Hola estimada comunidad. En esta oportunidad voy a comentarles acerca de un tema, que, a pesar de ser muy común en la actualidad, no deja de sorprendernos. Y es que esta cuestión no es nueva, ya que de una u otra manera, hemos tenido que lidiar con esto desde tiempos muy remotos, solo que se trataba de forma diferente.

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En mi etapa de niña, recuerdo como en la escuela me decían muchos apodos debido a mi sobrepeso: "repollito", "compota", eran los menos ofensivos. También tuve compañeras de clase que se metían conmigo, llegando incluso a la agresión. En ese entonces, no era capaz de decirle a mis padres lo que estaba ocurriendo, ya que sabía cual sería la respuesta: "yo no la mando al colegio a pelear, sino a estudiar, pero si le dan y viene llorando a la casa, yo la completo". Esa era su forma de decir: "no seas pendeja ¡defiéndete!" Pero la verdad es que detesto la violencia y trato (en lo posible) de ser pacífica. Posteriormente, aprendí a defenderme y nunca mas se metieron conmigo, pero debo decir que para una niña esto es lo peor que puede ocurrir!

Creo que los padres juegan un papel determinante en todo esto, debido a que deben ser garantes de establecer una autoestima solida, inquebrantable y como docentes, tenemos el compromiso ineludible de reforzar esta autoestima, de la misma manera en que lo hacemos con los demás valores a través de normas de convivencia que propicien la paz y unión estudiantil.

Aunque trabajo en un liceo, en él también se imparte educación básica, es decir, de primero a sexto grado. Tengo un sobrino que estudia cuarto grado y me sorprendí mucho cuando me enteré del caso de una niña que fue víctima de acoso escolar. Al parecer, otras compañeras la rechazaban porque no era "sifrina" (término venezolano que se refiere a las personas que quieren aparentar un estatus social alto) como ellas, ni vestía de la forma en que ellas lo hacían...Una serie de argumentos que no son propios de niñas de tan corta edad.

Estemos claros en algo: los niños no nacen conociendo estos temas, estas actitudes son aprendidas y lo mas seguro es que sea de su entorno familiar mas cercano. Ellos no saben de moda ni de marcas reconocidas. Es una verdadera lástima que le inculquemos tantas frivolidades a nuestros pequeños, que le den valor a las personas por lo que poseen y no por lo que representan como seres humanos.

Volviendo a la historia, la primera medida tomada fue convocar a una reunión de representantes, algunos (afortunadamente), no estuvieron de acuerdo con aquella irregularidad y lo manifestaron de manera enfática. Prometieron tomar medidas pertinentes con sus hijos, pero lamentablemente, hubo otros que le dieron importancia al hecho, alegando que su representado también había sido víctima de acoso, es decir, "bien bueno que le pase a la tuya porque a la mía le paso". Estas actitudes también son muy comunes, ya que nos hemos vuelto indolentes y egoístas, si no me pasa a mi, no me interesa. Desafortunadamente, el daño a la niña fue tal que la tuvieron que cambiar de colegio, ya que no soportaba estar allí.

Como padres y docentes, debemos estar alertas ante cualquier situación de acoso, esto es algo que puede ocasionar grandes daños en nuestros niños y adolescentes, marcándolos negativamente por el resto de sus vidas.

Fortalezcamos a través del amor, la atención, el cariño, el respeto y la valoración la autoestima de nuestros niños, de esta manera lograremos combatir el acoso escolar, no olvidemos que para que exista una victimario, deba haber una víctima.

Este articulo se lo dedico a mi sobrino y a todo su curso, a todos los padres, representantes y docentes.

El acoso escolar siempre ha existido, pero se ha incrementado en los últimos tiempos. No permitamos que continúe.

Hoy fue esa niña, mañana puede ser tu hijo. Cuidemos a nuestros niños y adolescentes, de su bienestar, depende el futuro de la humanidad.