DI QUE SI - CAPITULO 2- PARTE 1
¡Pero se puede saber que me paso!
Respiro profundo, siento como si me fuera a dar un infarto, pero que imaginación la mía, en que momento me fui de la realidad.
Lastimosamente tengo una memoria gráfica, y sobre todo muy imaginativa, puedo pensar en algo e imaginarlo a mi antojo, trato de controlarlo y la verdad no sé si es un trastorno, o tengo problemas mentales, aunque con el episodio que tuve, que digo problemas.
¡Loca es lo que estoy!
Pues de que lo vi, lo viii…
Pero lo demás solo fue mi mente que me jugo una mala pasada, obvio él ni volteo a mirar, sé que desearía que hubiera ocurrido eso, pero ni modo solo quedara en mis pensamientos.
Vuelvo a la realidad y me siento húmeda y resbaladiza, tengo mucho calor y sudo a horrores, logro poner mi mente en claridad, saco las llaves de mi cartera para entrar en casa y me dispongo a subir la escalera hacia el apartamento.
No puedo decir que me rodee el lujo, pero he conseguido poco a poco lo que tengo, mientras pienso en mi vida miro la hora las 6:50pm, que paseíto el mío.
Quede que me vería con las chicas a las nueve de la noche, en el bar que frecuentamos, mejor me voy alistando de una vez, que como me distraiga me agarra navidades aquí, es que me tomo mi tiempo para todo.
No hago las cosas lentas, sino a mi ritmo.
Al entrar en casa, abro las ventanas, dejo mis bolsos sobre la mesa, mientras busco un cigarrillo y lo enciendo, le doy a mi equipo de música play, siempre lo dejo encendido para cuando me provoque.
Y en el radio empieza a sonar la canción de Rihanna Love On The Brain.
Y al escuchar esa canción pienso en el Dios Griego Sebastián, y mis pelos se erizan; he escuchado decir muchas veces que cuando eso ocurre, es por polaridad de atracción o que algo está por ocurrir, pero como a mí siempre me ocurre lo contrario a algo fantástico me quedo tranquila.
Mientras escucho a esta mujer que tiene una voz hermosa; desde pequeña me ha gustado cantar, y no puedo decir que tengo una mala voz, pero simplemente mi familia no me apoyo para que desarrollara ese don, y me quede un poco congelada.
La verdad me pregunto cuántas veces no me ha apoyado, y si lo hubieran hecho, ¿Qué sería de mí? ¿Sería una cantante fantástica? ¿O un fracaso como soy ahora?
Para que pensar en eso, mi vida es lo que es y me gusta lo que estudie, Administración de Empresas, y solo espero no fallar en esto también. Por lo menos en esto si me apoyaron, pues todos tienen esa carrera en la familia.
A veces me aburre ir a trabajar, quisiera una vida menos cuadriculada.
Pensando en mi familia, me acuerdo que no he hablado con ellos, y a estas horas no es lo mejor, que de por si yo hablo hasta los codos, pues llamarlos a todos me agarra el siglo XXII, una pregunta lleva a la otra y a la otra, y terminamos hablando de mi familia en el exterior.
Mejor dejo la llamada para el domingo apenas me levante, pensado en eso me acuerdo de mi teléfono, que más abandonado no lo puedo tener y lo reviso, pues nada ni para cobrarme la renta tengo un mensaje.
Le escribo a la locomotora Amelia un whastapp, para ver qué tal va:
Siriana:
Hola nena, ¿cómo vas?
Amelia:
Brujitaaaaa, bueno fumándome un cigarro, recuerda que yo no necesito tanto menjurje para verme hermosa.
Siriana:
Jajajajaja, modestia aparte mijaaaa, yo pensando que ponerme, ¿a qué hora nos vemos allá?
Amelia:
A LAS 9PM, NI MAS NI MENOS ¿OKKKK?
Siriana:
No me grites Amelia, no meeeee gritessssssssssss…. si necia allá nos vemos puntual, ya me estoy arreglando, que necia eres.
Amelia:
Quiero que pasemos todos a la misma vez, te veo allá, te llamo cuando vaya en vía al Bar.
