Tres balas y un objetivo

Amanece y nace una nueva oportunidad. A las 05:30 a.m. suena la alarma y el individuo se despierta mientras tiene una pesadilla.

Me levanto sin ganas
Este cuerpo es ajeno
El silencio me atrapa
Mi único deseo es ser eterno

Oh, no quiero darle la cara a las personas
Me avergüenzo y quiero quedarme en casa
Soy como otoño haciendo caer las hojas
Sólo el café me anima y me abraza

Eso es, en pocas palabras, la tristeza matutina.

La tarde transcurre y el individuo comienza a pensar más de la cuenta. Comienza a recordar y todo estalla.

Escribo para creer en la vida
Muchas veces no encuentro una salida
Ella aparece y es como sal para mis heridas
Sus abrazos no son oxígeno, pero son salvavidas

Le guardo rencor al tiempo y a la distancia
Para mí la suerte no existe
Sólo el destino tiene razones en esta instancia
Sé muy bien todo lo que aquél día sentiste

A eso le llamo estar jodido.

En este segmento, el día laboral ha terminado y el individuo se siente agotado y nostálgico. Llega a su casa, tira las llaves sobre la mesa, deja su chaqueta en el sofá y destapa una cerveza.

La música me tranquiliza
Sus besos me calman
Quiero ir de excursión y sentir la brisa
La ciudad es un infierno y la rutina me atrapa

Mi compañera es la cerveza
El cigarro habla demasiado
Juego para ganar en esta arena densa
Otro día en el que me jodo por ser desconfiado

Y así, como si de algo normal se tratase, el individuo sobrevive un día más.

Fotografías extraídas de www.pexels.com

Gracias por leer.