El mejor ilusionista del muno

in #spanish7 years ago

Dias grises...

Eran días inactividad. Me encontraba desalentado en aquel período de estudios en la academia. No podía concentrarme en las lecturas ni en mis escritos. Las audiencias y discusiones me parecían demasiado aburridas. Las actividades físicas, como calistenia o las caminadas por las suburbios tampoco me generaban alguna sensación de sosiego. Todo aquel que se detenía a preguntaban sobre la causa o razón de mi “mirada sin vida”, les respondía que ya no me nutria alguna ilusión con relación a la humanidad. Decía que "que los grandes monstruos de la vanidad, de la envidia, de la ganancia, de la mentira y del miedo habían tomado el mundo de rehén y forjaron sus imperios sobre el para siempre bajo sus sombras, como arboles gigantescos que tapan con su negrura los bosques fríos. Un me deparé con el Viejo, como cariñosamente llamamos a mi padre, acomodado en una poltrona en la terraza de mi casa, entretenido con un libro, lo invite a la sala para degustar una buena taza de café, como era de supone accedió con una linda sonrisa y soltando su libro, se dispuso a seguirme. Coloqué ambas tazas en la mesa , mi me invito a sentarme. Sin que me preguntase nada, tan pronto me sentí cómodo en aquella silla, lancé un ráfaga incesante de quejas sobre la inutilidad de la vida. Le mencione que no veía sentido en vivir y, que era muy posible, que aquellos que decían vivir en busca constante del placer estaban correctos. Mi padre se encogió de hombros y exclamo con voz firme: “Depende de aquello que tu consideres como placer”.

Cerró el libro y prosiguió: “Es necesario dar un sentido nuestro viaje; de lo contrario ningún paisaje sería capaz de maravillar a nuestros ojos. Nada ni nadie tendrá belleza. Como reacción natural, tú no tendrás nada bueno para ofrecer dado el vacío que te habitará; entonces todo parecerá solitario, triste y abandonado, inclusive tú mismo. Es necesario que siempre existan virtudes para compartir en nuestro corazón”.

Le respondí con la habitual necedad con la que me caracterizo, de que conocía muchas personas que, a pesar de robar y corromper, vivían una mejor de la vida, mientras que las otras que seguían una vida de acuerdo con los sobre estimados valores morales, atravesaban innumerables dificultades. Dije, con enorme convicción, que no creía que la vida del todo fuese justa, porque no siempre quien practica el bien es agraciado. Ademas exclame que esto era un hecho irrefutable. Papá me arrojo una mirada que nunca olvidaré. Era una mirada de compasión y de bondad, yo le respondí con la expresión de un rostro confuso. En seguida citó un pequeño pasaje de la biblia , que durante años ha sido interpretado de manera equivoca por aquellos que se mantienen al borde, sujetos a la ciega literalidad: “‘Y si tu ojo derecho te es ocasión de pecar, arráncalo y échalo de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.” Asustado, debatí que tipo de sugestión carente de sentido era ésta de auto mutilación. Papá sonrió de manera agradable, meneó la cabeza de lado a lado como diciendo “no es nada de eso” y me explicó con serenidad: “Es menester enseñar a tus ojos a ver para no perder lo fundamental de la vida, el lado valioso de todas las cosas, distante de las apariencias de la existencia. La elección entre la tiniebla o la luz define el placer, el sentido vida”.

Mi rostro se torno como el de un bebe cuando le das a probar un limón, dando a entender que no entendía nuevamente. Papá fue didáctico: “En la cara está el brillo, revelando a los ojos cegatos del ego que no pueden ver más allá de las sensaciones mas básicas e inmediatas; el brillo es la quimera predilecta de las sombras. Por otro lado, en la profundidad está la belleza de la existencia para quienes buscan la luz a través en el encuentro consigo mismo, con los sentimientos, actos e ideas nobles, en el hallazgo de virtudes invaluables, pues solamente así podría sujetar plácidamente la vida. La elección de los ojos que empleamos define el mundo que veremos, el camino que seguiremos y el sabor de las experiencias que cada uno quiere y tendrá para sí mismo”. Realizo una leve pausa y concluyó: “Todo el resto es consecuencia. ¿Decepción o encanto por la vida? Depende tan sólo de los ojos que lo mires”.