Siriana:
Okkkkkkk. Cambio y fuera.
Dejo el teléfono en la cama, y me desvisto, para darme una buena ducha, de verdad quiero disfrutar y olvidarme de todas mis preocupaciones.
Por sorprenden que parezca a las 8:30pm ya estoy lista, me termino de pintar los labios, compruebo que en mi bolso este todo lo que pueda necesitar, ya que tengo hora de salida mas no de entrada. Escucho mi teléfono pitar y debe ser un mensaje de la Locomotora Amelia, pero prefiero comprobar que todo esté bien.
Me dirijo al espejo y guauuuuuuuuuu….
Fiiii fiiiuuuuuu…. Estas que ardes nena….
Nos es por mas, pero me dedique a darme cariñitos, me puse un vestido gris a media pierna, que gracias a él se puede divisar parte de mi tatuaje que cubre la zona frontal de mi lado izquierdo de cuerpo, si lo admito soy una perraca, que le gusta calenturear, mas no lanzarme a cualquier hombre, siempre me ha gustado provocar, pero soy una cobarde al mil por ciento.
Mi cabello largo el maquillaje profundo pero en tonos suaves, y como soy amante de la comodidad unas converse gris a juego del vestidito…. (Vestido le queda grande para el tamaño del artilugio que traigo encima).
Decido revisar mi teléfono y efectivamente tengo un mensaje de voz de la locomotora que me dice que ya va saliendo de su casa, así mismo yo le envió otra diciendo que me había quedado dormida pero que ya me levanto, solo es para hacerla picar, soy así de chocante.
Me gusta que se achicharre en el infierno, para lo molesta que es ella, de vez en cuando le toca su balde de agua fría, agarro mis cosas, compruebo que todo esté cerrado y como debe ser, y salgo del edificio, cuando voy bajando las escaleras, oigo silbidos y cumplidos y más a la par de acoso sexual, pero ni caso ya me he acostumbrado, no soy despampanante pero tengo algo que llama la atención, aún no sé qué es, pero tampoco me molesto en averiguarlo.
Espero que pase un taxi y lo paro, me moto y le digo al chofer:
— Buenas noches señor, por favor al paseo del mar, en el bar Centurión. Gracias.
— Buenas noches, perfecto allá vamos. – me responde un señor de unos sesenta y tanto que tiene cara amable.
En unos 20 minutos aproximadamente, ya estamos allá, saco el dinero le cancelo al buen taxista, le doy las gracias y me bajo.
Le texteo a Amelia en donde se encuentra, mientras me fumo un cigarro, y en ese instante empiezan los hombre lobos buscando a su conejillo de indias (su presa nocturna), la cual no le presto mucha atención, porque quiero reunirme con el grupo.
Voy mirando de un lado al otro hasta que los diviso, y allí está la locomotora con sus amigos, cabe destacar que los conozco por ella y no soy muy allegada así que bueno se podrán imaginar.
Mientras me acerco los veo reír y bromear.
¡Tremendo peligro tienen cuando se juntan!
Cuando entramos en el local, la gente nos mira. Es raro ver a solo dos mujeres con seis hombre, pero es que lo dicho esta que no somos compatible con cualquier, por eso los más allegado son hombres, aunque a veces son peores que las mujeres. Pero de alguna manera me siento más cómoda con ellos.
Mientras por los altavoces, suena la increíble voz de Freddie Mercury, con una canción que en su momento fue un tomazo, A King of Magic del grupo Queen, voy entrando al ritmo de la música, y la disfruto, esto es lo que necesito y canturreo:
Apenas entrando me llena la vitalidad del local, cada quien por su lado en sus respectivas mesas pasándolo bien, bailando o bromeando, es una bar específicamente, para gente rockera de cualquier edad y cualquier género, hacen conciertos en vivo y de verdad que es muy bueno, lo mejor es que amaneces y siguen abierto.
La Locomotora me hace señas para que la siga a la barra a pedir bebidas, en cuanto estamos allí, me pregunta que pedir y le hago saber que quiero una cerveza para empezar, ya después nos jartaremos de ron con cola-cola.
