Vamos a ciegas,
es una noche oscura.
En la nada que promete
silencios retorcidos.
No se ven las lágrimas tímidas,
ni los sollozos que se escapan
y se expanden.
Las presiones juegan a alcanzar la luna
Y de a poco se sumerge en lo profundo...
su conciencia.
Dímelo despacio
que mi mirada ya está ida
en un punto lejano
que me deja evadirme,
que ya no lo recuerdo
y que ya no me duele.
Terciopelo oscuro
arrópame de a poco
junto a los faros que titilan;
Provienen de mis ojos.
Mi voz ya dormida,
no emite fantasías,
ya espera muda.
Ilógica.
Que me quedo a dormir entre abstracciones,
que no las entienda más que entre letardos,
que por dentro ya se escapan las mariposas
ya de ellas los colores desvanecen
y se escurren como toques de acuarela
tal y como las emociones pálidas,
sus tonos fríos se manifiestan
en el tiritar
Que el cuerpo no controla
Quién confunde el ánimo con el tiempo.
Quién se queda eterna en una mirada.