futuro.
Cuidémonos, protejamos nuestra salud.
Necesitamos alimentarnos correctamente, aprender a relajarnos, ejercitarnos diariamente, descansar lo suficiente, no exigirnos demasiado, evitar los pensamientos que inquieten, no luchar contra las emociones cuando estemos intensamente alterados, dejar pasar esas emociones, utilizar la imaginación visualizando escenas agradables.
En la etapa de la recuperación que sigue a la ruptura de la pareja, el principal objetivo es el equilibrio emocional y la autosuficiencia, saber cuánto podemos depender de nuestros recursos internos y desarrollar nuestras propias fuerzas, en lugar de depender de nuestra pareja. Hoy es el primer día del resto de nuestra vida.
Si requieres orientación sobre temas de pareja, lo mejor es el Tarot del Amor que revela la intimidad del corazón.
Su lectura permite conocer los eventos que se presentarán en la relación de pareja, del presente a 6 meses. Responde preguntas como: puntos afines, reales intenciones del otro y hasta sus más profundos pensamientos o verdaderos sentimientos. Permite modificar las situaciones, ya que advierte cómo manejarlas para que el resultado sea positivo para ambos.
También puedes recurrir a la Astrología (Sinastría)
Foto: relaciondepareja.com, consejosdela piscooga.com