— Estas divina con ese vestido, te vez muy bien, me lo tienes que prestar, con un liguero se va a ver divino y unas botas hasta las rodillas – me comenta emocionada.
— Ehhh ehhh ehhh… detento, aun no te he dicho que te lo voy a prestas, además tú tienes más caderas y senos que yo, después me lo dejas talla elefante ligero- le digo muerta de risa.
— Ahhh… por favor, no estoy tan Gordicienta- responde malhumorada.
— Ven acá mi ame ame, que vinimos a pasarla bien, ya después hablamos del vestido.
— Ahhhh bailarrrr… vamossss
Y aquí viene el huracán Amelia, en ese momento empieza a sonar una canción de Avicii Waiting for love, y como dos locas perdidas, bailamos, brincamos, saltamos, bebemos, nos divertimos.
Ya Amelia ha elegido su siguiente víctima, y lo mira con ojos de loba... loba… lobita y sonríe, mi loquita como es de promiscua pero la adoro, eso si no se le escapa hombres ni mujeres. Que siii… que siiii… no sean antiguos, Amelia es Bisexual. Pero es una chica con buen corazón, no la juzguen, no todos vivimos igual, ni nos pasan cosas iguales.
Sobre las cuatro de la mañana, tras bailar hasta quedar agotados y Amelia ser por fin consciente de que el muchacho pasará por su cama, decidimos que en poco nos marchamos, cuando de pronto oigo:
— Si no te veo no me lo creo- dice una voz a mi espalda
No me jodas, ahora este, el que faltaba, pero diosito tú no puedes darme un día de tranquilidad, ya me extrañaba que no hubiera pasado nada.
¡LO QUE ME PASA A MI, NO LE PASA A NADIE MAS!
Me volteo y con la mejor cara de actriz que puedo poner.
— Mathias, ¿Cómo estás? Que sorpresa verte aquí- con una sonrisa más falta que un billete de tres bolívares.
— Preciosa, te vi y no puede resistir verte, te he estado llamando y no me contestas, quedaste e llamarme el otro día.
Cuantas veces le tengo que dar a entender que con el solo de amigos.
— ¿Me llamaste? Ya eres la segunda persona que me dice lo mismo, creo que mi teléfono se volvió loco- miento lo más que puedo, no tengo la imaginación de la locomotora.
— Pues eso ya no importa, porque ya estamos aquí- me pasa una mano por la cintura y me acerca lo más que puede.
— Si aquí estoy, pero oye.- me suelto como puedo- voy a buscar algo de beber que está haciendo mucho calor.
— Claro mi amor, vamos te acompaño- me mira con esos ojos de tiburón.
— ¿Qué tomas?
— Quiero una cerveza
Mientras la pide, veo a mi alrededor, necesito ubicar a alguien que me salve la vida.
Localizo al Piru, un amigo de Amelia, y le hago señas, cosa que ya hemos hecho antes, cuando hemos necesitado ayuda; me pide tranquilidad con la mirada y va hacia mí.
— Aquí tienes preciosa.
— Gracias - le doy un gran trago, la desesperación me pone así.
— Vaya sí que estabas sedienta amorcito.
En eso siento que alguien está detrás de mí, y sé que es el Piru, que ha venido a ayudarme.
— Siri, la locomotora te busca, dice que es muy urgente- escucho una voz detrás de mí.
Pero al darme vuelta, veo al Piru en diagonal y quien de verdad está detrás de mí el amigo de Mathias, El dios griego, la hermosura masculina, el protagonista de mis sueños húmedos.
Es más alto que yo, y me saca una cabeza de altura, en cuanto subo la mirada me pierdo en esos ojos azules, y veo que sonríe de medio lado; aquí muero, no sé qué hacer, me empieza a sudar el cuerpo, cuando de pronto suelta:
— Mathi, te están buscando, creo que Lucas boto su cerveza dentro de tu carro, y creo que debes ir a revisar si se dañó algo de allí.
Sin importarle si me deja sola o no, ya que su carro es lo más importante, se va con la cara pálida y a toda mecha. Me quedo como un idiota viendo como el estúpido del Mathi se va como alma que lleva el diablo.
