Tus labios tocaron los míos y supe que no había vuelta atrás. Supe que contigo era todo o nada y que iba a dejar mi vida en ti, si te besaba una vez más. Ya no podía resistirme, no quería poner frenos esta vez.
Llegaste con la primavera a cuestas, volando con tus alas a un cielo que en penumbras vivía. Llegaste con colores y amor, sobre todo con amor... Creo que si hay un motivo válido para perder la cordura es este, el eterno culpable de perder la cabeza con gusto.
Es que bastaba mirarte para entender que no se podía pasar por ti para salir ileso; si entraba en tus ojos, sería para dejar el alma. Y dejar el alma en otra vida puede dejar consecuencias, convertirnos en efectos colaterales suyos para siempre. Pero salir sin marcas e intactos, sería imposible, era demasiado tarde ya para no intentarlo.
Entonces cerré los ojos y te bese, con la misma vida que podría amarte, mientras decía en silencio "yo asumo las consecuencias de ti". Como se nota que no esperaba enamorarme, no esperaba que mi cielo fueras justamente tú.