No perderemos la guerra.
Y la voz era dulce, y la viga era delgada.
¡Por la última amargura de la ansiedad!
Tomando mis cosas como me equivoqué.
Pasando por la eternidad y los mundos.
Ignora el tembloroso grito del alma.
Y le da generosamente el collar al que tiene la cara brillante.
Chick... cara blanca?