Cuando me muevo para ir con el Piru, el diosito olímpico me agarra del brazo.
— ¿estás bien?
Yo que no caigo, por lo lela que me he puesto.
— ¿disculpa?
— ¿Qué si estás bien?
— Por supuesto ¿Por qué me preguntas eso?
— Porque estas pálida y sonrojada.
Como no voy a estarlo, con lo que tengo enfrente. Pero contando hasta veintitrés, porque veinte no me sirve, le digo que no se preocupe, que es por el calor y que voy a salir a tomar aire fresco que es lo que necesito.
— Vamos, te acompaño.
— ¿A dónde?- le pregunto.
— Pues a fumar, ¿a qué más?
— Ahh sii siii, cierto, vamos.
Cuando estamos fumando el cigarro, llega el Amelia, el cual lo ve, y se lo que pasa por su mente, pongo los ojos en blanco, me dice que se va con el guapetón, que conoció hace horas, yo la animo a que se vaya, que puedo agarrar un taxi, e irme a casa, pero la muy traidora y metomentodo de la Amelita suelta:
— Pero creo que Sebas, te puede llevar a tu casa ¿verdad que si?, vi que cuando llegaste no viniste con nadie, así que no creo que tengas problema-. Responde con una mirada maliciosa.
— Por supuesto, no tengo problema en llevarla, no se te escapa ningún detalle ¿verdad?- dice entre sorprendido y sonriente.
— Por favor Amelia, no tengo porque molestarle, voy a agarrar un taxi, total estamos cerca, además cualquiera de los muchachos, puede darme un aventón, así que ve tranquila.- le digo apretándole el brazo más de lo debido por la situación en la que me está metiendo.
— Serás bruta, suéltame el brazo me lo estas destrozando.- se queja alzando la voz.
— Cállate, callateeee.- le digo bajando la voz.- te estás pasando no tenías por qué hacer eso ¿te has vuelto loca?
— Porque sé que te gusta, y por lo que deduzco es el mismo que me comentaste ¿o me equivoco?
Niego con la cabeza, y la muy descarada pone una sonrisa gigante.
— Solucionado, cuídala bien Sebastián, sino te la veras conmigo.- me giña un ojo.- ahh… y no tienes con quien irte, los muchachos ya se fueron y la delicada Flor-Mathias, también se fue, a lo mejor encuentre un auto lavado que tenga servicio 24 horas.- suelta una carcajada, se da media vuelta se va.
— Perdónala pero no sabe cuándo callar- digo avergonzada.
— No te preocupes, es divertida.- pero mirándome dice- ¿Flor-Mathias?
— No te gustara escuchar a que se refiere.
— Apuesto a que sí.
— Mejor otro día.- tratando que deje el tema allí.
— Ok, entonces será otro día, que no va a ser muy lejos.
Le sonrió, porque la verdad no sé qué decir, me desconcierta y por supuesto, adoraría estar en sus brazos, lamiendo ese tatuaje que tiene.
— ¿Nos vamos?
Asiento roja como un tomate.
— Tranquila que por ahora solo te llevare a tu casa.
Me paraliza por eso que ha dicho, y me clavo al suelo, sorprendida y confundida, porque no sé si es una insinuación o simplemente quiere ver mi reacción. Pero me quedo mirando cómo se pone unos guantes, saca otro casco más pequeño de las alforjas de la moto, se voltea me queda mirando con esos ojotes azulones, y nos sostenemos la mirada por unos segundo. Creo que entendió en qué posición estaba, y haciéndome volver a la realidad me dice.
— Tranquila, puedes confiar en mí, no soy falta de respeto ni ando detrás de una mujer en modo sádico.
Mientras me aclara que puedo estar tranquila, que él no se aprovecharía de mí, me voy relajando, me dice que monte en su motocicleta, lo hago aun con las piernas temblando y no por ella, sino porque este hombre puede conmigo.