“De cierto modo, todas las personas de manera consciente o no, buscan estados de plenitud: felicidad, paz, libertad, amor y dignidad. Aquellos que insisten en crímenes, roban o engañan, en el fondo, creen que los productos de esos actos les darán como resultado una vida mejor. Tonto engaño pues los efectos siempre estarán ligados a las causas, indiscutiblemente. A pesar de, muchas veces, vivir en mansiones o navegar en imponentes yates, terminarán azotados por las intemperies de la soledad ,como la rabia, la depresión, el miedo, la falta de amor sincero, entre otras oscuridades silenciosas de la existencia. Algunos, aunque en un estado no tan sombrío, idealizan encontrar la plenitud en la victoria sobre los demás, en la ostentación del lujo, en la fama vacía y en los aplausos fáciles. Sus elecciones privilegian a todos aquellos a los que sus ojos sólo pueden ver en la superficie, en la apariencia, distante de la esencia de la vida, abandonado lo más íntimo del ser. Se afanan en buscar con locura muy fuera de ellos aquello que solamente encontrarán dentro de sí. La sombra más poderosa y grande, emperatriz de todas las demás, es la ignorancia”.

Interrumpí para preguntarle si se refería a los espectáculos de magia. incorpore que desde la infancia me encantaban los actos de ilusionismo. Papá explicó que no era exactamente eso a lo que se el refería, pero que lo usaría como metáfora para enmarcar las diferencias: “No debemos confundir trucos con magia. Los trucos son brillo, ilusión y sombras. Magia es transformación y evolución. Uno de los mejores trucos es la ilusión a través de los aspectos. Como cualquier buen mago, el secreto de su éxito está en engañar a sus observadores. A menudo la distracción es la herramienta utilizada para desviar la atención del público para lo que realmente interesa; entonces, ocurre el intercambio que nos lleva al engaño. La diferencia es que cuando estamos viendo un acto creemos conocer de antemano las reglas, sabemos que son trucos y que el engaño hace parte de este espectáculo. En la vida, mientras no percibamos que somos mucho más que espectadores, sino personajes influyentes en el palco de este show que llamamos vida, permaneceremos entretenidos con el resultado aparente del truco, sin vivir de la plenitud que se revela poco a poco, inmersa en el proceso eterno de las transformaciones íntimas”.

“Jamas ha existido un mejor mago y más sofisticado que las tinieblas , al punto de muchos llegar a negar su existencia. Para ellos cualquier sombrero de magia es un depósito de conejos. La ignorancia de los espectadores con relación a los trucos mantiene el éxito del mago a través de los tiempos. La vanidad, el orgullo, la fuga de la realidad, la incredulidad, son algunas de las herramientas de esta ocupación. El miedo es un delirio con el cual las sombras, en el papel de hábil ilusionista, envuelve a la audiencia para que, sin percibirlo, crea que la invaluable serenidad puede y debe ser cambiada por un deseo efímero, el cual surgirá en la manipulación de la baraja que reúne varias cartas”.

“En el espectáculo de las sombras, el dinero dejó de ser un valioso elemento para la modificación de la consideramos realidad en el plano físico y así se convirtió en la bandera de la victoria; el éxito profesional se tornó esencial sobre los demás en vez de representar el perfeccionamiento y la superación personal. El amor se exprime y expira en la creencia del control y de la dominación ajena, por la obligación del otro con relación a nosotros. La libertad termina confundida con la facilidad de visitar varios países durante las vacaciones; la dignidad se pierde en los rincones del discurso y se deshace por la falta de ejercicio. Muchos creen que la calma y serenidad se resuelven con actos de orden público y que la felicidad aguarda en fiestas y reuniones extravagantes , sin entender que la agitación no siempre garantiza la alegría”.

Nos mantuvimos en silencio un tiempo sin pronunciar palabra alguna. Rompí el silencio para preguntar si él creía que el mundo era un buen lugar para vivir. Papá dijo muy calmado: “Vivimos en perfecta armonía con el nivel de consciencia y la capacidad de amar que poseemos. El mundo está consonó con las preferencias elegidas para la vida personal. A cada uno le aguarda tan sólo los resultados de las elecciones personales. Truco o magia se definen por la capacidad de ver que poseamos. Cuando todo parece gris, caótico y vacío puede significar un buen momento para ‘arrancarse los ojos’ y permitirse una nueva visión. Buenos ojos animan y encantan el corazón, permitiendo una lectura diferente de la vida. Dependiendo de tus ojos, una tempestad existencial traerá ruinas y tristeza. Entonces quedará el deseo por un show de simple apariencia. No obstante, la destrucción de nosotros mismos y de toda la realidad que nos cerca, puede ser vista como una oportunidad innegable de transformación profunda y belleza infinita."

Levantó su mirada hacia mis ojos y finalizó: “Solamente así podremos tener una verdadera relación de amor con la vida y con nuestro mundo”.

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Manuel Gonzalez

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