Momentos que cambian la vida... 1era Parte.
Entre los momentos que marcan y cambian nuestra vida hay muchas fechas que cada quien recuerda particularmente, pero todo comienza con nuestro nacimiento. A pesar de no recordarlo es un cambio que en definitiva nos beneficia, a la mayoría.
De ese gran día que para mí fue en 1980 han pasado unos cuantos más, que para bien o para mal cambiaron mi vida, me marcaron tanto como para recordarlos y moldearon mi carácter y mi comportamiento.
Tenía como 5 o 6 años cuando me enfermé de Fiebre Escarlatina, lo recuerdo bien porque hubo cambios físicos notorios, cuando unos es pequeño y comienza a cambiar la piel, cabello, uñas y todo, no es algo que se vaya a olvidar tan fácilmente. Además, para la época, la enfermedad era extraña y poco conocida en donde vivía, por lo que se hizo difícil de diagnosticar. Afortunadamente tuve un tratamiento adecuado y no pasó más allá de parecer una serpiente.
Creo que la siguiente fecha importante y que por supuesto que me cambió la vida, fue el nacimiento de mi hermana en 1987, la Sándwich, como le digo. Evidentemente la llegada de otro miembro a la familia hace que a todos les cambie la vida. Pero cuando uno tiene un hermano espera que sea un compañero de juegos, sin embargo mi hermana se parecía más a una muñeca con la que podría jugar. Era mayor que ella por 7 años y eso se nota siempre, los juguetes no son los mismos, los juegos no son los mismos, los amigos no son los mismos, etc. pero ya no era el hijo único, ahora era el hermano mayor y debía comportarme como tal.
Para 19889 nació mi hermana menor, que por supuesto era un miembro más en la familia y cambió todo, otra vez. Para mis padres, continuaron los pañales y para mí, tener que compartir todo, otra vez. Al menos entre ellas sí podían ser compañeras de juegos y tener los mismo amigos. Es por eso que son lo más importante en mi vida.
Para 1992 a Hugo Chávez se le ocurrió aparecer en la Historia de Venezuela intentando un golpe de estado, y claro que eso marca a cualquiera, habrán muchos adultos que dirán “yo estaba en…” pero cuando justo es tu cumpleaños te marca de por vida, sobre todo si te cambian los planes de celebración. Muchos dirán que no era la gran cosa, pero traten de explicarle a un niño de 12 años que no puede salir por nada del mundo de su casa y lo que significa que las garantías estén suspendidas.
Otro día que me marcó en la adolescencia fue en 1995 durante mi promoción de bachillerato, para mis padres estuve perdido durante unas pocas horas que seguro los desesperaron al no saber dónde estaba. Para mí fue la angustia de “me van a matar cuando llegue a casa” y todo por un gran mal entendido entre adultos (como siempre, nunca entienden a los adolescentes). Cuando llegué a mi casa esa noche, lejos de querer matarme, mis padres estaban aliviados de que estuviera sano y salvo, el abrazo que recibí de ellos fue asfixiante, pero al mismo tiempo me hizo entender lo importante que es la familia.
En 1997 me gradué de la secundaria y comencé la universidad, por supuesto que es un gran cambio en la vida de cualquier persona, la sensación de que ya uno definitivamente deja de ser niño y la transición de adolescente está llegando a su fin, hace que uno se sienta poderoso, adulto, queriendo hacer lo que le viene en gana, sin saber que mientras los padres son los que tienen el dinero uno sigue siendo un pobre pendejo. Durante ese periodo universitario, hubo algunas fechas importantes pero no llegaron a marcarme aunque si cambiarme, logré un cambio de carrera, pertenecí a grupos universitarios, participé en protestas y en voluntariados. Cada uno de ellos me dejó un recuerdo, aunque no siempre fue bonito. También fue durante la universidad el primer encuentro que tuve con la muerte, ver morir a una persona, sin importar el parentesco siempre marca un antes y un después. Esos momentos en los que el alma deja de existir creo que son cruciales para moldear el carácter y la manera de enfrentarse a ciertos problemas.
Poco después de mi graduación en la universidad, tuve la dicha o desgracia de ver morir a otras personas, ancianos, bebés, personas conocidas y desconocidos, y cada encuentro con la muerte es diferente, la sensación de vacío es prácticamente la misma, pero cada enfrentamiento endurece el carácter. La coraza que me había creado años atrás estaba cada vez más fuerte, impenetrable, y tal vez como muchos decían, me estaba volviendo un indolente sin sentimientos.
La segunda y última parte de esos momentos que me cambiaron la vida la colgaré en poco tiempo. Saludos amigos.