Cuando arranca, me pregunta donde podemos comprar cigarro antes de llevarme a casa y le indico el sitio más cerca, en una estación de servicios a una cuadra de mi casa. Se encuentra con unos amigos que me presentan, el tipo es tan sínico que no disimula que me está mirando y eso que tiene a alguien a su lado, deduzco que no es la mujer, porque si lo fuera, ese día no ve el anochecer.
A la final paso con él, me antojo de algunas cosas, total estoy cerca de casa, estoy pagando y él está detrás de mí y pregunta:
— ¿vas a preparar café?
Yo me volteo y lo miro, tiene las pupilas dilatadas, como si yo fuera su presa, y asiento.
— ¿Me invitarías a una taza de café?
— Dijiste que no te propasarías conmigo, ni te insinuarías, y creo que eso estás haciendo, ¿o me equivoco?
Levanta las manos y retroceden unos pasos.
— Solo es una taza de café, no te alteres, no fue mi intención ¿está bien?
Suspiro, la verdad es que con el sexo masculino estoy últimamente a la defensiva, así que me volteo y lo ignoro, es lo mejor. Termino de pagar y le suelto:
— Te espero afuera.
— OK.- dice sin mirarme.
Porque siempre tengo que ser yo la del problema, es que tengo un genio y pienso que todo el mundo quiere comerme, pero es que ¿hoy en día quien cree en la amistad verdadera? ¿Quién quiere sentarse a hablar nada más sin irse a la cama? Y sobre todo ¿Quién de verdad es sincero? ¿Cómo detectas que no quieren jugar contigo? Esas y muchas más preguntas están en mi mente dando vueltas.
Lo veo salir con cara de molestia, yo lo espero al lado de la moto, hasta con el ceño fruncido se ve hermoso.
Por favor... por favor... por favor... ¡qué lujo para la vista!
Diossssssssssss..., ¿qué hago?
¡Qué calor... qué calor... qué calor!
Cojo una botella de agua y bebo. Pero como sigo sedienta, me bebo otro. Me estoy muriendo de calor sólo de imaginar lo bien que lo podría pasar en la cama con este hombre, mientras recorro las seis fases del orgasmo.
Joder... joder soy lo peor. ¿Qué estoy imaginando?
Pero como soy una morbosa, mi mente continúa con su particular historia y lo imagino desnudo sobre una cama. Impresionante. Sebastián desnudo tiene que ser para que se te pare el corazón.
Madre mía... Definitivamente, ¡estoy muy mal!
Debo dejar de pensar en eso. Cierro los ojos e imagino a mi abuela. Eso me hace sonreír.
Cuando llega a mi altura, yo bajo la mirada, porque sé que debo de estar roja y la verdad da como miedo su mirada molesta. Me entrega el casco y yo me subo a la motocicleta.
Al parecer si está molesto, porque va muy rápido y a mí me entran los nervios, creo que lo hace para darme una lección de confianza, y yo confió pero en los tres mil santos que estoy nombrando para llegar a casa, cuanto le indico con la mano donde es, se detiene.
Y con mis piernas temblando me bajo como puedo, le entrego el caso y al ver que no apaga la moto, le pregunto:
— ¿No te vas a bajar?
— ¿Para qué?- dice molesto.
— Uummm pues como dijiste que querías café.- le digo indiferente.
— ¿ahora si quieres? ¿Qué paso con eso de que soy un acosador? ¿O no te acuerdas lo que me acabas de decir?
Yo me quedo muda. Pero cuento hasta mil, no tengo que aceptar que me hablen así.
— ¿cómo quieres que actué? Si apenas te conozco ¿O me vas a decir que tú confías en lo primero que te digas? Porque si es así yo no, podre parecer ingenua, pero también me doy cuenta de las cosas, y si no quiere tomar café, pues peor para ti.- tomo aire y vuelvo a la carga.- muchas gracias por traerme y adiós.
Cuando camino hacia la puerta del edificio, me detengo buscando las llaves y escucho como la moto arranca y suspiro decepcionada de mí y de todo. Cuando por fin abro la puerta, la voy a cerrar y escucho la voz de mis fantasías que me dice:
— Siriana, espera.- tiene la mirada más suave y me mira... me mira… me mira. Yo trato de sostenerle la mirada, me toma del brazo y….
Continuara…..
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